Entre el desorden y el caos
El Gobierno de CiU dej¨® kil¨®metros de documentos sin clasificar, amontonados en un edificio, sin orden ni concierto
La burocracia existe. No es s¨®lo una abstracci¨®n con la que identificar al Estado moderno. No. Es, m¨¢s bien, un animal dotado de memoria y que fagocita cada a?os miles de kilogramos de madera y la transforma en papel escrito: planos, dibujos, instancias, decretos, mapas, presupuestos, n¨®minas, solicitudes, concesiones. Papel que acaba en archivos no siempre acondicionados, para desesperaci¨®n de los documentalistas, actual¨ªsima especie de funcionarios que trabaja contra el tiempo: guarda legajos y los ordena de forma que alg¨²n d¨ªa alguien pueda encontrarlo si lo busca.
La memoria del Departamento de Pol¨ªtica Territorial ocupa 27 kil¨®metros lineales, nueve de ellos sin clasificar. Por encima apenas tiene el Archivo Nacional de Catalu?a, con 35 kil¨®metros. La diferencia, sin embargo, no es magra: el Archivo lleva a?os siendo cuidado y tratado y los documentos de Pol¨ªtica Territorial, la memoria del Gobierno de CiU, en palabras del actual consejero, Joaqu¨ªn Nadal, se hallan, en buena parte, a medio camino entre el desorden y el caos.
Para empezar, el archivo del departamento, debido a sus dimensiones, se halla dividido en varios centros. algunos en envidiable estado de conservaci¨®n. Otros, en cambio, son un ejemplo de marasmo que describe la desidia con la que han sido ignorados hasta ahora. Por ejemplo, los cinco kil¨®metros de documentos que se hallan en lo que un d¨ªa fue casa de los marqueses de Comillas, en Santa Perp¨¨tua de Mogoda (Vall¨¨s Oriental). Fue adquirida por el Incasol en los a?os ochenta y convertida no en archivo sino en almac¨¦n de papeles y papeles y papeles, donde es dif¨ªcil precisar el orden de lo almacenado.
La idea de un archivo moderno, explica Francesca Balt¨¤, responsable de la documentaci¨®n de Pol¨ªtica Territorial, es reciente. Antes cada jefe, e incluso cada funcionario, ordenaba seg¨²n su criterio, cuando no se proced¨ªa simplemente a meter papeles en cajas, numerarlas, trasladarlas y amontonarlas, sin siquiera mantener el orden. Esto puede verse en lo que un d¨ªa fueron las caballerizas de la mas¨ªa de los Comillas, que albergan kil¨®metros de documentaci¨®n sobre urbanismo, arquitectura y vivienda. Eso s¨ª, quienes decidieron llevar all¨ª los millones de legajos antes tuvieron a bien eliminar las ratas y los t¨¦rmidos que destruyen del papel. Otra cosa es el orden seguido en su colocaci¨®n.
Hay casos en los que los papeles presentan un criterio calificatorio. Por ejemplo, aunque sin ajustarse a los sistemas decididos por los documentalistas, los papeles de Urbanismo, correspondientes a la ¨¦poca de Joan Antoni Solans, tienen un orden. En cambio, de los procedentes del ¨¢rea de Arquitectura, cuyo ¨²ltimo responsable fue Dami¨¤ Calvet, podr¨ªa decirse que est¨¢n amontonados de forma ca¨®tica, pero la palabra caos es insuficiente para explicar la situaci¨®n de estos legajos. Se hallan unos sobre otros. Algunos tienen atadas cintas y una etiqueta con un numerito indicativo. Otros est¨¢n en carpetas con bandas de goma. Los hay envueltos en papel, a veces con relaci¨®n de contenido y otras sin. Y luego est¨¢ los que se han ido simplemente amontonando sobre la parte superior de las estanter¨ªas hasta llegar al techo abovedado, de donde no se ha podido pasar. Incluso hay montones de documentos en los suelos, porque se han ca¨ªdo y all¨ª siguen hasta que se pueda meter alguien a ordenarlo, que no es f¨¢cil, porque el personal tiene que ocuparse tambi¨¦n de los que se genera diariamente, no menos de 2.500 documentos diarios, s¨®lo en el ¨¢rea de Urbanismo.
