Las piezas de un mundo absurdo
Aunque en otras ocasiones me he referido ya a varios de los excelentes libros de Javier Tomeo quiero destacar este nuevo porque se trata de su mejor antolog¨ªa de cuentos, que adem¨¢s, pese a no ser del todo nuevos, es quiz¨¢ la mejor de las introducciones a su literatura, una de las m¨¢s poderosas de las letras espa?olas de nuestro tiempo. Y hay algo m¨¢s: para empezar pese al ritmo casi inexorablemente anual de sus publicaciones -cuarenta libros en apenas medio siglo, m¨¢s o menos-, Tomeo escribe mucho m¨¢s y casi sin parar. Nutre con sus cuentos y art¨ªculos, que muchas veces son lo mismo o lo parecen, numerosas publicaciones de todo tipo que en ocasiones recoge despu¨¦s en libros y otras no; de ah¨ª la importancia de esta antolog¨ªa, que si bien toma relatos de libros anteriores tambi¨¦n presenta otros muchos completamente nuevos, y alcanza su representatividad merced a sus temas m¨¢s que a sus estilos, pues Tomeo, que no se parece a nadie, tampoco se presenta nunca como un "estilista" propiamente dicho, siempre lo disfraza por debajo mismo de su texto, oculto por lo falsamente sencillo de su estilo. En ¨¦l se cumple a la perfecci¨®n la cl¨¢sica definici¨®n de que el estilo no es solamente la escritura sino el hombre.
LOS NUEVOS INQUISIDORES
Javier Tomeo
Alpha Decay. Barcelona, 2004
280 p¨¢ginas. 18 euros
As¨ª las cosas, este Tomeo
siempre oculto o enmascarado de s¨ª mismo nos ofrece siempre tal variedad y diversidad de temas que rechaza desde dentro toda posible monoton¨ªa, toda hipot¨¦tica acusaci¨®n de repetitivo que pueda lanzarse contra ¨¦l. No hay dos croquetas iguales cuando son buenas -fue una de las acusaciones que se le lanzaron- pues toda calidad es siempre singular y la excelencia implica lo particular.
Se suele hablar en funci¨®n
de esta originalidad de extra?as influencias anteriores, Kafka, Charlot, Bu?uel, Buster Keaton o Woody Allen, pero yo creo tambi¨¦n en alguno de sus ant¨ªpodas, como Andr¨¦ Malraux, que al menos dijo aquello de que "todo pensamiento que se piensa hasta el final desemboca en el absurdo", lo cual justificaba su agnosticismo, mientras que en el de Tomeo da paso a una iron¨ªa feroz que lo arrasa todo sin aparentarlo, a un relativismo global que le permite jugar con todo critic¨¢ndolo desde su interior. Pues luego, una vez establecida la situaci¨®n inicial, esto es, el punto de partida que lo desencadena todo, le basta seguir "literalmente" su discurso para darle la vuelta al sentido -o a los sentidos- que muchas veces se vuelven del rev¨¦s de manera tan disimulada como quien nunca ha roto un plato.
Tambi¨¦n he dicho otras veces que la excelencia de Tomeo reside sobre todo en sus principios, que son espectaculares (discretamente), m¨¢s que en sus finales, que suelen ser "abiertos" en la mayor¨ªa de las ocasiones, o al menos con m¨¢s frecuencia de la debida, pues acostumbra a dejar sin resolver la mayor parte de sus novelas, que por eso resultan por lo general breves, aunque tambi¨¦n alcanza en estas dimensiones lo magistral, como en El castillo de la carta cifrada y Amado monstruo, perfectamente cerradas en sus (falsas) aperturas. Y de ah¨ª tambi¨¦n que su maestr¨ªa se esconda mejor en estas formas breves de los relatos, que aqu¨ª por ejemplo se despliegan con tal dominio que sirven como la mejor introducci¨®n a su obra entera. En cierta medida, no es la primera vez que publica libros de cuentos, reunidos por su forma (Historias m¨ªnimas), por su tema (Problemas oculares), su moral (Cuentos perversos), su simbolismo (Zoopat¨ªas y zoofilias) y as¨ª sucesivamente, pero s¨ª debo decir que se trata en estos Los nuevos inquisidores de una mayor representatividad, y que me gustar¨ªa saber qui¨¦n ha sido el responsable de esta excelente edici¨®n para anotarle en su haber como un m¨¦rito que le corresponde.
Por ¨²ltimo, el hecho que des-
de el principio Javier Tomeo haya optado por un camino exc¨¦ntrico, m¨¢s irrealista que antirrealista, no le ha convertido nunca en idealista o descomprometido, ni mucho menos. Trata de problemas de hoy, de nuestra misma sociedad actual, de ahora y de siempre, pol¨ªticos, morales, costumbristas y er¨®ticos, con una soltura rayana siempre con la sencillez, traspasada por el humor, la fantas¨ªa y la m¨¢s terrible ferocidad que pueda imaginarse. Todas sus historias tienen m¨¢s de un sentido, la mayor parte de las veces dos, y otras muchas algunas m¨¢s. Por debajo de una terrestre literalidad fant¨¢stica y humor¨ªstica hay siempre un subterr¨¢neo manantial de un simbolismo oculto manifiesto que todo lo atraviesa y fecunda hasta la exasperaci¨®n, contra todo nacionalismo, autonomismo, machismo y feminismo, contra toda dictadura real, o escondida, todo t¨®pico, todo falso idealismo, todo prejuicio, los medios de comunicaci¨®n (la televisi¨®n sobre todo), una defensa de nuestra animalidad y una apolog¨ªa perpetua de la monstruosidad de los seres humanos, desde lo que llamamos la incomunicaci¨®n total en la que todos estamos sumidos. Instintivo, personal, inalterable, realista y fant¨¢stico, simb¨®lico y par¨®dico, lineal, vertiginoso, humor¨ªstico, tr¨¢gico, sencillo, tierno, siempre transparente, tosco y amable, nos cuenta que quiz¨¢ sabe comunicar algo m¨¢s que todos los dem¨¢s, que as¨ª seguimos siendo sus deudores y le damos gracias por ello.
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