La monja, el cham¨¢n y la muerte
Enormes rostros esculpidos en las rocas jalonan un paseo m¨¢gico por la orilla del embalse alcarre?o de Buend¨ªa
Siempre hab¨ªamos pensado que la improvisaci¨®n era cosa de oradores, poetas, m¨²sicos y otros artistas de lo et¨¦reo, pero ahora vemos que no, que tambi¨¦n hay escultores que se tiran sin paraca¨ªdas a sus piscinas de roca. As¨ª, sin una idea previa, a la diabla, se lanzaron en 1992 los madrile?os Eulogio Reguillo y Jorge Maldonado sobre un pe?a a orillas del embalse de Buend¨ªa. Teniendo en cuenta la fecha, les podr¨ªa haber salido un Cobi o un Curro, pero, seg¨²n desbastaban la piedra arenisca con cinceles, punteros, macetas y rascadores, se les fue apareciendo, precisa y fantasmal al mismo tiempo, una cara mofletuda ce?ida por una toca. Era una monja. Era La monja.
Aquella imprevista sor marc¨® la tendencia religiosa de las esculturas que labrar¨ªan en a?os sucesivos: v¨ªrgenes, cruces templarias, dioses hind¨²es, chamanes... En total, 17 relieves de hasta tres metros y medio de altura, todos ellos concentrados, como de ejercicios espirituales, en el mismo paraje, a cuatro kil¨®metros al norte de la villa de Buend¨ªa, un peque?o lugar de la Alcarria conquense al que le llueven las obras colosales: la iglesia g¨®tica de mil metros cuadrados, las murallas medievales y la presa que en 1958 transform¨® el r¨ªo Guadiela en un oc¨¦ano -el llamado mar de Castilla- de 1.500 millones de metros c¨²bicos y 50 kil¨®metros de costas.
La mirada hipn¨®tica nos har¨¢ creer que estamos ante una civilizaci¨®n de la selva
En busca de las caras, saldremos del pueblo por la Puerta Nueva -relativamente nueva, pues data del siglo XV-, siguiendo a pie el camino asfaltado que lleva hacia la zona de acampada La Cespera. A los 400 metros nos desviaremos a la izquierda por una pista de tierra que asciende entre fragantes romerales, campos de olivos y labrad¨ªos bordados de almedros floridos. Y, ya en lo m¨¢s alto, advertiremos con gozoso estupor que estamos avanzando por una kilom¨¦trica pen¨ªnsula, pues veremos a ambas manos las aguas del embalse, que son de un azul insultante, como el cian de las artes gr¨¢ficas, perfecto para colorear esta antigua postal de la Alcarria.
Sin perder de vista los indicadores met¨¢licos de la ruta, alcanzaremos en una hora un bosquete de pinos carrascos donde acaba la pista y arranca una senda bien se?alizada con paneles informativos y postes de madera. Enseguida hallaremos un cortado rocoso y un primer grupo de bajorrelieves, entre los que destacan Moneda de vida, el cual muestra en macabra alegor¨ªa un feto inscrito en una descarnada pelvis; Krishna, que representa la risue?a faz de la octava reencarnaci¨®n de Vishnu -no iba a llorar teniendo 18.000 concubinas-, y Chemary, tremendo barbudo que, por imperativo de la roca donde fue cincelado, yace bocarriba, bronce¨¢ndose o muerto.
Poco m¨¢s adelante, contemplaremos La monja, la jeta m¨¢s vieja del lugar, y El cham¨¢n, la de m¨¢s laboriosa factura. Cuatro a?os les llev¨® a Jorge y Eulogio labrar este monumental semblante que, con su mirada hipn¨®tica, nos har¨¢ creer que estamos ante las ruinas de alguna civilizaci¨®n devorada por la selva. Una selva de pinos por la que, tras esta breve enso?aci¨®n, bajaremos decididamente hacia el embalse, dejando a mano izquierda el Beethoven de Buend¨ªa y, a la diestra, varias caras -el Duende indio, el Duende de la grieta y el Paleto- de menor tama?o que las anteriores, pero, para nuestro gusto, de m¨¢s ingenua, primitiva y art¨ªstica traza.
A la vera del embalse, entre otras obras, veremos descollar sobre un afilado roquedo la titulada De muerte, una calavera de metro y medio que es la ¨²nica de las 17 esculturas que mira a naciente, dejando claro, por si no lo hab¨ªa quedado al principio, que vida y muerte son caras de la misma moneda. Justo en la orilla de enfrente, la sierra de Enmedio, que el verano pasado fue arrasada por un pir¨®mano, a?ade a la escena un dramatismo inesperado. Para que ¨¦ste sea total, como de grabado medieval, s¨®lo falta que Jorge y Eulogio esculpan junto a la calavera, bailando con ella la vieja danza de la muerte, a ese hijo de Ner¨®n, si es que alg¨²n d¨ªa lo cogen.
Tambi¨¦n a caballo y en moto
- D¨®nde. Buend¨ªa (provincia de Cuenca) dista 127 kil¨®metros de Madrid yendo por la autov¨ªa de Arag¨®n (A-2) hasta Guadalajara capital, por la N-320 hasta Saced¨®n y por la CM-2000 hacia Huete.
- Cu¨¢ndo. Salvo el verano -demasiado calor y demasiados ba?istas-, cualquier ¨¦poca es buena para dar este paseo de diez kil¨®metros y tres horas de duraci¨®n -ida y vuelta por el mismo camino-, casi llano -desnivel acumulado, 50 metros- y con una dificultad muy baja.
- Qui¨¦n. Eulogio Regillo y Jorge Maldonado ofrecen en su p¨¢gina web www.rutadelascaras.com informaci¨®n detallada del recorrido, con croquis, descripci¨®n de cada una de las esculturas e incluso la secuencia fotogr¨¢fica de c¨®mo se hizo La Monja. El Ayuntamiento de Buend¨ªa (Tel. 969 37 30 01; www.aytobuendia.com) proporciona folletos sobre este itinerario.
Por ¨²ltimo, la empresa Buendiactiva.com (tel¨¦fono 625 48 70 47) organiza ¨¦sta y otras rutas por la zona a caballo y en quad, (motos de cuatro ruedas).
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: hoja 22-22 del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito. Comer: hostal Obispo (Front¨®n, 5; Buend¨ªa; Tel. 969 37 31 03), especialidad en morteruelo, zarajos y cordero asado; precio medio, 20 euros. Dormir: en el mismo hostal; doble, 36 euros.
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