Un arreglo

Una conversaci¨®n telef¨®nica entre Rodr¨ªguez Zapatero y el lehendakari Ibarretxe, motivada por una urgencia parlamentaria del Gobierno (la necesidad de asegurarse el martes en el Senado la mayor¨ªa suficiente para sacar adelante la propuesta de estabilidad presupuestaria para el trienio 2005-2007), ha propiciado que los Ejecutivos central y vasco acerquen posturas sobre cuestiones empantanadas desde hace m¨¢s de dos a?os.

A cambio del apoyo decisivo de los siete senadores del PNV, el Gobierno socialista se ha comprometido a propiciar un acuerdo en tres asuntos principales: la ampliaci¨®n de la Ertzaintza en 200-300 agentes para compensar a los que tiene que dedicar a escoltar a los amenazados por ETA; el pago de los casi sesenta millones que las administraciones vascas han gastado en la limpieza del vertido del Prestige, y la reclamaci¨®n de un ajuste financiero en el Cupo (la cantidad que aporta el Pa¨ªs Vasco al sostenimiento de las cargas generales del Estado y por las competencias no asumidas) por una supuesta financiaci¨®n adicional de la sanidad en otras comunidades. La decisi¨®n del Ejecutivo vasco de restar unilateralmente 32,5 millones de euros del Cupo por este concepto ha dado lugar en el ¨²ltimo a?o a una escalada de descuentos rec¨ªprocos.

Es notorio que no han sido estas tres cuestiones, sino el salto soberanista dado por el lehendakari y su partido, lo que motiv¨® el choque de Ibarretxe con el Gobierno de Aznar y dificulta hoy el acuerdo con el de Zapatero. Pero ese grave obst¨¢culo de fondo no obsta para que sigan abiertos los cauces de relaci¨®n institucional y se atiendan las reclamaciones razonables. El nacionalismo vasco se ha quejado tradicionalmente de que la satisfacci¨®n de demandas que entend¨ªa como derechos o aplicaci¨®n autom¨¢tica del Estatuto se obtuvieran a cambio de apoyos parlamentarios en Madrid. Sin embargo, casi siempre se ha tratado de asuntos controvertidos.

Pero es cierto que el acuerdo ha sido m¨¢s f¨¢cil cuando el Gobierno central no ha tenido mayor¨ªa absoluta. El sentido pragm¨¢tico del PNV se ha impuestro de nuevo y la aspiraci¨®n a un nuevo estatus en el que Euskadi deje de ser "una parte subordinada del Estado espa?ol" (sic) no le impide aprovechar su posici¨®n para lograr avances m¨¢s modestos, pero m¨¢s concretos, en el autogobierno. La consecuci¨®n de un arreglo razonable en estas materias en la Comisi¨®n Mixta del Concierto puede ser un buen argumento para cuando Zapatero tenga que decirle personalmente a Ibarretxe que su plan soberanista no es aceptable.