Contra el "delito de vejez"
El nombre de Jean Daniel me resultaba ya familiar a mi llegada a Par¨ªs a fines de los cincuenta. Sus art¨ªculos publicados en L'Express sobre la guerra y la represi¨®n en Argelia y su defensa impl¨ªcita de la causa independentista constitu¨ªan para m¨ª un ejemplo de inteligencia y de honestidad en una ¨¦poca en la que tambi¨¦n el chovinismo y la cerraz¨®n causaban estragos. Ten¨ªa, as¨ª, una predisposici¨®n muy favorable hacia ¨¦l el d¨ªa en que amigos comunes me invitaron a su despacho en un inmueble de los Campos El¨ªseos. Conservo un recuerdo muy claro de nuestra conversaci¨®n en presencia de Serge Lafaurie y de K. S. Karol.
Su defensa de Camus, para un sartriano como yo, resultaba entonces un tanto sorprendente: las preguntas planteadas por El hombre rebelde no estaban precisamente de moda en los medios de izquierda en los que yo me mov¨ªa. Pero siempre respet¨¦ la honradez y el valor de Jean Daniel en su sost¨¦n a unas causas que eran casi siempre las m¨ªas. Fue en las p¨¢ginas de L'Express, y luego en las del Observateur, cuya direcci¨®n asumi¨® despu¨¦s, en donde pude publicar mis reflexiones sobre la evoluci¨®n del franquismo y su extinci¨®n inevitable.
Jean Daniel, el intelectual tentado siempre por la acci¨®n, no reconoce, no obstante, otra patria que la de la lengua en la que escribe. ?sa es su gran pasi¨®n. Sus or¨ªgenes de jud¨ªo nacido en Argelia le han inmunizado contra toda forma de nacionalismo. No se identifica del todo con ninguna causa, pues sabe que la entrega absoluta a ¨¦sta conduce a la ceguera. Testigo desgarrado del conflicto palestino-israel¨ª, redacta unas l¨ªneas magistrales que reflejan su rigor ¨¦tico: "El holocausto no autoriza ya a nadie a escudarse en su memoria para conducirse de una forma distinta a la de los dem¨¢s". ?Ojal¨¢ figuraran en los libros de texto de todas las escuelas!
El autor premiado hoy encarna as¨ª una reflexi¨®n ejemplar en un momento en que, a escala mundial, el n¨²mero de pol¨ªticos inteligentes parece reducirse de forma alarmante, como si la inteligencia fuera ya un atributo exclusivo de las bombas presuntamente dotadas de ella. La larga traves¨ªa de periodista militante de Jean Daniel adquiere con la perspectiva que procuran los a?os una coloraci¨®n moral. Su rechazo a todas las formas de opresi¨®n y dogmatismo le ha convertido en un escritor inc¨®modo, ajeno al reposo de la buena conciencia y a la seriedad f¨²nebre de los detentadores de la verdad. La vejez galopante que acecha a ¨¦stos contrasta con la permanente inquietud y la duda de un hombre que no incurre nunca en lo que ir¨®nicamente llama "delito de vejez".
Todos sus lectores y amigos debemos congratularnos con ¨¦l por este merecid¨ªsimo reconocimiento a su labor.
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