El poder creciente de las ONG
Cuando Human Rights Watch declar¨® el pasado enero que la guerra de Irak no pod¨ªa considerarse una intervenci¨®n humanitaria, los medios de comunicaci¨®n internacionales prestaron atenci¨®n. De acuerdo con Factiva, una base de datos de Internet, 43 cr¨®nicas mencionaron el informe, en publicaciones tan variadas como The Kansas City Star o The Beirut Daily Star. Igualmente, cuando se revelaron los abusos cometidos contra presos iraqu¨ªes en la c¨¢rcel de Abu Ghraib, las opiniones de Amnist¨ªa Internacional y del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja ejercieron una presi¨®n sobre el Gobierno de Bush, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Como dan a entender estos ejemplos, la era de la informaci¨®n actual est¨¢ marcada por el papel cada vez mayor de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en la escena internacional. No es un fen¨®meno del todo nuevo, pero las comunicaciones modernas han conducido a un dr¨¢stico aumento de escala, haciendo que la cifra saltara, s¨®lo en la d¨¦cada de 1990, de 6.000 hasta aproximadamente 26.000 ONG. Y los n¨²meros tampoco cuentan toda la historia, porque s¨®lo representan organizaciones formalmente constituidas.
Muchas ONG afirman que sirven de "conciencia global", al representar amplios intereses p¨²blicos m¨¢s all¨¢ de la esfera de los pa¨ªses individuales. Desarrollan nuevas normas, presionando directamente a los gobiernos y a las empresas para que cambien sus pol¨ªticas; e indirectamente, alterando las percepciones p¨²blicas sobre lo que las administraciones p¨²blicas y las empresas deber¨ªan hacer. Las ONG no tienen un poder duro coercitivo , pero disfrutan de un considerable poder de convicci¨®n, o blando [soft power]
: la capacidad para conseguir los resultados que desean a trav¨¦s de la atracci¨®n en lugar de la compulsi¨®n. Puesto que atraen seguidores, los gobiernos deben tenerlos en cuenta como aliados y como adversarios. Hace unas d¨¦cadas, las grandes organizaciones como las sociedades an¨®nimas multinacionales o la Iglesia cat¨®lica romana constitu¨ªan el tipo m¨¢s normal de organizaci¨®n transnacional. Dichas organizaciones siguen siendo importantes, pero el abaratamiento de las comunicaciones en la era de Internet ha abierto el campo a organizaciones de red poco estructuradas con poco personal en su sede central, e incluso a individuos. Estos grupos flexibles son particularmente eficaces para introducirse en los pa¨ªses, salt¨¢ndose las fronteras. Como a menudo participan en ellos ciudadanos bien situados en la pol¨ªtica interna de varios pa¨ªses, pueden atraer la atenci¨®n de los medios y de los gobiernos hacia sus asuntos y crear nuevas coaliciones pol¨ªticas transnacionales.
Una forma aproximada de calibrar la creciente importancia de las organizaciones transnacionales es contar cu¨¢ntas veces se mencionan en las publicaciones de los medios convencionales. El uso del t¨¦rmino "organizaci¨®n no gubernamental" u "ONG" se ha multiplicado por 17 desde 1992. Adem¨¢s de Human Rights Watch, otras ONG como Transparency International, Oxfam y M¨¦dicos sin Fronteras han experimentado un crecimiento exponencial en cuanto a menciones en los medios habituales. Seg¨²n este baremo, las ONG m¨¢s grandes se han convertido en actores establecidos en la batalla por la atenci¨®n de los directores influyentes. En estas circunstancias, los gobiernos ya no pueden mantener las barreras a los flujos de informaci¨®n que hist¨®ricamente han protegido de la vigilancia externa a los dirigentes. Incluso pa¨ªses grandes con poder duro como Estados Unidos se ven afectados. Las ONG desempe?aron una funci¨®n clave en la interrupci¨®n de la cumbre de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio en 1999, la aprobaci¨®n del Tratado sobre Minas Terrestres y la ratificaci¨®n del Convenio Marco sobre Control del Tabaco en mayo de 2003. Estados Unidos, por ejemplo, present¨® inicialmente fuertes objeciones contra el Convenio sobre Control del Tabaco, pero las abandon¨® en vista de las cr¨ªticas internacionales. El Tratado sobre Minas Terrestres se estableci¨® a pesar de que a ¨¦l se opon¨ªa la burocracia m¨¢s fuerte (el Pent¨¢gono) de la mayor potencia militar del mundo. De manera similar, las empresas transnacionales son a menudo blanco de las campa?as de las ONG para "nombrar y avergonzar" a las empresas que pagan salarios bajos en los pa¨ªses pobres. A veces, dichas campa?as tienen ¨¦xito porque pueden amenazar de manera veros¨ªmil con da?ar el valor de marcas mundiales. Royal Dutch Shell, por ejemplo, anunci¨® en 2003 que no perforar¨ªa en lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco. Esta decisi¨®n se produjo dos a?os despu¨¦s de que la empresa cediera ante las presiones de los ecologistas y abandonara los planes de perforar en una zona de Bangladesh declarada Patrimonio Mundial. Las ONG consiguieron en 2002 que las empresas farmac¨¦uticas transnacionales retiraran las demandas judiciales interpuestas contra Sur¨¢frica por infringir sus patentes de f¨¢rmacos contra el sida. Otras campa?as similares para nombrar y avergonzar han afectado a los patrones de inversi¨®n y empleo de Mattel, Nike y otras muchas empresas.
Las ONG var¨ªan enormemente en cuanto a organizaci¨®n, presupuesto, control y sentido de la responsabilidad respecto a la precisi¨®n de sus afirmaciones. Los activistas exageran cuando llaman a estos movimientos "la otra superpotencia del mundo", pero los gobiernos hacen caso omiso de ellos por su cuenta y riesgo. Algunas tienen una reputaci¨®n y una credibilidad que les da un impresionante poder de convicci¨®n a escala nacional e internacional. Otras carecen de credibilidad entre los ciudadanos moderados, pero pueden movilizar manifestaciones que exigen la atenci¨®n de los gobiernos. Para bien o para mal, las ONG y las organizaciones de red tienen recursos y no dudan en emplearlos. ?Ayudan las ONG a democratizar la pol¨ªtica? No en el sentido tradicional de la palabra. La mayor¨ªa son organizaciones de ¨¦lite con reducidas bases de afiliados. Algunas act¨²an de manera irresponsable y con poco control. Pero tienden a pluralizar la pol¨ªtica mundial al llamar la atenci¨®n sobre cuestiones que los gobiernos prefieren ignorar y al actuar como grupos de presi¨®n transfronterizos. En ese sentido, sirven de ant¨ªdoto contra las burocracias estatales tradicionales. Los gobiernos siguen siendo los principales actores en la pol¨ªtica mundial, pero ahora deben compartir el escenario con otros muchos que compiten por la atenci¨®n. Los actores no gubernamentales est¨¢n cambiando la pol¨ªtica mundial. Despu¨¦s de Abu Ghraib, hasta Ronald Rumsfeld, secretario de Defensa estadounidense, ha tenido que hacerles caso.
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