El encanto del microcoche
De los 350.000 veh¨ªculos matriculados en Espa?a a comienzos del a?o 1936, tan s¨®lo una tercera parte sobrevivi¨® a la Guerra Civil. Y la mayor¨ªa s¨®lo serv¨ªa para ser desguazados; con trozos de unos y otros algunos manitas consegu¨ªan montar un veh¨ªculo que pudiera rodar por las maltrechas carreteras, tambi¨¦n destrozadas por la contienda.
?se era el raqu¨ªtico panorama del parque automovil¨ªstico espa?ol, que se vio tambi¨¦n afectado por la escasez de carburantes que trajo consigo la II Guerra Mundial. La necesidad agudiz¨® el ingenio y surgieron los llamados microcoches, unos veh¨ªculos de peque?o tama?o y mec¨¢nica sencilla, obra artesana en sus comienzos y cuyo ¨¦xito propici¨® el inicio de una producci¨®n industrial que culmin¨® con la aparici¨®n del Seat 600. A estos veh¨ªculos dedica el museo de la ciencia CosmoCaixa su sexta exposici¨®n temporal, Microcoches, que se podr¨¢ ver desde hoy hasta el pr¨®ximo enero.
La muestra, cuyo comisario es Salvador Claret, director del Museo de l'Autom¨°bil de Sils, Girona, recoge 13 microcoches representativos de las principales marcas constructoras. Entre los expuestos, el popular bisc¨²ter, dise?ado por un ingeniero franc¨¦s, que autoriz¨® la fabricaci¨®n espa?ola. De la factor¨ªa de la empresa Auto Nacional, en San Adri¨¢n del Bes¨®s (Barcelona) salieron 10.000 unidades de este coche que, por su poco peso y por carecer de marcha atr¨¢s, se aparcaba levant¨¢ndolo con los brazos. La exposici¨®n recoge trozos de una pel¨ªcula de la ¨¦poca que muestran el singular modo de aparcar.
Otra pieza expuesta es un ejemplar del modelo Kapiscooter, conocido como Kapi, dise?ado por el militar espa?ol Federico Salda?a. El capit¨¢n realiz¨® un prototipo que le compr¨® un amigo suyo. ?se fue el inicio de un proceso productivo que construy¨® 200 unidades. La mec¨¢nica del coche (con un motor de cuatro tiempos) contrasta con la precariedad de su carrocer¨ªa, que alternaba la madera o el cart¨®n, incluso, para aligerar el peso.
Microcoches re¨²ne, adem¨¢s, otros objetos relacionados con el automovilismo, como un surtidor de gasolina (de gran altura en comparaci¨®n con los actuales) o folletos publicitarios con curiosas prestaciones de los veh¨ªculos ofertados, como la leyenda "Suspensi¨®n por ballesta de flexibilidad variable", que provoc¨® los comentarios jocosos de algunos j¨®venes que asistieron a la inauguraci¨®n. La publicidad especificaba algunos extras que pod¨ªan adquirirse al comprar el coche y en muchos modelos las puertas formaban parte de ese paquete de extras posibles. Entre los a?os cincuenta y bien avanzada la d¨¦cada de los sesenta llegaron a circular por Espa?a 15.000 de estos veh¨ªculos que, a pesar de su simpleza, eran considerados art¨ªculos de lujo. Su precio correspond¨ªa al salario medio de tres o cuatro a?os.
La exposici¨®n no s¨®lo muestra curiosidades tecnol¨®gicas, sino que sirve para recrear la sociedad de la posguerra espa?ola. Las penurias econ¨®micas quedan bien expl¨ªcitas al observar el escaparate destinado a los gas¨®genos, un invento del siglo XIX que sirvi¨® para utilizar materia org¨¢nica (carb¨®n vegetal o pi?as secas, por ejemplo) como sustituto de la escasa gasolina.
Microcoches. CosmoCaixa (Pintor Vel¨¢zquez, s/n. Alcobendas). De martes a domingo, de 10.00 a 20.00. Entrada general, de 1 a 3 euros. Informaci¨®n: 91 484 52 00. www.fundacio.lacaixa.es
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