El fot¨®grafo que persigue los secretos del lobo
Andoni Canela re¨²ne en un libro im¨¢genes tomadas durante a?os de esperas y caminatas por bosques, monta?as y zonas agr¨ªcolas en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
¡°?C¨®mo es posible que despu¨¦s de 30 a?os viendo lobos me siga emocionando en cada nuevo encuentro con ellos?¡±, se pregunta el reconocido fot¨®grafo de naturaleza Andoni Canela en su ¨²ltima publicaci¨®n, Territorio Lobo. Un impresionante trabajo resultado de a?os de ver sin ser visto, de jornadas de esperas infinitas por 15 regiones de Espa?a y Portugal tras el amado y, a la vez, odiado lobo, que nunca deja indiferente. De escena en escena, se descubre al c¨¢nido viajero, familiar, tenaz, expresivo, adaptable... en ese otro mundo cercano, pero desconocido para la mayor parte de la poblaci¨®n, de bosques de pinares, hayedos, robledales; monta?as de todo tipo, e incluso de zonas de cultivo de cereal o cercanas al mar. Im¨¢genes que, adem¨¢s de transportar a esa realidad oculta, aportan el conocimiento acumulado durante d¨¦cadas de Canela y otros nueve expertos en la especie.
Juan Carlos Blanco, bi¨®logo y uno de los m¨¢ximos conocedores de la especie, calcula que en Espa?a hay actualmente entre 330 y 340 manadas de lobos (cada una con unos siete ejemplares), el 95% distribuidas entre Castilla y Le¨®n, Galicia, Asturias y Cantabria. Hay algunas manadas m¨¢s en La Rioja, Madrid y Castilla-La Mancha. Desde septiembre de 2019 al lobo no se le puede cazar, por lo que est¨¢ protegido en todo el territorio nacional.
Ese lobo que atrapa puede ser el ejemplar viejo, de pelaje espeso y mirada sabia, el primero que consigui¨® fotografiar Canela en los Pirineos, a 2.400 metros de altura, adonde han llegado desde el sur de Francia. La imagen le cost¨® noches, d¨ªas, meses. ¡°Pas¨® un invierno, otra primavera y lleg¨® el verano¡±, pero, al final, ¡°fui afortunado, ?el lobo estaba all¨ª!, a una distancia no excesiva, y durante unos instantes nuestras miradas se cruzaron¡±, describe. Es ah¨ª cuando se es consciente de ¡°su porte, su inteligencia¡±. Pero quiz¨¢ el preferido del lector pueda ser aquel que camina al trote por el Parque Nacional de Peneda-Ger¨¦s, en Portugal, unas p¨¢ginas m¨¢s all¨¢, o ese otro que usa una pista abierta por el hombre a primera hora de la ma?ana entre los cultivos de Tierra de Campos, en la llanura cerealista de la meseta castellana. Y qui¨¦n se puede resistir a una hembra rodeada por sus lobeznos.
El objetivo de Canela ha captado la cotidianeidad de la especie en su h¨¢bitat y envuelta por los paisajes a los que pertenece. Los lobos est¨¢n rodeados por fauna en la que tambi¨¦n se detiene: un buitre leonado con la cabeza ensangrentada tras dar buena cuenta de la carro?a de un ciervo al que hab¨ªan matado los lobos, una liebre en medio de la nieve o uno de los pocos urogallos que sobreviven a duras penas en el Alto Sil, en Castilla y Le¨®n. Hay escenas tomadas a m¨¢s de un kil¨®metro de distancia, otras con visores t¨¦rmicos, que permiten ver en la oscuridad, y con c¨¢maras de fototrampeo, que captan a los lobos al pasar cerca.
El fot¨®grafo ha logrado as¨ª im¨¢genes in¨¦ditas, ¡°con sus imperfecciones¡±, pero de gran fuerza, en las que se observan los gestos con los que se comunican y que les confieren ese aspecto feroz al gru?ir y mostrar su imponente dentadura. Una expresividad, se?ala Canela, que les permite coordinarse durante la caza, establecer jerarqu¨ªas y fortalecer sus lazos sociales. Las escenas nocturnas, en blanco y negro, muestran la intensa actividad de la especie cuando cae la luz, quiz¨¢ un mecanismo de defensa para evitar el encuentro con los humanos, sus principales enemigos. En una de ellas, cinco lobos caminan en fila india, con los ojos redondos y brillantes, por una peque?a vereda en una noche de invierno en la Serra Do Xistral, al norte de Lugo. Una de las fotos m¨¢s curiosas es la de una hembra, captada con visor t¨¦rmico ¨Dque capta la temperatura corporal¨D, a la que se le aprecian las venas como si fuera una radiograf¨ªa.
Territorio Lobo se detiene tambi¨¦n en la conflictividad que genera la especie, perseguida y masacrada en muchos lugares. Pero, al mismo tiempo, el lobo es un superviviente nato, que, en la actualidad, genera un fuerte rechazo en el campo debido a los ataques a la ganader¨ªa, una visi¨®n contraria a la veneraci¨®n que se le profesa en las urbes. Y en esa polarizaci¨®n, el lobo, vaya donde vaya, se transforma en un instrumento pol¨ªtico que da votos o los quita. En este camino, la Uni¨®n Europea est¨¢ inmersa en el proceso para bajar su protecci¨®n y poder ser abatidos sin las estrictas limitaciones actuales que hacen su caza casi imposible y que se adoptaron por su mal estado de conservaci¨®n.
Canela no se ha dejado muchas im¨¢genes en el tintero. Tampoco ha tomado tantas porque ¡°si ver a un lobo en la naturaleza es dif¨ªcil, m¨¢s lo es fotografiarlo¡±. El 90% del tiempo lo dedica a esperar, porque ¡°con ellos nunca se sabe, aunque conozcas por d¨®nde se mueve, si lo pierdes, igual no vuelve a pasar por ah¨ª en 30 d¨ªas¡±. En ?vila, por ejemplo, los localiz¨® durante varias noches seguidas, pero ¡°justo cuando aparece esa luz m¨¢gica, la m¨¢s bonita, ves que se tumban y dejan de moverse hasta que llega la noche. Es una frustraci¨®n¡±.
Quiz¨¢ la clave de Territorio Lobo sea que Canela, tras todos estos a?os, tenga ya algo de lobo dentro. O ?a qu¨¦ suena esta b¨²squeda?: ¡°Llevo mucho tiempo siguiendo sus huellas. Son como fantasmas. Veo sus rastros, pero ellos son invisibles. Miro el suelo y el horizonte. Escucho a los dem¨¢s habitantes de la monta?a, a ver si me dan una pista¡±.
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