Como un torrente

As¨ª son¨® la m¨²sica de Paco de Luc¨ªa en esta c¨¢lida noche veraniega: como un torrente. Un torrente de jondura, de inspiraci¨®n, de poder, de capacidad. En un vel¨®dromo que obviamente no fue hecho para estos menesteres, con una multitud que lo llenaba todo y tuvo que acomodarse -es un decir- en sillas, por supuesto, apretad¨ªsimas e incomod¨ªsimas.

Pero all¨ª enfrente nos encontrar¨ªamos con ese torrente de sonidos absolutamente tocados por la magia y el genio. Hac¨ªa a?os que Paco de Luc¨ªa no tocaba en Madrid, y cada vez lo hace m¨¢s de tarde en tarde porque tiene el buen criterio de no venir si no tiene algo nuevo que ofrecer. Ahora lo hace como consecuencia de la aparici¨®n, hace ya unos cuantos meses, de su disco Cositas buenas. En el t¨ªtulo del cual me parece a m¨ª que se qued¨® corto: no son cositas buenas, son cositas superiores, excelent¨ªsimas.

Es incre¨ªble el poder de Paco de Luc¨ªa, a sus 57 a?os de edad, su capacidad de digitaci¨®n limpia, veloc¨ªsima casi en todo momento, que nos da un sonido fastuoso, rico en sonoridades, de una intensidad que raramente se nos ofrece por ah¨ª. Le da lo mismo tocar solo que acompa?ado por un grupo de siete u ocho personas: esa guitarra suena siempre a gloria, domina cualquier otro sonido y nos lleva de calle prendidos en la m¨²sica que regala. Aunque el lugar no sea el m¨¢s adecuado para escuchar m¨²sica de calidad, es lo mismo. Este hombre tiene la autoridad de imponer su ley art¨ªstica all¨ª donde act¨²e, sea en un polideportivo o en el Teatro Real.

En la guitarra flamenca actual me parece que nadie puede ponerse a su nivel. Ni en ese ni en otros sentidos. Lleva casi medio siglo en la profesi¨®n, han surgido despu¨¦s de ¨¦l un grupo numeroso de excelentes tocaores, y sin embargo sigue por delante, marcando pautas como si lo tuviera aprendido todo. Hace lo m¨¢s dif¨ªcil como si fuera lo m¨¢s f¨¢cil, y lo m¨¢s f¨¢cil ya ni lo hace.

El concierto que comentamos fue todo, salvo un par de temas que hizo en solitario, en clave de ritmos r¨¢pidos, y acab¨® siendo un verdadero an¨¢lisis del comp¨¢s, de la m¨²sica flamenca que lleva siempre una cadencia sostenida y vivaz, ll¨¢mense los estilos buler¨ªas, tangos, rumba, alegr¨ªas... Pareciera como si Paco de Luc¨ªa tuviera toda la m¨²sica en la cabeza, la racionalizara y nos la diera en las dosis justas, medidas y colmadas de belleza. La gente, un p¨²blico en el que predominaban los j¨®venes, vibr¨® desde antes de que sonara la primera nota, y ya no par¨® en todo el concierto; hubo quien se lo bail¨® enterito en su silla y hoy tendr¨¢ agujetas.

Paco de Luc¨ªa se rode¨® para esta gira de un grupo que le ven¨ªa a la medida. Mucho cante especialmente, con tres cantaores que lanzaban sus voces con fuerza, con desgarro, con convicci¨®n. A Paco le gustan las voces gitanas, de rajo dram¨¢tico y misterioso, y goza acompa?ando el cante que fue su vocaci¨®n primera. En este concierto se explay¨® a conciencia. Despu¨¦s de tanto silencio, o¨ªrle de nuevo es un lujo.