Hay, tambi¨¦n, estanter¨ªas que no responden a criterio tem¨¢tico. A veces, un funcionario, antes de ahogarse en su cubil, se deshac¨ªa de lo que no necesitaba de modo perentorio. As¨ª, en las caballerizas hay estantes en los que puede leerse: "Secci¨®n Gesti¨®n Presupuestaria. Lourdes Costa". Son los papeles all¨ª depositados por esta empleada. Los documentalista de PTOP agradecen la labor conservadora de estos trabajadores que, al menos, procuraron salvar los papeles, pero ven dif¨ªcil que la archiv¨ªstica moderna respete su criterio clasificatorio.
Buena parte de estos documentos est¨¢n relacionados con tr¨¢mites burocr¨¢ticos: peticiones de ayudas, permisos de edificaci¨®n, etc¨¦tera. Lo primero que hacen los documentalistas cuando se pueden poner a ordenarlos es decidir si deben o no ser conservados, asunto regulado por ley. Los separan entre los que tienen "valor probatorio" y los que tienen "valor informativo", que son los que acaban dando forma a la memoria colectiva.
Pocos de los documentos almacenados son "hist¨®ricos", en la medida en que, como mucho, se remontan hasta el siglo XIX. Pero los hay de indudable valor. As¨ª, los mapas y las descripciones de los proyectos de v¨ªas que han configurado la Catalu?a actual. Por ejemplo, en la sede del Departamento en Barcelona pueden verse los tomos de 1844-1845 y de 1876 sobre la "carretera de segundo orden de Barcelona a Ribas", en el tramo denominado "el Purgatorio". O el volumen de 1889 en el que el ingeniero Alejandro Rubio detalla el "proyecto de carretera de tercer orden de Igualada por Pont de Armentera", correspondiente a la conexi¨®n "Tarragona-Igualada". Y est¨¢n tambi¨¦n los tomos que con los nombres de los "capataces y camineros" que trabajaban en 1909 o las n¨®minas de 1915: 2,50 pesetas diarias cobraba el pe¨®n caminero Antonio Barrab¨¢s L¨®pez, casi al mismo tiempo en que Ildefonso Garc¨ªa era nombrado "pe¨®n capataz de entrada a las carreteras".
El poder del aire
Cada d¨ªa el se?or Vicen? abre las ventanas del viejo edificio que fue del marqu¨¦s de Comillas, para que entre el aire y ventile la estancia. Un sistema de conservaci¨®n que utilizaban los egipcios y que sigue siendo, explica Ernic Cobo, empleado en los archivos de Pol¨ªtica Territorial, muy eficaz. As¨ª se evitan humedades y hongos. A veces las lluvias provocan una inundaci¨®n, y se pierde parte del archivo. El agua y el fuego siguen siendo, con las ratas y los t¨¦rmidos, los peores enemigos del papel. Pero hay otro enemigo: la desidia. Cuando Joaquim Nadal supo c¨®mo estaba parte del archivo puso el grito m¨¢s all¨¢ del cielo. Apenas medio a?o despu¨¦s, ha firmado un convenio con la consejera de Cultura, Caterina Mieras, que dispone de documentalistas abundantes para ordenar los papeles amontonados. "Me gusta el orden desde abajo hasta arriba", dijo, al tiempo que aseguraba que iba a abrir las ventanas para que entrara el aire, sin saber los efectos ben¨¦ficos de tal operaci¨®n. Y a?adi¨®: "Salvaremos tambi¨¦n la memoria del Gobierno de CiU, cuyos dirigentes se pasaban el d¨ªa hablando de la memoria, pero sin luego hacer nada por mantenerla".
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