Secreto jard¨ªn de rocas
T¨²neles, callejones y pasadizos llevan hasta este collado oculto entre los riscos m¨¢s curiosos de la Pedriza posterior
Julita Zabala estaba preocupad¨ªsima. Julita Zabala, deambulando de madrugada por la pradera de Navajuelos, era la viva imagen de la alarma. Cuando a las cinco de la ma?ana, por fin, Baldomero Sol y Jos¨¦ Luis Agosti, ¨¦ste ¨²ltimo herido en una pierna, lograron descender del cancho Rasgao, Julita les reconvino: "Espero que no volv¨¢is nunca m¨¢s a este risco". Pero Julita, con s¨®lo entrever sus caras a la luz del alba, supo que ambos escaladores ya hab¨ªan resuelto volver a intentarlo el domingo siguiente: "?Hijos, sois unos suicidas! !?ste es el risco de los suicidas!". Y con ese inquietante nombre se qued¨®, hace ya m¨¢s de sesenta a?os, el viejo cancho Rasgao.
No es por darle la raz¨®n a aquella se?orita, pero la verdad es que la pradera de Navajuelos tiene una belleza que asusta un poco. Al noreste del mogote de los Suicidas, que luce el perfil maligno y cabez¨®n de una mantis, se alza el cancho de la Herrada, con su fiera cara sur acantilada de 120 metros, la pared de Santill¨¢n. Al suroeste, hace equilibrios la bola de los Navajuelos, a la que le quedan dos telediarios, geol¨®gicamente hablando, para caer de su peana. Y, poco m¨¢s all¨¢, guardan la puerta meridional del enclave el obelisco inclinado del Torro y el risco infernal de las Llamas, donde el granito arde como ard¨ªa de impaciencia Julita Zabala la noche de marras.
"La pradera de Navajuelos tiene una belleza que asusta un poco"
Escondida entre todos estos riscos, la pradera de Navajuelos (un navajo es eso: un navazo, nava o terreno llano rodeado de monta?as) nos espera, solitaria y callada, a 1.678 metros de altura, en el brazo oriental del circo de la Pedriza posterior, a medio camino entre los collados de la Ventana y de la Dehesilla; un camino que, para m¨¢s misterio, nos va a obligar a gatear por t¨²neles, culebrear por callejones y bordear derrumbaderos. Muy dif¨ªcil no es, y desde luego no para asustarse, pero un poco en forma s¨ª que exige estar.
Saldremos en su busca del aparcamiento de Canto Cochino (altitud, 1.025 metros), cruzando el puente sobre el Manzanares para remontar el arroyo de la Majadilla por sendero marcado con trazos de pintura blanca y roja. A los tres cuartos de hora llegaremos a otro puente que no pasaremos, sino que seguiremos hacia el norte por el arroyo de los Poyos, rastreando ahora una senda con se?ales blancas y amarillas. Y, un cuarto de hora despu¨¦s, vadearemos este arroyo para subir zigzagueando, ya por senda sin se?alizar, hasta el collado de la Ventana (1.784 metros; dos horas y media desde el inicio).
De buitre perdicero son las vistas que se gozan, desde el collado, sobre la hoya de San Blas, la Najarra, Miraflores y Soto del Real. Pero a¨²n nos resultar¨¢n m¨¢s impactantes cuando, avanzando hacia la derecha por la senda que recorre la divisoria -marcada, de nuevo, en blanco y amarillo-, rebasemos el risco de la Ventana (1.828 metros; dos horas y tres cuartos) y, ya en franco descenso, contemplemos al mediod¨ªa el embalse de Santillana, donde parece que la roca de la Pedriza se funde llameante bajo su peso inconcebible.
Buscando siempre el mejor paso entre los riscos cimeros, la senda Termes, que as¨ª se llama, nos har¨¢ arrastrarnos por un t¨²nel natural, bajo unas pe?as desgajadas del cancho de la Herrada, antes de salir -deslumbrados, como reci¨¦n paridos- a la pradera de Navajuelos (1.678 metros; tres horas). A la derecha, por un pinarcejo sobre el que descuella el mogote de los Suicidas, vira brusca la senda para colarse seguidamente en el callej¨®n que rodea la bola de los Navajuelos y, reptando bajo un pedrusco que lo obstruye, asomarse al jard¨ªn del Torro, que jard¨ªn es otro de los nombres que reciben, en la Pedriza, estas praderitas agobiadas de roca y belleza.
Poco despu¨¦s de esto, la senda baja con fort¨ªsima pendiente, bordeando el risco de Mataelvicial, hasta el collado de la Dehesilla (1.453 metros; cuatro horas), donde doblaremos a la derecha para descender, por la mucho m¨¢s suave y andadera ca?ada del Tolmo, en pos del arroyo de la Majadilla y Canto Cochino (cinco horas).
En invierno, con precauciones
- D¨®nde. Manzanares el Real, puerta de la Pedriza, dista 53 kil¨®metros de Madrid y est¨¢ bien comunicada por la autov¨ªa de Colmenar (M-607), tomando la M-609 pasado el kil¨®metro 35 y luego la M-608 a mano izquierda. Para llegar al aparcamiento de Canto Cochino hay que salir de Manzanares hacia Cerceda (M-608) y coger el primer desv¨ªo a mano derecha. Hay autobuses hasta Manzanares (tel¨¦fono: 91 359 81 09) que parten de la plaza de Castilla.
- Cu¨¢ndo. Invierno es la ¨¦poca m¨¢s tranquila en la Pedriza y, por tanto, la mejor para acometer esta marcha circular de 14 kil¨®metros y cinco horas de duraci¨®n, con un desnivel acumulado de 800 metros y una dificultad alta; no obstante, deber¨¢n evitarse los d¨ªas de niebla o mucha nieve, pues los extrav¨ªos aqu¨ª se pagan caros.
- Qui¨¦n. El personal del Centro de Educaci¨®n Ambiental del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (tel¨¦fono: 91 853 99 78), que est¨¢ junto al control de acceso de la Pedriza, nos ayudar¨¢ a resolver cualquier duda sobre ¨¦sta y otras rutas a pie por el macizo.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Salvo que se conozca el terreno, es imprescindible llevar un mapa como La Pedriza del Manzanares, a escala 1:15.000, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; tel¨¦fono: 91 534 32 57).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.