Hipocres¨ªa escandalosa
Dado que la violencia sobre las mujeres est¨¢ de actualidad en Espa?a, estuve el viernes buscando en revistas de otros pa¨ªses europeos qu¨¦ es lo que se est¨¢ escribiendo sobre el tema y si exist¨ªa la misma preocupaci¨®n que en nuestro pa¨ªs y me encontr¨¦ de entrada con el art¨ªculo de cabecera del n¨²mero de julio de Le Monde Diplomatique, firmado por Ignacio Ramonet, que lleva por t¨ªtulo Violencias masculinas. En dicho art¨ªculo, a partir de un informe de 2004 de Amnist¨ªa Internacional y de otro de 2002 publicado por La Documentation Fran?ais, se nos informa de que en la Uni¨®n Europea (antes de la ampliaci¨®n) "entre un cuarto y la mitad de las mujeres son v¨ªctimas de malos tratos. En Portugal el 52,8% de las mujeres declara haber sido objeto de violencia por su marido o compa?ero. En Alemania, tres mujeres son asesinadas cada cuatro d¨ªas por los hombres con los que viven, aproximadamente 300 al a?o. En el Reino Unido una mujer muere por el mismo motivo cada tres d¨ªas. En Espa?a, una cada cuatro. En Francia, una cada cinco. En el conjunto de los 15 Estados de la Uni¨®n Europea, m¨¢s de 600 mujeres -?casi dos por d¨ªa!- mueren como consecuencia de las brutalidades sexistas en el c¨ªrculo familiar". Como puede verse, Espa?a no es diferente, aunque esto no suponga ning¨²n consuelo. Todo lo contrario, pues indica que el problema es todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de resolver.
"Se puede llegar a la conclusi¨®n de que en la UE no nos hemos tomado en serio la violencia sobre las mujeres"
?Por qu¨¦ aceptamos de una manera fatalista que se produzcan tantas muertes de mujeres en las relaciones de pareja? El asesinato de cualquier mujer al margen de la relaci¨®n de pareja provoca una reacci¨®n inmediata entre los ciudadanos. Algunos de los asuntos que m¨¢s han impactado a la opini¨®n p¨²blica han tenido que ver con asesinatos de este tipo. Y sin embargo, cuando el asesinato se produce en el interior de la pareja, la sociedad no reacciona igual. ?Por qu¨¦?
No cabe duda de que, con todas sus imperfecciones, las sociedades europeas son las m¨¢s equilibradas y justas que existen en el planeta y las que disponen, tambi¨¦n sin duda, del mejor sistema judicial, policial y penitenciario. ?C¨®mo es posible que en estas sociedades no se hayan puesto en pr¨¢ctica pol¨ªticas para poner fin a esta tragedia? ?C¨®mo es posible que cuando se intenta poner en marcha una pol¨ªtica para proteger a las mujeres, como ha ocurrido en Espa?a con el proyecto de ley recientemente aprobado por el Consejo de Ministros, se genere la discusi¨®n que se ha generado por la falta de protecci¨®n en pie de igualdad de los hombres?
D¨¢ndole vueltas a estos interrogantes estaba, cuando me lleg¨® el n¨²mero 42, junio de 2004, de la revista Enlace, editada por la Federaci¨®n Andaluza de Drogodependencia y sida. La oje¨¦ para seleccionar despu¨¦s el art¨ªculo que pensaba leer y me encontr¨¦ con uno excelente de Joep Oomen, coordinador de ENCOD, una plataforma europea de asociaciones de ciudadanos afectados o preocupados por la actual pol¨ªtica internacional de drogas y que desean reemplazarla por otra que sea "justa y eficaz". En dicho art¨ªculo, adem¨¢s de hacer un an¨¢lisis cr¨ªtico de esa pol¨ªtica internacional y de explicar por qu¨¦ no ha tenido ¨¦xito hasta ahora y por qu¨¦ no va a tenerlo en el futuro, el autor nos informa de que "en la Uni¨®n Europea cada d¨ªa se gasta alrededor de 10 millones de euros en actividades de interdicci¨®n (polic¨ªa, justicia, aduana y prisiones) espec¨ªficamente ligadas a combatir las drogas ilegales". Y conclu¨ªa pregunt¨¢ndose: "?C¨®mo se justifica este gasto?".
Inmediatamente puse en conexi¨®n el art¨ªculo de Ramonet con el de Oomen y me pregunt¨¦ lo mismo que me imagino que se estar¨¢ preguntando el lector que haya llegado hasta aqu¨ª. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si los Estados de la Uni¨®n Europea dedicaran todos los d¨ªas 10 millones de euros a proteger a las mujeres frente a la violencia dom¨¦stica? ?Se reducir¨ªa o no se reducir¨ªa de manera dr¨¢stica el n¨²mero de agresiones de todo tipo que sufren las mujeres y en particular el n¨²mero de muertes? ?Por qu¨¦ seguimos gastando esa enorme cantidad de dinero en una pol¨ªtica que est¨¢ condenada al fracaso y no somos capaces de gastar no ya una cantidad similar sino ni siquiera ligeramente aproximada en poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica de protecci¨®n de las mujeres que posiblemente tendr¨ªa ¨¦xito?
Por aqu¨ª es por donde se tendr¨ªa que avanzar en el debate de la violencia sobre las mujeres. Cu¨¢nto se gasta en t¨¦rminos absolutos y en t¨¦rminos relativos. Pues no hay mejor indicador de la importancia que en una sociedad se le da a un problema que los recursos que dicha sociedad est¨¢ dispuesta a dedicar para resolverlo. Y puesto que los recursos son siempre limitados y hay que dar prioridad a unas pol¨ªticas sobre otras es en la asignaci¨®n concreta de los recursos en donde hay que buscar el lugar que ocupa un determinado asunto en las preocupaciones de los ciudadanos y en la interpretaci¨®n que de las mismas hacen los gobiernos.
Haciendo uso de este criterio, creo que se puede llegar a la conclusi¨®n de que en la UE no nos hemos tomado en serio el problema de la violencia sobre las mujeres. La discusi¨®n que se ha abierto en nuestro pa¨ªs apenas se ha tenido conocimiento del proyecto de ley ha venido a confirmarlo. ?C¨®mo es posible que, en lugar de pedir una revisi¨®n de los presupuestos de los Ministerios de Justicia e Interior, para ver que lugar tendr¨ªa que ocupar en ellos la protecci¨®n de las mujeres frente a la violencia dom¨¦stica, nos hayamos enzarzado en una discusi¨®n sobre galgos o podencos?
El seguimiento del gasto en t¨¦rminos absoluto y relativo deber¨ªa ser una prioridad de las instituciones que espec¨ªficamente se preocupan por la violencia dom¨¦stica. Los ciudadanos deber¨ªamos tener informaci¨®n permanentemente actualizada en este terreno. Mientras no estemos dispuestos a destinar los recursos necesarios a combatir esta forma de criminalidad, nuestras l¨¢grimas ser¨¢n de cocodrilo y nuestra conducta de una hipocres¨ªa escandalosa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.