El efecto checo
A la luz de lo que ha hecho, la Rep¨²blica Checa ha despegado un f¨²tbol imprevisto, como si el resto de los equipos sintiera pudor ante su ejemplo
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Han sido d¨ªas magn¨ªficos de f¨²tbol, tras la inquietud que produjo el mediocre inicio de la Eurocopa. El cambio obedece a muchos factores, algunos de ellos extrafutbol¨ªsticos. Los mejores partidos han sido nocturnos, lo explica la influencia de la temperatura en un juego que soporta mal el bochorno. Ha sido importante tambi¨¦n la liberaci¨®n de los jugadores despu¨¦s de las tensiones del arranque. El estado de necesidad ha obligado a algunos equipos a sacar una inesperada generosidad, como ocurri¨® con Italia y Portugal. En cambio a Espa?a no le benefici¨® ni el descenso t¨¦rmico, ni su cr¨ªtica situaci¨®n tras el empate con Grecia. Cada partido lo jug¨® peor que el anterior. Todo un caso de incompetencia, lo contrario que los checos, el equipo que definitivamente ha cambiado el curso de la Eurocopa.
Todos somos checos, del equipo que ha remontado la derrota en cada partido, del equipo intr¨¦pido que juega con optimismo, descaro y riesgo, del equipo que nos devuelve la esperanza del buen f¨²tbol. Los checos han contagiado a la Eurocopa de entusiasmo. Hasta Alemania, la ¨²ltima selecci¨®n que invita a pensar en algo decente del juego, se emple¨® con grandeza en su ¨²ltimo partido, el de la eliminaci¨®n. Frente a la Rep¨²blica Checa, naturalmente. Con un solo titular en sus filas, los checos predicaron el mismo mensaje que en el duelo con Holanda. Puede que sea una selecci¨®n vulnerable, con lagunas defensivas que alg¨²n rival aprovechar¨¢ tarde o temprano, pero hay algo po¨¦tico en un equipo que juega para la gloria. Es magn¨ªfico que suceda en estos tiempos, cuando todos los equipos pretenden parecerse a los dem¨¢s.
A la luz de lo que ha hecho la Rep¨²blica Checa ha despegado un f¨²tbol imprevisto, como si el resto de los equipos sintiera pudor ante el ejemplo de la selecci¨®n que dirige Br¨¹ckner. Inglaterra, siempre agarrotada en los grandes torneos, ha ofrecido momentos muy interesantes, interpretados por unos jugadores que se distinguen por su versatilidad. Francia ha engrasado poco a poco sus piezas, a la espera de Henry, cuyo registro en la Eurocopa todav¨ªa es muy inferior al que mostr¨® en el campeonato ingl¨¦s. Poco a poco, aparecen los protagonistas del torneo, casi todos delanteros, con el joven Rooney a la cabeza. No es la Eurocopa de los defensas, eso parece claro. Quiz¨¢ sea la Eurocopa de los extremos, tan desacreditados por lo que se llam¨® f¨²tbol moderno. Robben, Cristiano Ronaldo, Martin Petrov, Rommedahl son la confirmaci¨®n del regreso de un tipo de futbolista que estuvo a punto de desaparecer bajo el imperio de los carrileros. A Cruyff y la escuela holandesa se debe gran parte de su supervivencia. Ellos cambian los partidos con su habilidad y rapidez. No son los decorativos jarrones chinos que alguno proclam¨®. El f¨²tbol espa?ol, que ha privilegiado esta raza de jugadores en los ¨²ltimos diez a?os, lo sabe muy bien. El problema es que los extremos espa?oles se han tapado en Portugal. No como los otros.
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