La CPI se estrena con los cr¨ªmenes de la Rep¨²blica del Congo
La Corte Penal Internacional investigar¨¢ las atrocidades cometidas desde julio de 2002
La Corte Penal Internacional (CPI) ya ha decidido cu¨¢l es el primer asunto sobre el que dictar¨¢ sentencia. La Corte investigar¨¢ oficialmente los cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad cometidos en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) desde el 1 de julio de 2002, fecha de entrada en vigor de sus competencias.
Los informes emitidos por diversos Estados y organizaciones internacionales sobre las violaciones, torturas y desplazamientos forzosos de la poblaci¨®n en este pa¨ªs africano (el tercero en tama?o del continente tras Sud¨¢n y Argelia) han inclinado al fiscal jefe de la CPI, el argentino Luis Moreno Ocampo, a indagar lo ocurrido.
Cerca de tres millones de personas han perdido la vida, bien por acciones militares, hambre o enfermedad desde noviembre de 1996. Desde ese a?o, diversas facciones y subfacciones guerrilleras, apoyadas por la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Ruanda, Uganda y Burundi, mantienen una lucha por el control de las riquezas minerales de algunas zonas del pa¨ªs. El Consejo de Seguridad de la ONU pidi¨® ayer a los l¨ªderes de los pa¨ªses vecinos que eviten acciones que perturben la precaria paz congole?a.
Con sede en la ciudad holandesa de La Haya, la Corte es el primer tribunal permanente encargado de perseguir el genocidio, as¨ª como los cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad en cualquier parte del mundo. Seg¨²n la oficina del fiscal, la decisi¨®n de abrir las diligencias "ha sido tomada con el acuerdo de las autoridades de Kinshasa y de otros Gobiernos y organizaciones internacionales".
La elecci¨®n de las atrocidades cometidas en esta rep¨²blica como el primer caso de la CPI no ha representado sorpresa alguna. En julio de 2003, poco despu¨¦s de su toma de posesi¨®n, el fiscal Ocampo dijo que deseaba indagar la situaci¨®n de Ituri, una provincia congole?a situada en el noreste del pa¨ªs, rica en oro y minerales. S¨®lo en esa zona, las luchas inter¨¦tnicas, alimentadas desde el exterior, han provocado cerca de 50.000 muertos y la huida de varios miles m¨¢s.
El relato de los hechos inclu¨ªa violaciones de m¨¢s de 40.000 mujeres y ni?as, algunas de solo tres a?os de edad, seg¨²n datos de la ONU. Adem¨¢s de las agresiones sexuales, utilizadas como "arma de guerra", han sido documentadas torturas de toda clase y casos de canibalismo ritual, pillaje y destrucci¨®n de aldeas.
Los ni?os soldado
El reclutamiento forzoso de ni?os soldados, muy frecuente en ?frica, ha afectado a varias generaciones de congole?os: miles de menores traumatizados, sin escolarizar y lejos de sus familias. Muchos de ellos han perecido en combate o cuando eran trasladados de una zona a otra y eran obligados a cruzar r¨ªos sin saber nadar.
En marzo de este a?o Joseph Kabila, presidente de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, pidi¨® que las pesquisas del CPI no se ci?eran s¨®lo a Ituri, sino "al conjunto de su pa¨ªs", y prometi¨® la colaboraci¨®n de su Gobierno. La organizaci¨®n humanitaria Human Rights Watch sum¨® ayer a los muertos de Ituri -5.000 entre julio de 2002 y marzo de 2003- otros miles abatidos por grupos rebeldes en la provincia septentrional de Katanga.
"No habr¨¢ transici¨®n pac¨ªfica posible en Congo mientras no sean perseguidos los autores de estas atrocidades", dijo ayer Richard Dicker, responsable jur¨ªdico de la organizaci¨®n. Naciones Unidas, que tiene en el pa¨ªs un contingente pacificador de unos 10.000 hombres, cree que la situaci¨®n es muy inestable y peligrosa.
A pesar de que muchos de los cr¨ªmenes denunciados se remontan a la d¨¦cada de los a?os noventa -la CPI no puede juzgar hechos anteriores a su constituci¨®n, en julio de 2002-, los expertos en Derecho Internacional, est¨¢n convencidos de que sus trabajos ayudar¨¢n para imponer unas leyes universales sin santuarios para los genocidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.