Discurso de clausura
Zetapenses y zetapensas, amigos y amigas:
hace cuatro a?os os convoqu¨¦ a la esperanza de 2004, y en vuestros ojos le¨ªa una expresi¨®n interrogante: ?¨¦ste qu¨¦ se ha fumado?".
(Risas).
"Todos pensabais que lo dec¨ªa por compromiso, y ya lo veis: ganamos las elecciones municipales, las generales y las europeas... ?Pues s¨ª, era un compromiso! Si me descuido, ganamos hasta la Eurocopa".
(Aplausos).
"Ahora me enfrento a un grave riesgo, que no quiero ocultaros. ?ltimamente me asalta la preocupaci¨®n de contraer carisma".
(Una voz: "?Viva tu arte, Jos¨¦ Luis!").
Si tenemos un experto en narcisismo, es Bono. (Al margen de Pasqual, por supuesto, que tiene un narcisismo aut¨®nomo)
"Gracias, Trini, pero cr¨¦eme si te digo que algunas noches, en el silencio del palacio de la Moncloa, me ha parecido o¨ªr susurros: Jos¨¦ Luis, eres un superm¨¢n. Y el eco: perm¨¢n, perm¨¢n, perm¨¢n... Al principio no le di importancia. Pens¨¦: ser¨¢ Sonsoles, en sue?os. Pero, tras varios d¨ªas de mosqueo, convoqu¨¦ a Pepe Bono a mi despacho".
-Pepe, aqu¨ª hay psicofon¨ªas.
-?Virgen Estupefact¨ªsima!
-Quiero que me limpies el palacio de esas voces aduladoras, porque nada deseo menos que contraer carisma.
-Tal vez no d¨¦ el money para cazafantasmas, pero si hay que cazar esp¨ªritus a garrotazos, a garrotazos se cazan. S¨®lo te pongo una condici¨®n: no quiero medallas.
"Pasaron las semanas, yo gobernaba al tran tran, hoy traigo las tropas, ma?ana paralizo la ley de educaci¨®n o desbloqueo la Constituci¨®n europea; cosas as¨ª, sin importancia, hechas con humildad, y finalmente Pepe me present¨® el resultado de su investigaci¨®n":
-Presidente, no hay tal psicofon¨ªa. Esas voces s¨®lo est¨¢n en tu cabeza.
-??En mi cabeza?! ?Pero entonces...?
-Tienes un principio de narcisismo, presidente.
-?No!
-Es s¨®lo incipiente, pero puedes contraer carisma.
"El diagn¨®stico es fiable, amigos y amigas. Si tenemos un experto en narcisismo, es Pepe Bono. (Al margen de Pasqual, por supuesto, que tiene un narcisismo aut¨®nomo). De ah¨ª que mi preocupaci¨®n sea alta. A las personas de mi mayor confianza les dije: si veis s¨ªntomas de endiosamiento, avisadme. Por supuesto, todos juraron. Pero s¨¦ que es in¨²til. En sus memorias, Alfonso explica por qu¨¦ es imposible la advertencia: cuando te endiosas, no aceptas opini¨®n alguna. A ¨¦l le pas¨® con Felipe. A otros les pasar¨ªa con ¨¦l. Hoy me pregunto a qui¨¦n le pasar¨¢ conmigo".
(Un sollozo entre el p¨²blico).
"No te aflijas, Pepe. Es el sino del liderazgo, y debo aceptarlo. De manera que vais a permitirme usar este par de alitas, que me han crecido a fuerza de bondad y bondad, para abandonar este congreso en volandas. Con sencillez. Sin alardes. Como soy Yo. Muchas gracias, amigos y amigas, y os convoco para poder volver a decir en 2008: pa ti la oposici¨®n, pa m¨ª el bizcocho".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.