Edith de C¨¢diz
La idea funciona porque tiene miga y recorrido. Surgi¨® hace un par de temporadas con el disco colectivo Chanson flamenca y consiste en recrear desde los par¨¢metros de lo jondo el cancionero m¨¢s genuino de nuestros vecinos transpirenaicos. La gaditana Ana Salazar ha trascendido ese concepto hasta erigirse en todo un ¨¢lter ego aflamencado de la divina Edith Piaf, cuyo repertorio adquiere ahora una dimensi¨®n que habr¨ªa probablemente asombrado al mismo gorri¨®n parisiense. El resultado no es ni Salazar ni Piaf, as¨ª que a esa poderosa mujer que cerr¨® este domingo el ciclo Ac¨²sticas la daremos en denominar Edith de C¨¢diz.
Salazar tiene el ¨ªmpetu de los 25 a?os y una presencia esc¨¦nica muy cautivadora: lleva m¨¢s de media vida bailando -con Eva Yerbabuena o Rafael Amargo, entre otros- y las tablas no se le resisten. Irrumpi¨® en el centro del escenario con un traje color rojo pasi¨®n, y en mitad de la velada lo cambi¨® por un vestido negro que prolongaba ese idilio hechicero que mantiene con los focos.
Ana Salazar
Ana Salazar (voz), Pepe Rivero (piano), Josete Ord¨®?ez (guitarra flamenca y mandola), Yeltsin (contrabajo), Guillermo McGill (bater¨ªa), Pablo Mart¨ªn (percusiones), Eva Dur¨¢n y Asun (coros y palmas). Centro Cultural de la Villa, ciclo Ac¨²sticas. Madrid, 20 de junio.
Al principio se la not¨® un poco m¨¢s vulnerable en el apartado vocal. Arranc¨® destemplada, con la voz empeque?ecida por una banda que encima parec¨ªa algo justa de rodaje. Fue una sensaci¨®n de desasosiego que se disipar¨ªa con las primeras notas de El acordeonista.
Dej¨® tambi¨¦n muestra de su temperamento al presentar con pasi¨®n M¨¢s azul que tus ojos, una preciosa recreaci¨®n. S¨®lo se ech¨® en falta ese mismo ardor en algunos pasajes instrumentales, mucho m¨¢s planos y acomodaticios de lo que habr¨ªa requerido la ocasi¨®n.
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