De vuelta al colegio
Esta aldea segoviana invita a recordar los tiempos agridulces de la infancia en el museo pedag¨®gico La ?ltima Escuela
En mitad de la llanura segoviana, rodeado de campos de pan llevar hasta donde alcanza la mirada, hay un pueblecito llamado Otones de Benjumea cuyos pocos habitantes (90 y bajando) est¨¢n librando una heroica batalla contra el olvido y la soledad. En Otones no tienen, como en la vecina villa de Tur¨¦gano, un ej¨¦rcito de asadores. Pero s¨ª una vieja confianza en la cultura -hace ya casi un siglo, no hab¨ªa un analfabeto en la localidad-, de ah¨ª que hayan decidido llegar al coraz¨®n del viajero, una vez descartado el est¨®mago, mostr¨¢ndole las grandezas y miserias de su antigua escuela. De momento, 14.000 visitantes han ca¨ªdo en esa trampa sentimental.
Entrando en Otones, a la mano izquierda, se ven dos aulas gemelas que fueron construidas en 1961 seg¨²n el modelo oficial, una para cada sexo, con unos servicios enmedio que nunca se usaron por la sencilla raz¨®n de que no exist¨ªa alcantarillado y, cuando lo hubo, la escuela de Otones ya hab¨ªa sido suprimida (1971) y los chavales estudiaban (y hac¨ªan sus necesidades) en Tur¨¦gano. La de chicas alberga hoy el consultorio; la de chicos, el Museo La ?ltima Escuela, creado en 1996 por la Asociaci¨®n Cultural El Corral¨®n, con cerca de 5.000 libros y objetos de menaje escolar que ilustran la evoluci¨®n de la ense?anza en Espa?a a lo largo del siglo XX.
Cerca de 5.000 libros y objetos ilustran la evoluci¨®n de la ense?anza en Espa?a
Los pupitres biplazas, algunos de 1920, rebosan de enciclopedias, quijotes, cartillas, catecismos y libros tan inclasificables como La ni?a instruida, Animales inspiradores de los hombres o Jos¨¦ Antonio ante la justicia roja.
En la mesa del profesor est¨¢n el tintero y la temible vara de fresno; sobre el encerado, los retratos de Franco, el crucifijo y las oraciones -una para rezar a la entrada y otra a la salida-; por doquier, mapas, l¨¢minas de historia sagrada y chinitos para las colectas de misiones: el negrito que hab¨ªa en la clase de los chicos y la india en la de las chicas. Tampoco falta el rinc¨®n de costura, tarea a la que ellas consagraban buena parte de las tardes.
Pasmado, como el maniqu¨ª que hace de profesora, se queda el visitante al saber que, en 1924, el maestro recib¨ªa una paga "menor que la de un obrero manual y un poco mejor que la de un aprendiz", y ello por bregar de sol a sol con 40 borriquitos de entre 4 y 13 a?os, amodorrados por el calor de la gloria. No es de extra?ar que los ancianos lugare?os a¨²n recuerden con afecto a don Anastasio, pese a que los acribillaba a capones; a don Pedro, que ven¨ªa en moto y fumaba con boquilla, recre¨¢ndose en el vicio; o a don Juan, que fumaba todav¨ªa m¨¢s y ten¨ªa la costumbre, hoy inconcebible, de mandar todas las ma?anas a un ni?o a por tabaco.
No muy lejos -nada lo est¨¢ en Otones-, la Casa del Marqu¨¦s acoge desde 2001 un museo etnogr¨¢fico donde puede verse desde un antediluviano saco de Nitrato de Chile hasta los dedales que usaban los segadores para no cercenarse las falanges. Y tambi¨¦n los ajados peri¨®dicos que recuerdan el caso ins¨®lito de este pueblo que en 1927 pudo comprar sus tierras a la nobleza gracias al apoyo de don Luis Benjumea, director general de Acci¨®n Social, quien desde entonces da apellido al lugar. Libertad y educaci¨®n: ?nunca m¨¢s bellas damas se pasearon del brazo por las calles embarradas de Otones, ni por bulevar alguno de la ciudad m¨¢s fina del mundo!
Despu¨¦s de visitar los museos, y de darse un garbe¨ªllo por Otones contemplando sus casas de fachadas esgrafiadas y cubiertas de tejas invertidas, se presentan dos alternativas: atizarse un cordero en Tur¨¦gano o acercarse a Pe?arrubias para remontar a pie el barranco del r¨ªo Pir¨®n, entre cuyos cortados rocosos se esconden el caser¨ªo medieval de Covatillas, la ermita rupestre de Santiaguito y la cueva de la Vaquera -tres horas, ida y vuelta por el mismo camino-. Este ¨²ltimo es un buen lugar para sentarse en una pe?a ante libro abierto de la naturaleza y recordar otra vieja lecci¨®n: que un bocata campestre de tortilla sabe mejor que un asado en horno de le?a.
Rom¨¢nico y cordero
- C¨®mo ir. Otones de Benjumea (Segovia) dista 120 kil¨®metros de Madrid yendo por la autopista A-6 hasta San Rafael y luego por la A-61 hasta la capital segoviana, para seguir a partir de aqu¨ª las indicaciones viales hacia Valladolid (CL-601) y Tur¨¦gano (C-603).
- Qu¨¦ ver. Museo La ?ltima Escuela y Museo Etnogr¨¢fico de Otones: se pueden visitar todos los d¨ªas, llamando alos tel¨¦fonos 921 43 47 50, 921 50 10 38 y 921 50 10 17; entrada conjunta, 1,50 euros.
- Alrededores. Tur¨¦gano (a 5 km): castillo, plaza Mayor porticada, iglesia rom¨¢nica de Santiago y Museo de los ?ngeles. Pe?arrubias de Pir¨®n (a 14 km): ermita rom¨¢nica de Nuestra Se?ora de la Octava y senderismo por los ca?ones de los r¨ªos Pir¨®n y Viejo.
- Comer. La Panera (921 42 30 31 y 921 50 10 32): en este antiguo almac¨¦n de trigo, junto al Museo Etnogr¨¢fico, se preparan por encargo: pollo guisado, chuletillas a la brasa, cocido...; precio medio: 8 euros. Casa Holgueras (Tur¨¦gano; tel. 921 50 00 28): ensalada, cordero y tarta de la casa; 23 euros. El Zagu¨¢n (Tur¨¦gano; tel. 921 50 11 65): cordero asado y bacalao al ajoarriero; 25 euros.
- Alojamientos. La Amparo (tel. 665 55 15 10): flamante casa de alquiler completo situada justo frente al Museo La ?ltima Escuela, con capacidad para seis per-sonas; fin de semana, 380 euros. Hotel El Zagu¨¢n (Tur¨¦gano; tel. 921 50 11 65): 15 habitaciones, algunas con ba?eras de hidromasaje y vistas al castillo; doble, 66 euros. La Abubilla (Carrascal de la Cuesta; tel. 921 12 02 36): coquet¨ªsimo hotel rural con habitaciones tipo suite: 99-128 euros.
- Actividades. Navadeo (tel. 625 18 90 19): senderismo, bicicleta de monta?a, espeleolog¨ªa, quads, todoterreno, paseos en globo...
- Informaci¨®n. En Internet, www.otones.net ofrece todo sobre Otones de Benjumea y sus museos. www.a-segovia.com: una gu¨ªa completa de pueblos, alojamientos, restaurantes, artesanos e itinerarios a pie por la zona.
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