Proeza griega
El equipo de Rehhagel vulgariza a la pomposa Rep¨²blica Checa y alcanza la primera final de su historia
La Eurocopa acabar¨¢ en Lisboa con el mismo partido que empez¨® en Oporto. Grecia acude de nuevo al encuentro de Portugal despu¨¦s de haber vulgarizado a la pomposa Rep¨²blica Checa. Decapitado por la lesi¨®n de Nedved, al equipo de Br¨¹ckner no le alcanz¨® ni la actuaci¨®n deliciosa de Rosicky ni el saber estar de Cech frente a un rival soberano porque siempre fue consecuente con su propuesta. Grecia se ha reivindicado por su capacidad para negar a los rivales y rematarles en el momento preciso con el jugador oportuno. Ayer fue el partido de Dellas, inexpugnable en su propia ¨¢rea y terminal en la contraria, autor de un gol de plata en el ¨²ltimo minuto del primer tiempo de la pr¨®rroga que daba a su equipo una clasificaci¨®n hist¨®rica.
Ning¨²n equipo visualiza mejor los partidos que Grecia. Al encuentro de la exuberante Rep¨²blica Checa acudi¨® con el mismo plan y actitud con que hab¨ªa inutilizado a selecciones de toda condici¨®n, como la perseverante Portugal, la afilada Espa?a o la poderosa Francia. La Rep¨²blica Checa no lo pas¨® mejor. Tuvo un arranque el¨¦ctrico porque es una selecci¨®n luminosa, llena de matices y recursos y no hay ant¨ªdoto que valga contra el disparo a media distancia, como el que practican Rosicky o Jankulovski, protagonistas de las jugadas iniciales. La falta de punter¨ªa y la ansiedad la remitieron, sin embargo, al mon¨®logo griego de costumbre cuando ni siquiera hab¨ªa pasado la media hora.
La Rep¨²blica Checa se encontr¨® con un serio problema de espacio. Grecia se tapa de maravilla. No concede ni un palmo y desactiva al adversario con la misma rutina que uno apaga la luz al acostarse. Rehhagel dispone una defensa mixta, al hombre sobre los futbolistas desequilibrantes -Katsouranis encim¨® a Nedved y Seitaridis a Baros- y zonal para los dem¨¢s y ocupa racionalmente el centro del campo con volantes con un gran sentido t¨¢ctico y buen despliegue f¨ªsico para la presi¨®n. Las faltas t¨¢cticas quedan como recurso. Y no hay manera de que el adversario consiga salirse del yugo griego.
El vers¨¢til equipo de Br¨¹ckner qued¨® enredado en la ci¨¦naga griega, expuesto adem¨¢s a cualquier golpe terminal, al cabezazo de Charisteas o al remate de Vryzas, puntualmente alimentados desde las bandas. Zagorakis, Katsouranis, Karagounis y Basinas aparecieron de manera sorprendente por encima de Galaseck, Rosicky, Poborsky y Nedved. Parada y con los circuitos de su juego pr¨¢cticamente cortados, la Rep¨²blica Checa se colg¨® descaradamente del pescuezo de Koller, una suerte para los buenos cabeceadores griegos, que actuaron siempre con ventaja ante los balones frontales.
Enfriado el partido a su gusto, Grecia pas¨® a disputar la victoria mientras las malas noticias se suced¨ªan en el bando de Br¨¹ckner. Nedved se retiraba lesionado al tiempo que una entrada de Fyssas no encontraba la bota de Vryzas por un dedo del pie. ?nicamente e Jankulovski desde el lateral izquierdo daba aire a la Rep¨²blica Checa, igualmente coja porque Grygera no parece precisamente un lateral derecho. Por m¨¢s vueltas que le daba, no hallabaa la manera de entrar en la contienda, una situaci¨®n que invita normalmente a perder la paciencia, a dudar sobre la v¨ªa a elegir, a temer por un triunfo que se da por descontado.
La baja de Nedved agrav¨® los problemas de la selecci¨®n de Br¨¹ckner. Ning¨²n otro jugador como el bota de oro re¨²ne cuantas condiciones incomodan a Grecia: rapidez, verticalidad, l¨ªnea de pase y un remate poderoso. Nadie chuta como Nedved y la Rep¨²blica Checa y, sin embargo, no hab¨ªa manera de meter un remate entre los tres palos a Nikopolidis. Los medios cerraban muy bien y Dellas limpiaba el ¨¢rea con una suficiencia y tranquilidad que s¨®lo se supon¨ªan a Ricardo Carvalho.
No le qued¨® otro remedio a la Rep¨²blica Checa que encomendarse a Rosicky, un volante que irrumpe en campo ajeno con una clarividencia exquisita, sin reparar en el n¨²mero de defensores, dispuesto a tirar una pared con Koller, a tocar para Baros o resolver por su cuenta con un remate. El liderazgo de Rosicky en el ¨²ltimo tramo del partido result¨® determinante para que el equipo de Br¨¹ckner retomara el mando y se ganara un par o tres de disparos muy ajustados que espantaron a los griegos.
La carga de la Rep¨²blica Checa provoc¨® que el equipo de Rehhagel reculara para regresar al punto de partida: tocaba concentrarse de nuevo para neutralizar al contrario y procurar alcanzar la pr¨®rroga para reorganizarse. Dicho y hecho, aunque de por medio Vryzas no lleg¨® a un remate que parec¨ªa terminal, una acci¨®n que anunci¨® la reaparici¨®n griega. Rehhagel meti¨® a Tsartas en el tiempo a?adido y Giannakopoulos y Dellas se enfrentaron a Cech en dos remates escalofriantes que el portero resolvi¨® serenamente. Desquiciada, la Rep¨²blica Checa se sinti¨® vencida y a la tercera llegada de Grecia se entreg¨®.
El gol de Dellas premi¨® el dise?o de partido de Rehhagel, un t¨¦cnico que le ha dado a su equipo una organizaci¨®n del juego tan consistente como para desquiciar a la mismisima Rep¨²blica Checa. Entusiasmada y m¨¢s confiada que nunca en su plan, Grecia aspira ahora a repetir triunfo ante Portugal en la final. Los dos rivales de Espa?a en la primera fase disputar¨¢n el t¨ªtulo.
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