Boicoteo
Por fin se ha producido el acuerdo sobre la mal llamada Constituci¨®n Europea, que no es una verdadera Constituci¨®n, limitadora de los poderes por ella constituidos, sino un Tratado intergubernamental para repartirse el poder de la UE entre Estados soberanos. Y si se la define como una Constituci¨®n aut¨¦ntica es para que sigamos creyendo en la ilusi¨®n europe¨ªsta, cada vez m¨¢s frustrante y fallida. Vano intento, pues el electorado europeo ha empezado a desconfiar.
Seg¨²n han revelado las elecciones del 13-J, los europeos prefieren abstenerse mayoritariamente, boicoteando un proceso de integraci¨®n de dudosa calidad democr¨¢tica. As¨ª demuestran el mismo eurodesencanto que yo expres¨¦ en mi pasada columna, pues los ¨ªndices de abstenci¨®n electoral en los comicios al Parlamento Europeo no hacen m¨¢s que crecer a cada convocatoria. Y cuando la abstenci¨®n crece, quienes se imponen por defecto son las candidaturas populistas y xen¨®fobas.
Pero como se?ala Chantal Mouffe, el auge del abstencionismo y del populismo no hace sino expresar el rechazo ciudadano a una democracia parlamentaria que se desacredita a s¨ª misma, al incurrir en pr¨¢cticas consociativas de reparto de poder mediante pasteleos y componendas.
Y los pocos que votaron el 13-J no lo hicieron tanto para participar en la construcci¨®n europea como para expresar un voto de castigo contra sus respectivos Gobiernos. As¨ª sucedi¨® en toda Europa, y en el fondo aqu¨ª ocurri¨® lo mismo. Es verdad que aqu¨ª venci¨® el Gobierno, pero eso fue porque en realidad sus electores estaban votando contra el anterior Gobierno de Aznar. Y desde luego el PP ha interpretado los resultados europeos como un voto de castigo a Zapatero, ya que la ventaja electoral que ¨¦ste adquiri¨® el 14-M se ha reducido sensiblemente a tres meses vista.
De ah¨ª que la oposici¨®n se haya rehecho recuperando su moral de combate, dando as¨ª por cerrado el periodo de duelo que se abri¨® con su dram¨¢tica p¨¦rdida del poder. En efecto, si los resultados electorales del 13-J se leen como una segunda vuelta del 14-M, tal como hace interesadamente el PP, puede parecer que los ciudadanos han perdonado ya los pasados abusos del Gobierno de Aznar que le costaron su salida del poder. Y en tal caso, descontada ya su deuda pol¨ªtica, el PP se siente con derecho a pasar al contraataque.
La dulce derrota sufrida por el PP equivale pol¨ªticamente a una victoria relativa. Y ello se ha interpretado como un triunfo personal de Rajoy, que le permitir¨ªa emanciparse de la pesada herencia de Aznar para consolidar su propio liderazgo. Lo cual parece plausible.
Pero luego se a?ade que, para cortar el cord¨®n umbilical que le liga a quien le design¨®, Rajoy deber¨ªa romper con el sombr¨ªo legado aznarista y emprender un decidido viaje al centro, para el que parece predestinado por el talante de su car¨¢cter. Y es verdad que la flema socarrona de Rajoy dista a?os luz de la hostilidad emocional de Aznar. Pero de ah¨ª a pensar que Rajoy se volver¨¢ pacifista, renunciando al estilo aznarista de sistem¨¢tica agresi¨®n permanente, media un abismo.
El PP intentar¨¢ boicotear al Gobierno del PSOE por todos los medios, tanto limpios como sucios. Y lo har¨¢ porque tiene que evitar a cualquier coste que Zapatero consolide su imagen como Presidente logrado. ?ste fue el gran error que cometi¨® el PSOE en 1996, cuando Aznar gan¨® por los pelos tras la dulce derrota de Gonz¨¢lez. Entonces se pens¨® que Aznar durar¨ªa poco, dada su patente debilidad. Y se le dej¨® hacer, otorg¨¢ndole un tiempo precioso que aprovech¨® para consolidarse en el poder, ganando en 2000 por mayor¨ªa absoluta.
Y eso es lo que podr¨ªa suceder ahora con Zapatero. Si se le dejase libre durante alg¨²n tiempo, se consolidar¨ªa en el cargo, sacando en el 2008 mayor¨ªa absoluta. Y esto el PP no lo puede permitir: de ah¨ª que deba boicotearle desde el primer momento, segando la hierba bajo sus pies. Es lo que ha hecho este mismo fin de semana, al descalificar la m¨¢s que digna cuota de poder que Zapatero acaba de obtener en Bruselas, para reparar as¨ª el pasado boicoteo de Aznar a la Constituci¨®n Europea.
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