Un gran salto de calidad
Entre el PSC y el PSOE hay un malestar que tiene factores cr¨®nicos -las dos realidades nacionales circunscritas en que se mueven- pero tambi¨¦n factores coyunturales. Las dos partes no tienen una valoraci¨®n coincidente del peso real de cada cual. El PSC entiende que su aportaci¨®n a los ¨²ltimos resultados victoriosos del PSOE es muy importante. El PSOE sostiene que su posici¨®n fue determinante para la formaci¨®n del tripartito en Catalu?a, al cargar con esta cruz aun sabiendo que pod¨ªa tener costes electorales para ellos, y sobre todo que quien tira del carro electoral es Zapatero, que tambi¨¦n en Catalu?a es el l¨ªder m¨¢s valorado.
Ambos tienen su parte de raz¨®n. El PSC aporta al PSOE un n¨²mero de esca?os decisivo para su mayor¨ªa de gobierno. Y puede, adem¨¢s, argumentar que la alternancia en Catalu?a fue la se?al de partida del proceso de cambio en toda Espa?a. Pero el PSOE tiene buenos motivos para sugerir que Zapatero tiene mucho que ver con los magn¨ªficos resultados del PSC. ?Qui¨¦n da m¨¢s votos: el PSC al PSOE o el PSOE al PSC? La intrincada relaci¨®n entre el PSC y el PSOE hace que esta pregunta sea casi imposible de responder. Sin embargo, los datos juegan m¨¢s bien a favor de Zapatero. El PSC ha obtenido en Catalu?a dos excelentes resultados en las dos ¨²ltimas elecciones de ¨¢mbito espa?ol. Mucho mejores que en las elecciones auton¨®micas. En comparaci¨®n con sus adversarios, a los que ha distanciado hasta doblarlos en las europeas, pero tambi¨¦n en comparaci¨®n consigo mismo.
La lista de Maragall sac¨® 1.031.454 votos en las auton¨®micas, con una participaci¨®n del 62,54%. En las elecciones generales, la participaci¨®n aument¨® algo m¨¢s del 13% (hasta llegar al 75,96) y, en cambio, la lista socialista liderada por Jos¨¦ Montilla subi¨® m¨¢s del 50% hasta alcanzar la cifra r¨¦cord de 1.586.748. En las elecciones europeas la participaci¨®n cay¨® m¨¢s de 22 puntos respecto a las auton¨®micas (hasta el 40,25%). La lista que encabezaba Josep Borrell s¨®lo perdi¨® el 14% de votos respecto al resultado del 14-M (qued¨® en 898.491).
Son muchos los elementos que componen un resultado electoral. En dos partidos tan entrelazados es dif¨ªcil distinguir el peso del partido, el del Gobierno, el de Maragall, el de Montilla, el de Zapatero y, en el caso del 14-M, el de Aznar, que fue un excelente factor para los socialistas catalanes. Pero los datos confirman que el PSC sigue consiguiendo sus grandes movilizaciones cuando el Gobierno espa?ol est¨¢ en juego y que podr¨ªa equivocarse si su estrategia se asienta sobre el principio de que es m¨¢s necesario el socialismo catal¨¢n para Zapatero que Zapatero para el socialismo catal¨¢n.
Amainaba el debate sobre las selecciones deportivas y ahora Maragall anima el ambiente provocando a Zapatero con su identificaci¨®n con el plan Ibarretxe y reintroduciendo la reivindicaci¨®n de un grupo parlamentario propio para el PSC. Maragall, desde antes de llegar a la presidencia, ten¨ªa en la cabeza la fantas¨ªa de ir a redimir a los vascos. Creo que se debe presentar como positivo que haya tardado tanto tiempo -quiz¨¢ ayudado por el error de Carod- y que, de momento, su aportaci¨®n se limite a este gesto de comprensi¨®n con el lehendakari. La visita de Maragall se produce en un momento en que se ha abierto una v¨ªa positiva de trabajo entre el Gobierno de Zapatero y el PNV, que dar¨¢ frutos visibles pronto. Esperemos que la incursi¨®n de Maragall no lo estropee.
La segunda cuesti¨®n, la del grupo parlamentario, tiene su relevancia limitada porque en el pacto de fusi¨®n PSC-PSOE los socialistas catalanes adquirieron el compromiso de votar siempre lo mismo que el PSOE. Los socialistas perdieron el grupo despu¨¦s del golpe de Tejero: este hecho solo ya es de por s¨ª una raz¨®n para que lo recuperen. Pero en este momento, cuando Zapatero ha abierto las puertas de las reformas constitucionales y estatutarias, ?hay que apretarle con una exigencia que convertir¨ªa al PSOE en segundo grupo de la C¨¢mara detr¨¢s del PP? Lealtades aparte, s¨¦ perfectamente que la pol¨ªtica es "complicidad sin amistad", creo peligrosa para el propio PSC una estrategia que consiste en lanzar propuestas antes de tenerlas suficientemente trabajadas y pactadas. Cuando llegue el momento de los noes se acumular¨¢n las frustraciones y, aunque este pa¨ªs es muy raro, no estoy convencido de que el PSC salga beneficiado. Ahora o nunca, dice Maragall. ?sta quiz¨¢ es la clave de su subida a la red. Siente que el PSC est¨¢ m¨¢s fuerte que nunca y tiene un doble miedo: de que esta fuerza sea insuficiente frente al Gobierno del PSOE y de que el PSC crea que ya ha llegado la cumbre y no haga la renovaci¨®n que tiene pendiente. Maragall viene a decir: "Somos el partido m¨¢s fuerte, pero no basta: ahora tenemos que ser el partido de la mayor¨ªa".
Un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, vemos abrir los telediarios con las selecciones nacionales, el catal¨¢n en Europa, los papeles de Salamanca y ahora el grupo parlamentario socialista. Est¨¢ muy bien, pero ese sonsonete lo ten¨ªamos ya con la mayor¨ªa anterior. Es la eterna canci¨®n que va incorporada a la p¨²rpura y se transmite de presidente a presidente. Sin embargo, algunos, entre los que me cuento, esper¨¢bamos a Maragall en otro territorio, que no tendr¨ªa que ser incompatible con la m¨ªstica del cargo, salvo que ¨¦sta sea castradora. En el territorio de la verdadera modernizaci¨®n del pa¨ªs, como supo hacer con Barcelona: un gran contrato que movilice a instituciones y ciudadanos en una apuesta por un pa¨ªs de alta calidad educativa, cient¨ªfica, cultural y convivencial. Con un gran esfuerzo en idiomas e inform¨¢tica en las escuelas, con becas de verdad, con proyectos de investigaci¨®n integrados internacionalmente, con pol¨ªticas que incentiven el desarrollo de los sectores m¨¢s reconocidos, etc¨¦tera.
Esto quiere decir dinero y, por tanto, financiaci¨®n, que es de todos los asuntos pendientes con el Gobierno espa?ol el verdaderamente importante. Se gastan muchas energ¨ªas presionando a Zapatero por cuestiones m¨¢s simb¨®licas que efectivas y el propio Zapatero se confunde pensando que a los catalanes se nos acalla dando propinas como el castillo de Montju?c. Ahora que los ¨²ltimos resultados han redimido a Maragall de las sombras e inseguridades que le dej¨® el 16-N, estar¨ªa bien verle concentrado en impulsar un gran salto de calidad.
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