Yo opositor
Me van a permitir que la columna de hoy sea una reflexi¨®n en voz alta. Y quiero que lo sea porque el asunto compete a los miles de opositores que estos d¨ªas se juegan una plaza de funcionarios de la educaci¨®n y a m¨¢s de un centenar de profesionales que tiene la dif¨ªcil tarea de juzgarlos desde el or¨¢culo de su responsabilidad. S¨®lo en la Comunidad Valenciana, la oferta de puestos de trabajo para profesores de ense?anzas medias es m¨¢s que atractiva: alrededor de ochenta por disciplina; pero el tema no est¨¢ en la generosidad de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, sino en el medio que se sigue aplicando para que los licenciados accedan, por primera vez, a un trabajo estable.
Que la vida es un examen continuo, todos lo sabemos. Que el tiempo pone a cada uno en su lugar, es una buena frase, pero tan falsa como un rifle de ca?a, porque quien coloca a cada cual en su sitio -como dijo Delibes- es el azar y un mont¨®n de elementos que no dependen de nadie. A uno de los tribunales de Alicante concurrieron el pasado jueves 112 opositores. De los 70 o 100 temas que entraban en el bombo, la suerte sac¨® dos, con la consecuente di¨¢spora de aspirantes que abandonaron el lugar antes de desenfundar sus bol¨ªgrafos. Al examen pr¨¢ctico, que se celebr¨® dos d¨ªas m¨¢s tarde, s¨®lo acudieron 62, de los cuales, a la media hora de comenzar el ejercicio, se marcharon discretamente 28. No sabemos cu¨¢ntos leer¨¢n finalmente los folios que hoy descansan precintados en el vientre de un sobre, ni los que aprobar¨¢n esta fase y pasar¨¢n a defender, como colof¨®n, una programaci¨®n did¨¢ctica, pero s¨ª me acoge la duda de saber d¨®nde est¨¢n los mejores, esto es, los pedagogos con vocaci¨®n y con enorme capacidad comunicativa, los que aman la ense?anza y gozan de ese maravilloso poder de infundir respeto y seducir al alumno. Para juzgar este aspecto (esencial a mi juicio), el tribunal s¨®lo cuenta con el ejemplo de esa prueba final: la exposici¨®n did¨¢ctica; pero, para entonces, el azar y alg¨²n tema canalla irreconciliable con la memoria se habr¨¢ encargado de echar fuera a m¨¢s de un profesor potencialmente excelente. Y esto es s¨®lo una reflexi¨®n, pero que la suerte nos pille confesados.
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