La venganza de La Pantera Negra
El legendario delantero luso Eusebio se desquita de sus derrotas ante los ingleses en los sesenta
No hubo ning¨²n luso m¨¢s feliz que Eusebio Ferreira da Silva en la noche del jueves. Correte¨® como un ni?o nervioso y excitado sobre el c¨¦sped del estadio Da Luz para fundirse en emocionados abrazos. Primero. con el seleccionador, Luiz Felipe Scolari, y despu¨¦s con el h¨¦roe final, Ricardo, el portero. Hab¨ªa estado tanto tiempo esperando... Nada menos que 38 a?os. Desde el 26 de julio de 1966, cuando, en las semifinales de la Copa del Mundo de Inglaterra, 94.493 espectadores acudieron a Wembley para ver si la anfitriona era capaz de parar al equipo m¨¢s espectacular: Portugal. Llegaba el flamante Eusebio, el 10, con 23 a?os y la delantera maravillosa del Benfica que compart¨ªa con Jos¨¦ Augusto, Coluna, Torres y Simoes. Bobby Charlton marc¨® dos veces (m. 30 y 64) antes de que Eusebio, de penalti (m. 82), se acercara a un empate que no lleg¨® gracias a las paradas de Banks y al marcaje de Stiles, menos duro de lo suyo habitual, a La Pantera Negra. "Eusebio no tuvo suficiente est¨®mago para Stiles", dijo el capit¨¢n ingl¨¦s, Bobby Moore, que d¨ªas despu¨¦s alz¨® el trofeo del campe¨®n a costa de Alemania.
Es el embajador del torneo y ha recuperado su esplendor de otros tiempos
Pero, al fin, Eusebio ha podido vengarse en su casa, en el estadio de su Benfica, de Stiles y todos aquellos fragorosos ingleses. Es m¨¢s, intuy¨® que era su gran d¨ªa y decidi¨® disfrutarlo de cerca. Baj¨® al banquillo portugu¨¦s en la segunda parte con una toalla blanca como amuleto: es emotivo y supersticioso. Vivi¨® el lance con tal intensidad que se convirti¨® en un t¨¦cnico improvisado. Y, concluida la pr¨®rroga, entendi¨® en manos de qui¨¦n estaba el desenlace. Habl¨® con el guarda-redes, Ricardo. Le transmiti¨® confianza y consejos. Le dijo que estaba convencido de que parar¨ªa un penalti. Y lo par¨®. En medio del monumental tumulto, con los gritos de Eusebio oy¨¦ndose como un eco, Ricardo desvi¨® el lanzamiento de Vasel. No contento con eso, efectu¨® el ¨²ltimo tiro. El definitivo. Y, a continuaci¨®n, el portero del Sporting de Lisboa vol¨® para dar las gracias a su m¨ªtico consejero. El hombre que supo que esa noche iba a ahuyentar una de sus peores pesadillas. Una derrota muy sentida. "Todav¨ªa no la he superado. Cada vez que me viene a la mente aquel partido me duele el coraz¨®n", declar¨® d¨ªas atr¨¢s.
El coraz¨®n de Eusebio, de 61 a?os, se sinti¨® liberado. Siempre mantuvo una especial rivalidad con Inglaterra, pa¨ªs que le admir¨® y respet¨®, pero le hizo pasar muy malos tragos. Dos a?os despu¨¦s de la semifinal londinense, volvi¨® a enfrentarse en otra cita hist¨®rica a muchos de sus internacionales. Y volvi¨® a perder. Era la final de la Copa de Europa, ante el Manchester United de Bobby Charlton y el norirland¨¦s Best. Stiles, esta vez s¨ª, le peg¨® tres patadas terribles.
Eusebio ha recuperado durante esta Eurocopa el esplendor de otros tiempos. Es el embajador del torneo. Est¨¢ en una fase tranquila de su vida, superada una etapa marcada por los problemas econ¨®micos y el alcohol. Los reconocimientos le han llegado en cascada. El Benfica le ha levantado una estatua junto a su estadio y la compa?¨ªa a¨¦rea ha puesto su nombre a un avi¨®n. Disfruta de su misi¨®n representativa tanto en el Benfica, al que ha estado ligado 44 a?os, como en la federaci¨®n. Portugal le agradece sus 1.137 goles. Y cada noche, antes de acostarse, firma fotos suyas, pone la fecha y las reparte al d¨ªa siguiente entre los aficionados: "Empec¨¦ con Eusebio 1961 y ya estoy por Eusebio 2004".
Lleg¨® a Portugal el 17 de diciembre de 1960 procedente de una familia "muy humilde" de Mozambique, donde conserva sus ra¨ªces. Al poco de aterrizar, el Benfica gan¨® sin ¨¦l, demasiado joven, su primera Copa de Europa, en 1961, ante el Barcelona (3-2). Su entrenador, el austriaco Bela Guttman, advirti¨®: "Este chico es oro". De manera que, al curso siguiente, volvi¨® a conquistar el t¨ªtulo, esta vez ante el Madrid (5-3) con dos tantos de Eusebio. Curiosamente, Guttman fue destituido y lanz¨® una maldici¨®n: "El Benfica no volver¨¢ a ganar". Y el club lisboeta perdi¨® dos finales: una ante el Milan de Rivera y Trapattoni (1963) y la citada ante el Manchester (1968).
La actuaci¨®n m¨¢s impresionante de Eusebio fue en un "5-1al Madrid en 1965", recuerda. Ese a?o fue designado mejor jugador europeo. Gan¨® la Bota de Oro en 1962 y 1973, con 11 a?os de diferencia. Siempre compiti¨® con su rival y amigo Di St¨¦fano, a quien considera "el m¨¢s grande". ?Su gol preferido? "Contra el Chaux-de-Fonds, en la Copa de Europa. Recib¨ª un pase de Simoes, regate¨¦ a tres jugadores, levant¨¦ la pelota ante la salida de otro y la remach¨¦ a las redes antes de que cayera al suelo. Cuando me gir¨¦, o¨ª al portero gritando: '?Eusebio, Eusebio!'. Cre¨ª que quer¨ªa pegarme, pero me felicit¨®".
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