Luciano Pavarotti asegura en Santiago que no puede vivir alejado de la m¨²sica
El tenor actuar¨¢ ma?ana en la plaza del Obradoiro junto a la Sinf¨®nica de Bilbao
"?Se siente usted viejo, maestro?", le espet¨® un periodista. Y el maestro Luciano Pavarotti mir¨® de soslayo sin responder directamente a la pregunta. El tenor italiano lleg¨® ayer a Santiago de Compostela, donde actuar¨¢ ma?ana como parte de su gira mundial Worldwide celebration farewell, un t¨ªtulo que parece insinuar la inminencia de su jubilaci¨®n. Pero Pavarotti, pr¨®ximo a cumplir los 70 a?os, mantiene la ambig¨¹edad sobre su futuro art¨ªstico y asegura que nunca abandonar¨¢ del todo la dedicaci¨®n al canto.
"No puedo vivir alejado de la m¨²sica", afirma el tenor, quien, en su ¨²nica actuaci¨®n en Espa?a, ofrecer¨¢ un concierto en la plaza del Obradoiro, bajo la sombra de la catedral de Santiago, ante unas 7.000 personas. Pavarotti aterriz¨® en la capital gallega rodeado de su nutrida troupe, en la que faltaban Nicoletta, su segunda esposa, y la ni?a de ambos, Alice, de a?o y medio, a la que su padre llama "Alicia en el pa¨ªs de las maravillas". Ven¨ªa de dedicar las ¨²ltimas semanas al arranque de una gira iniciada en Grecia y a una estancia en una cl¨ªnica de adelgazamiento cerca de la frontera entre Italia y Austria, donde cuentan que se cacheaba a las visitas para que ning¨²n amigo entregase mercanc¨ªa furtiva al voraz maestro. El tenor muestra un pelo esmeradamente te?ido y un impecable bronceado, pero se mueve con ciertas dificultades, embutido en un pantal¨®n claro, una chaqueta azul sin cuello, una camisa estampada verde pistacho y el inevitable sombrero panam¨¢.
"!Hello, ciao!", salud¨® jovialmente a los periodistas mientras alzaba su enorme brazo. La charla ante la prensa se redujo a apenas un cuarto de hora, bastante menos de lo anunciado por la organizaci¨®n de su concierto en Santiago, programado dentro de los actos del Xacobeo 2004. A Pavarotti le formularon algunas preguntas inc¨®modas. Un periodista aludi¨® a la negativa de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia a tocar con ¨¦l, y fue cuando, sin rodeos, le pregunt¨® si se sent¨ªa viejo. Con el ce?o algo fruncido, el tenor esquiv¨® la cuesti¨®n y se limit¨® a garantizar la solvencia de la orquesta que le acompa?ar¨¢ en Santiago, la Sinf¨®nica de Bilbao. Otro informador quiso saber si es cierto que cobrar¨¢ un mill¨®n de euros. "Es un buen cach¨¦, pero muy alejado del m¨ªo", replic¨®. "Me avergonzar¨ªa cobrar un cach¨¦ as¨ª. Eso es un bulo".
De forma m¨¢s o menos expresa, casi todas las preguntas derivaron hacia la cuesti¨®n de si el cantante de M¨®dena est¨¢ decidido a lo que en jerga futbol¨ªstica se llamar¨ªa colgar las botas. Y Pavarotti se mostr¨® igual de ambiguo que las estrellas del deporte al que es tan aficionado. Record¨® que en 2005 cumple 70 a?os y que siempre ha considerado que es una buena edad para retirarse. Aludi¨® a sus ganas de "disfrutar de la vida", de leer m¨¢s libros y de estar m¨¢s con Nicoletta, con la ni?a y con los amigos. "Pero ya veremos", precis¨® de inmediato. "La voz ser¨¢ la que diga si me retirar¨¦ o no".
Cuando complete la gira, que pr¨®ximamente le llevar¨¢ a Croacia y al Reino Unido, se dedicar¨¢ al concurso de canto que ¨¦l patrocina y perseverar¨¢ con su pol¨¦mico Pavarotti and friends, en el que ha llegado a colaborar gente como las Spice Girls o Deep Purple. Tambi¨¦n asegur¨® que su ilusi¨®n pendiente es publicar un disco con canciones para ni?os. "Soy como un papel que absorbe todo lo nuevo", se defini¨®. "Siempre estoy atento a lo que pasa en el mundo. Por eso mis amigos del teatro me llaman challenger. No puedo vivir alejado de la m¨²sica. Y me gusta ense?ar a los j¨®venes o a mi propia ni?a".
Frente a los que se escandalizan por su comercialismo y le desde?an como un cantante de popera, Pavarotti se muestra orgulloso de haber puesto en marcha lo que ¨¦l mismo califica como un "fen¨®meno". "Cuando yo empec¨¦ de joven, la gente me miraba con sospecha, no con reverencia", record¨®. "Me dec¨ªan que estaba completamente loco y que no pod¨ªa dedicar mi vida a eso. En aquella ¨¦poca, en 1961, segu¨ªa la ¨®pera el 0,5% de la poblaci¨®n. Con Pavarotti and friends alcanzamos en la televisi¨®n italiana una audiencia del 34%, ocho millones de personas". "La televisi¨®n", concluy¨®, "ha llevado la ¨®pera a todos los hogares y ha dado a la gente la posibilidad de decir s¨ª o no". Para el tenor de M¨®dena esa popularidad no emborrona la tradici¨®n del g¨¦nero ni atenta contra su idea de que la ¨®pera es como "un mueble viejo, ya hecho y construido, al que hay que conservar siempre con gente nueva".
El ensayo general del concierto de ma?ana, para el que est¨¢n agotadas las localidades, obligar¨¢ hoy por la tarde a clausurar los accesos a la plaza del Obradoiro. Pavarotti no soporta demasiado tiempo de pie y sus piezas se intercalar¨¢n con otras de la soprano Carmela Remigio. El programa ser¨¢ plenamente oper¨ªstico, con obras de autores que Pavarotti ha frecuentado durante toda su carrera, como Puccini, Tosti, Bellini, Mascagni o Leoncavallo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.