Serbia: emoci¨®n y agon¨ªa hasta el final
En diciembre nadie daba un c¨¦ntimo en Serbia por Boris Tadic, el candidato a las presidenciales por el Partido Dem¨®crata. Sin embargo, cualquier observador espa?ol de edad veterana que se pasara algunas horas mirando la tele serbia pod¨ªa rastrear en ese porte un algo carism¨¢tico que en su d¨ªa exhibieron los "nuevos" canditatos del proceso democr¨¢tico espa?ol, desde el Su¨¢rez de los setenta al ZP que pronto iba a triunfar, pasando por aquel Felipe del 82: juventud, desenvoltura, un punto de cordialidad, un rostro atractivo que, por serlo, tranquiliza al electorado. Por entonces, en las presidenciales de diciembre pasado, los serbios demostraron que todav¨ªa era pronto. Pero ya en primavera, la figura de Tadic ha experimentado un tir¨®n de popularidad que lo sit¨²a como la alternativa del ultrarradical Tomislav Nikolic, quien de hecho obtuvo una mayor¨ªa real de votos en la primera vuelta del d¨ªa 13: el 30%.
El desenlace, ma?ana domingo, pr¨®xima cita electoral para la segunda vuelta del nuevo turno de las presidenciales serbias. Una historia desesperante que se arrastra desde que, en enero de 2003, el socialista Milan Milutinovic se entregara al Tribunal Penal Internacional. Sin embargo, en esta ocasi¨®n parece vislumbrarse una luz al final del t¨²nel, dado que Tadic sigue muy de cerca a Nikolic, con un 27% de los votos. Adem¨¢s, parece que los partidos de tendencia democr¨¢tica y centrista cerrar¨¢n filas en torno a ¨¦l. Y por si faltara algo, goza del apoyo de una figura nueva y algo sorprendente: el tercer candidato en discordia durante la primerva vuelta, Bogoljub Karic, que cosech¨® un inesperado 19%
La residencia de los Karic en Belgrado es un enorme conjunto palaciego situado en el coraz¨®n de Dedinje, el selecto barrio presidencial belgradense. Resulta impresionante hasta para los est¨¢ndares occidentales: era la antigua Embajada de Alemania y est¨¢ muy cerca de la mansi¨®n de Tito. Los hermanos Karic protagonizaron una verdadera saga familiar. Proceden de la ciudad kosovar de Pec y surgieron de la nada. Con el tiempo hicieron negocios con Milosevic y m¨¢s especialmente con su esposa, Mira, y su partido, JUL. Fundaron un banco, se hicieron con muchos otros negocios, crearon una universidad privada, y hasta una fundaci¨®n de ayuda social, cuya primorosa web se puede encontrar sin problemas en la Red. Los Karic siempre tuvieron grandes aspiraciones y un gran sentido previsor. Procuraron que sus hijos nacieran en Gran Breta?a, Canad¨¢ o Estados Unidos. De Janicije II John Karic, que cuenta con ciudadan¨ªa americana, les gustaba decir que podr¨ªa llegar a presidente de ese pa¨ªs. El oportunismo pol¨ªtico de los Karic es de sobras conocido: financiaron al Partido Radical de Sesselj, pero Bogoljub le prestaba su jet privado a Mira, la esposa de Milosevic.
Si los Karic respaldan ahora a Tadic es porque posiblemente creen que Nikolic alcanz¨® su tope de votos, un factor que los comentaristas occidentales no suelen considerar. Los radicales tienen una cuota social de apoyo electoral bastante fija, que suele oscilar entre el 23% y el 27%. En ocasiones ha superado el list¨®n, pero eso siempre ha ocurrido durante el r¨¦gimen de Milosevic. Lo que ha venido ocurriendo desde entonces es que los partidos reformistas serbios se han ido hundiendo, dejando en pie al edificio radical, que no crece, pero mantiene una cuota fija de apoyo social. Basada en el resquemor nacionalista, cierto, pero tambi¨¦n en un discurso pol¨ªtico que precisamente por su simplicidad se adapta a las expectativas de sectores muy dispares del electorado. Por lo tanto, y aunque sea con el apoyo circunstancial de un personaje tan dudoso como Bogoljub Karic, Tadic es ahora la alternativa a la victoria de un Nikolic que, circunstancial o por m¨¦ritos propios, aportar¨ªa a Serbia m¨¢s problemas que soluciones.
Francisco Veiga es profesor de Historia de la Europa Oriental y Turqu¨ªa en la UAB y autor de Slobo (2004) y La trampa balc¨¢nica (2002).
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