Eolo busca una plaza para su fuente de m¨¢rmol
El monumento fue esculpido a lo largo de ocho a?os para instalarlo en Cuatro Caminos, pero ahora no encaja en su nuevo dise?o
Las fuentes en Madrid tambi¨¦n se extrav¨ªan. Una de ellas, construida en la Casa de Campo desde 1996 y dedicada a Eolo, buscaba la plaza muy principal que le hab¨ªa sido atribuida por el Consistorio. Nada menos que la glorieta de Cuatro Caminos. Pero la ha perdido. El nuevo dise?o de la rotonda madrile?a, de donde ha sido retirado ya su paso elevado, no admite ahora una fontana de piedra y m¨¢rmol de su envergadura: 28 metros de di¨¢metro por siete de altura, con 50 toneladas de peso. El dios Eolo debe esperar.
En granito de Villar y de Quintana, gris y negro, con estatuaria marm¨®rea de Carrara, la fuente est¨¢ totalmente concluida tras haber precisado de ocho a?os de talla y labra, con la dedicaci¨®n casi completa de un equipo municipal de canteros y operarios de mantenimiento. Con la esperanza puesta en que los responsables municipales le encuentren cuanto antes destino, preferiblemente en Madrid, la gran fontana aguarda varada y sedienta, ya montada, sobre el yermo suelo de un rinc¨®n inaccesible de la Casa de Campo. All¨ª permanec¨ªa fuera del alcance de casi todas las miradas. Pero ha sido localizada.
La fontana permanece, varada y sin agua, en el taller municipal de canter¨ªa de la Casa de Campo
Seg¨²n Fernanda Serrano, directora gerente de Obras y Calidad de los Servicios Municipales de la Concejal¨ªa de Medio Ambiente, ser¨ªa precisa "una plaza con un di¨¢metro de 200 metros para alojarla". "Y a¨²n no hemos decidido cu¨¢l podr¨ªa serlo", a?ade la responsable.
El extrav¨ªo comenz¨® cuando, en 1996, el equipo municipal de gobierno encabezado por Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano decidi¨®, con parabienes, acometer la edificaci¨®n de la fuente, que ir¨ªa dedicada a Eolo y presidir¨ªa la nueva plaza resultante del ya previsto desmontaje del scalextric de Cuatro Caminos. La construcci¨®n de la fuente avanzaba, pero el paso elevado all¨ª prosegu¨ªa, para desesperaci¨®n de Eolo, dios de la mitolog¨ªa griega que cediera a Ulises algunos de sus vientos en el viaje a ?taca. Se guard¨® sobre el odre que los albergaba el m¨¢s favorable, Favonio, el mismo cuyo ¨ªmpetu endulza Madrid de frescura y dibuja los d¨ªas m¨¢s luminosos y transparentes de la primavera.
La fuente de Eolo no viajar¨¢ por el momento a parte alguna y se quedar¨¢ quieta en la Casa de Campo. En el centro de un escenario de 40.000 metros cuadrados de superficie, ¨¢rea del taller municipal de canter¨ªa -que guarda tambi¨¦n 6.000 palenques con los que el Ayuntamiento acota y valla los actos p¨²blicos-, la marm¨®rea fontana ha sido laboriosamente construida y labrada con mimo por seis canteros municipales, bajo la direcci¨®n de un escultor, desde 1996.
Aquella labra ha dibujado sobre piedra y m¨¢rmol baquetones, medias ca?as, realces, junturas, esfinges y ca?os, horadando su interior con cuidadosas canalizaciones. Pero tanto esfuerzo fue culminado mucho antes de que comenzara el desmontaje del paso elevado de Cuatro Caminos. Hoy, las dimensiones del nuevo dise?o de la glorieta realizado por el equipo del alcalde Alberto Ruiz-Gallard¨®n no contemplan la presencia all¨ª de la fuente.
Resultado de aquella antelaci¨®n es la presente incertidumbre sobre el destino de Eolo. "Presumiblemente se crear¨¢ una comisi¨®n mixta entre las concejal¨ªas de Las Artes, Urbanismo y Medio Ambiente para decidir su emplazamiento definitivo", explica con ¨¢nimo tranquilizador Fernanda Serrano, ingeniera agr¨®noma y responsable del departamento de la Concejal¨ªa de Medio Ambiente que regenta el taller municipal de canter¨ªa, entre otros cometidos.
La fontana consta de 674 piezas, sillares de un peso medio en piedra de 75 kilos cada uno, adem¨¢s de un centenar de piezas de m¨¢rmol, m¨¢s livianas y de blancura veteada en gris, explica Fidel L¨®pez, encargado del taller. Se dispone en torno a un aro interior de m¨¢s de 25 metros de di¨¢metro, con un monolito central de siete metros rematado por la vigorosa figura de Eolo, en torsi¨®n tensa, que sujeta entre sus manos el odre de sus tempestades. El taz¨®n central queda circundado por cuatro piletas con estatuas dedicadas a B¨®reas, Noto, Euro y Z¨¦firo, que soplan del Septentri¨®n, Meridi¨®n, Levante y Poniente. El escultor Manuel Lude?a y su equipo han dado vida a las imponentes anatom¨ªas de Eolo y sus vicarios, sedientos todos de una fresca plaza.
Vestigios de la Castellana
El taller municipal de canter¨ªa ocupa una extensi¨®n de 40.0000 metros cuadrados, distribuidos en una zona suavemente accidentada enclavada en el conf¨ªn norte de la Casa de Campo, junto a la carretera de Castilla, que une el puente de los Franceses con la carretera de A Coru?a. Un paso elevado sobre la carretera conecta el Club de Campo con el taller.
Para acceder a ¨¦ste es preciso adentrarse por el gran bosque madrile?o, en cuyos viales internos trabajan a diario prostitutas de numerosas nacionalidades.Nada m¨¢s vadear su acceso, un gran port¨®n met¨¢lico, centenares de losas de piedra all¨ª apiladas dan cuenta de una actividad incesante: placas y sillares, procedentes de bordillos y pavimentaciones y transportadas en peque?os remolques conducidos por operarios canteros dan noticia de la extensi¨®n y envergadura de las aceras que cimentan las v¨ªas p¨²blicas madrile?as, cuyas piezas da?adas all¨ª tienen almac¨¦n, sanatorio y destino. Las m¨¢s recientes proceden de los cuarteles de Daoiz y Velarde, hoy transformados en un gran polideportivo.
Entre las masas p¨¦treas acumuladas en orden destacan unos grupos gran¨ªticos especialmente tapizados de musgo. "?sos proceden de los palacetes de la Castellana, desmantelados entre finales del siglo XIX y 1960", explica Fidel L¨®pez, encargado del taller de canter¨ªa. Sus ampulosas molduras, sus biselados y los arcos ¨¢ureos que los rematan revelan el suntuario porte de aquellas mansiones madrile?as, de las que apenas queda media docena de edificios, acollonados entre rascacielos de aluminio, cobre y cristal. Ni uno solo de los sillares de Madrid queda fuera del inventario del taller.
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