El peso del adulterio
El tema del adulterio en la novela del siglo XIX tiene dos cumbres incomparables: Madame Bovary y Anna Kar¨¦nina; pero si descendemos unos metros, una de la primeras novelas que aparece ante nuestros ojos es esta Effi Briest. Fontane (1819-1898) ya hab¨ªa tratado el tema en La ad¨²ltera (Alba, 2001), pero hay una diferencia sustancial entre ambas. La Melanie de la segunda es una mujer que decide dejar al marido para encontrarse a s¨ª misma y para sentir el amor; Effi, por el contrario, comete una torpeza a cambio de un arrebato y languidece hasta morir. Sin embargo, es esta ¨²ltima la protagonista de la obra maestra de Fontane.
Fontane construye la novela con una precisi¨®n implacable. En primer lugar, se apodera del espacio -sea un rinc¨®n de la nobleza rural, una peque?a ciudad provinciana o un barrio de Berl¨ªn- e instala a sus personajes con todo lujo de detalles y sentimientos. En segundo lugar, define enseguida la situaci¨®n: una muchacha de 17 a?os casada con un prefecto bastantes a?os mayor. Primero conocemos la casa familiar de ella, despu¨¦s asistimos al acuerdo matrimonial y, con toda claridad, se nos muestra c¨®mo "¨¦l tiene su edad y yo mi juventud". El matrimonio es una convenci¨®n, algo que ha de hacerse y que no tiene por qu¨¦ pertenecer a ¨¦l.
EFFI BRIEST
Theodor Fontane
Traducci¨®n de Pablo
Soroz¨¢bal Serrano
Alianza. Madrid, 2004
384 p¨¢ginas. 17,50 euros
Entonces Fontane empieza a marcar una l¨ªnea sutil: Effi a?ora y a?orar¨¢ siempre la vida familiar (porque no se fue por iniciativa propia ni por amor); le viene grande a su edad el papel de ama y se?ora y siempre, aun en los momentos m¨¢s candorosamente alegres, aun en la mejor disposici¨®n hacia su marido, a?orar¨¢ la casa de su infancia. No ha fundado su propia casa y su propia familia, viene a decir Fontane, sino que se ha limitado a amoldarse de buen grado a las conveniencias sociales. A esta l¨ªnea sutil se suma la
construcci¨®n del escenario del conflicto. Es tan detallada, minuciosa y fascinante esta construcci¨®n que s¨®lo vislumbramos qui¨¦n ser¨¢ el seductor a media novela y s¨®lo en la p¨¢gina 213 aparece la primera incidencia relevante acerca del adulterio por venir. El lector pensar¨¢ que es excesivo, pero la maestr¨ªa de Fontane reside precisamente ah¨ª: de no haber preparado tan concienzudamente el terreno la historia se vendr¨ªa abajo; porque lo que tiene de distinto y admirable este relato es que el estallido del conflicto no pasa por la pasi¨®n, sea ¨¦sta el amor o los celos, sino por las conveniencias sociales. Effi, pensando en su culpa, dir¨¢: "Me averg¨¹enzo, s¨ª, pero como no me arrepiento como es debido, tampoco me averg¨¹enzo como deber¨ªa hacerlo". La declaraci¨®n de su marido no tiene desperdicio: "He sido agraviado, vergonzosamente enga?ado y, sin embargo, no albergo el m¨¢s m¨ªnimo sentimiento de odio, ni tan siquiera tengo sed de venganza". Sin embargo, se bate en duelo; la raz¨®n de esta aparente contradicci¨®n es la clave de la novela: el marido expulsa a Effi de su casa, se queda con la hija y se bate en duelo porque, aunque no lo desea, las convenciones sociales le obligan a ello. Acaso si hubiera quemado las cartas delatoras y se hubiera guardado el secreto podr¨ªa haber llevado una vida tranquila. No me importa lo de mi mujer -viene a decir-, pero debo ser coherente con la sociedad en la que vivo y para la que vivo y en cuya estructura creo. Y cuando comunica su caso al consejero W¨¹llersdorf, en ese momento, aunque ¨¦ste le prometa ser una tumba, ya no puede retroceder porque ha dado fe del hecho fuera de s¨ª mismo y eso le obliga a actuar. En virtud de que otro conoce el suceso ya no puede volverse atr¨¢s. El consejero, que trata de disuadirlo, acaba por admitirlo: "No voy a seguir atorment¨¢ndole con mi ?debe usted hacerlo? El mundo es como es y las cosas suceden no como nosotros quisi¨¦ramos que sucedieran, sino como los dem¨¢s quieren que sucedan".
Tras la historia de Effi Briest hay una cr¨ªtica a la sociedad conservadora alemana de la ¨¦poca de Bismarck demoledora. Nunca es directa, al contrario, es la exposici¨®n de la situaci¨®n lo que se vuelve contra esa sociedad. Como acaba reconociendo el marido -admirablemente perfilado-: "Primero se produce la ruina de un ser y luego, a¨²n peor, la de uno mismo". Cumplido el duelo, el peso del c¨ªrculo social se cierra sobre Effi: sus padres la repudian, aunque la mantienen, pero no le permiten acercarse a la casa familiar; y cuando logra ver a su hija Annie, comprende de inmediato que su padre la ha puesto en contra suya y nada puede esperar de esa relaci¨®n. Maravillosa y premiosamente construida para que el conflicto, una vez desatado, apoye perfectamente sin la menor fisura en el suelo narrativo, tan s¨®lo cabe reprocharle que est¨¦ demasiado eludida la relaci¨®n de Effi con su amante; un ardiente beso en sus dedos y un amarillento fajo de cartas es poco bagaje para la convicci¨®n. Salvo eso, la novela es maestra. Incluso en la l¨®gica final de Effi, perdonando y culp¨¢ndose. No s¨®lo el escenario sino los personajes secundarios est¨¢n admirablemente bien recogidos. En cuanto a las situaciones, baste citar, al regreso de la luna de miel, el trayecto entre la estaci¨®n de tren y Kassin, su destino, o la bella, discreta y muy expresiva escena de la carrera a ver el paso del tren, para mostrar las soberbias cualidades de Fontane. A todo ello ayuda una nueva traducci¨®n de Pablo Soroz¨¢bal, siempre eficiente y siempre fiable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.