?Una doble derrota del disenso?
En el marco de lo que se ha convenido en llamar F¨°rum Ciutat, la Fundaci¨®n T¨¤pies ha propuesto unas investigaci¨®n cr¨ªtica sobre el turismo y sus consecuencias bajo el t¨ªtulo de Tour-ismos. La derrota de la disensi¨®n. Desde el mismo momento de su apertura surgieron los inevitables interrogantes respecto de lo parad¨®jico que supone articular una cr¨ªtica abierta a los mecanismos de turistizaci¨®n de la ciudad -entre ellos un permanente recurso a la cultura- y, al mismo tiempo, hacerse part¨ªcipe de un evento paradigm¨¢tico de estas din¨¢micas como es, sin duda, el F¨®rum 2004. La verdad es que el posible debate que esta situaci¨®n acarrea podr¨ªa aburrir soberanamente dada la hipot¨¦tica obviedad de la paradoja; pero, a nuestro entender, aqu¨ª no hay ninguna contradicci¨®n, sino todo lo contrario: una cristalina demostraci¨®n de esa capacidad gigantesca del tardocapitalismo para fagocitarlo todo hasta convertirlo en mercanc¨ªa; es decir, no hay tal paradoja, sino mejor una l¨²cida escenificaci¨®n de lo expresado en el subt¨ªtulo de la exposici¨®n: "la derrota de la disensi¨®n".
Para plantearlo de un modo m¨¢s pr¨¢ctico vamos a exponerlo con alg¨²n peque?o rodeo. El F¨®rum, m¨¢s all¨¢ de que en s¨ª mismo pretenda ser un foco de atenci¨®n masiva, como era previsible dado su equipaje de buenas intenciones, no pod¨ªa obviar el papel fundamental del turismo en el marco de lo que denomina globalizaci¨®n y desarrollo, as¨ª que el di¨¢logo sobre la cuesti¨®n est¨¢ ya planteado. Se titula Turismo, diversidad cultural y desarrollo sostenible, y seg¨²n expresa la presentaci¨®n oficial del encuentro, se trata de analizar el turismo en cuanto "principal mecanismo de conocimiento y di¨¢logo intercultural". Desde luego que ¨¦sta es una perspectiva de an¨¢lisis absolutamente leg¨ªtima, pero tambi¨¦n ingenua; al menos en contraste con el an¨¢lisis que del mismo tema propone la Fundaci¨®n T¨¤pies, ya no centrada en la potencialidad del turismo como feliz experiencia de encuentro entre extra?os, sino descendiendo a los horrores de sus consecuencias sobre la historia y el territorio.
En efecto, Tour-ismos atiende a la ingente industria tur¨ªstica -una de las primeras en el orden mundial, con un crecimiento cercano al 10% anual- para desvelar buena parte de sus sombras. En primer lugar, el turismo modifica nuestras ciudades tematiz¨¢ndolas y banaliz¨¢ndolas de tal modo que puedan ser placenteramente consumidas, sin atisbos de conflicto y con la garant¨ªa de que ofrecen al visitante aquello que de antemano espera encontrar. Por otra parte, como es obvio, para asegurar esta expectativa el turismo selecciona qu¨¦ narrativas pueden ser m¨¢s efectivas en detrimento de la versatilidad de la historia real -priorizando, por ejemplo, una ruta del modernismo en lugar de la posible ruta del anarquismo que se propone en el marco de la exposici¨®n- y, finalmente, el turismo modifica el territorio de un modo violento, no s¨®lo propiciando una urbanizaci¨®n descontrolada, extendida m¨¢s all¨¢ de la ciudad -la costa espa?ola es un ejemplo emblem¨¢tico tratado tambi¨¦n en la exposici¨®n-, sino incluso contribuyendo a la conversi¨®n del mismo espacio urbano en escenario adecuado al espect¨¢culo o en mero skyline capaz de resumir la oferta en forma de postal. Todas estas cuestiones se plantean en Tour-ismos con el rigor, la iron¨ªa y la acidez necesarias, pero entonces ?qu¨¦ hace una investigaci¨®n como ¨¦sta en el contexto del F¨®rum? La respuesta, como avanz¨¢bamos, puede hallarse en la taxativa identificaci¨®n entre las consecuencias del turismo y "la derrota de la disensi¨®n". Efectivamente, mientras que el an¨¢lisis del turismo que se adivina en el di¨¢logo puede interpretarse como el mecanismo que permite optimizar el problema y, ante todo, convertirlo en objeto de consumo dentro del marco festivo del microcosmos habilitado en el Bes¨°s, a la investigaci¨®n cr¨ªtica que sobre el turismo se propone en la Fundaci¨®n T¨¤pies le corresponde el rol de practicar una disidencia frente a esos planteamientos y en su lugar, como en efecto lo acomete, afrontar la cuesti¨®n sin tapujos. Pero, dado que ni el F¨®rum puede permitirse prescindir de una instituci¨®n como la Fundaci¨®n T¨¤pies ni ¨¦sta puede despreciar un patrocinio suculento, ah¨ª esta la exposici¨®n. Hasta aqu¨ª asistimos a la paradoja estructural -formular un discurso cr¨ªtico en el contexto de lo criticado- que sacude a buena parte de la cultura contempor¨¢nea; pero lo m¨¢s interesante a nuestro entender es que, por este bucle casi inevitable, Tour-ismos consigue el interesante resultado de redoblar la pertinencia del mencionado subt¨ªtulo. Si en su an¨¢lisis del turismo se demuestra que ¨¦ste neutraliza la versatilidad de lo p¨²blico bajo la capa homog¨¦nea de la ciudad tem¨¢tica, hasta el extremo de derrotar la concepci¨®n del espacio p¨²blico como lugar heterog¨¦no e irremediablemente plural, la incorporaci¨®n de la exposici¨®n al circuito del F¨®rum, en lugar de representar una contradicci¨®n y un fracaso, mejor cabe interpretarla como un exitoso ep¨ªlogo de las mismas tesis que plantea. Presentar el turismo como uno de los responsables de la desactivaci¨®n del espacio p¨²blico (en palabras de Manuel Delgado) es una tesis m¨¢s que razonable; a su vez, incorporar esta argumentaci¨®n a la utilizaci¨®n de la cultura como reclamo tur¨ªstico no invalida la tesis, sino que la confirma.
Seg¨²n datos oficiales, el F¨®rum ha contratado el 12% del total previsto de entradas con el sector tur¨ªstico. Traducido en cifras, esto supone que el F¨®rum recibir¨¢ alrededor de 1,5 millones de visitas tur¨ªsticas. Cabe suponer que el n¨²mero de visitantes de Tour-ismos ser¨¢ infinitamente menor. Una lectura superficial de estos datos podr¨ªa hacernos lamentar que se imponga una determinada visi¨®n del tema en detrimento de la otra; pero esta misma diferencia abismal de audiencias quiz¨¢ sea, precisamente, lo que revele el aut¨¦ntico sentido de una investigaci¨®n como Tour-ismos: hay proyectos determinados que, aun asumiendo su inevitable absorci¨®n, todav¨ªa pueden ser indigestos para el est¨®mago divino de nuestros tour operators pol¨ªticos.
Mart¨ª Peran es cr¨ªtico de arte.
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