?La econom¨ªa contra el trabajo?
Qu¨¦ cambios est¨¢ produciendo en el mundo del trabajo la nueva econom¨ªa globalizada, basada cada vez m¨¢s en el conocimiento y en el uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n?
En primer lugar, la apertura y globalizaci¨®n de las econom¨ªas permite una gran movilidad y autonom¨ªa del capital, muy superiores a las del trabajo, por lo que en cualquier territorio el capital puede considerarse un bien escaso y m¨®vil, mientras que el trabajo (tanto m¨¢s cuanto menos cualificado) se convierte en un bien excedentario. Eso altera las relaciones de poder entre empresarios y trabajadores, en beneficio de los primeros.
En segundo lugar, la aplicaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de los avances t¨¦cnicos inducidos por las mismas, provoca transformaciones sustanciales de los procesos productivos, que permiten ahorros de trabajo muy importantes. El progreso t¨¦cnico limita el peso del factor trabajo en las actividades productivas y "presiona" de esta manera sobre las condiciones en que el mismo puede prestarse. Adem¨¢s, cambia el tipo de trabajo requerido, de tal forma que las nuevas oportunidades de empleo s¨®lo pueden ser aprovechadas por trabajadores con unos determinados niveles de cualificaci¨®n y de formaci¨®n.
Es preciso un marco regulador que tenga en cuenta la nueva realidad del mundo productivo
En tercer lugar, por ¨²ltimo, el mercado de trabajo se fragmenta, produci¨¦ndose una separaci¨®n creciente entre el trabajo cualificado y el no cualificado. Para este ¨²ltimo, dada la posibilidad que tienen las empresas, gracias a los avances t¨¦cnicos y a su aplicaci¨®n en el proceso productivo, de fragmentar sus actividades y deslocalizar parte de ellas, buscando las ubicaciones m¨¢s competitivas desde el punto de vista de los costos de producci¨®n, existe hoy un mercado global; una oferta mundial, pr¨¢cticamente ilimitada, de trabajo no cualificado (y cada vez m¨¢s amplia de ciertos trabajos cualificados).
El juego combinado de estos factores se deja sentir, con gran violencia, sobre el mercado laboral. Cuando las tendencias del mercado se expresan m¨¢s libremente (porque existen menos condicionamientos legales, sindicales y pol¨ªticos), como en el caso de EE UU, ello se traduce en un deterioro constante y significativo de las condiciones en que se presta el trabajo menos cualificado. Aparecen los nuevos proletarios, los "trabajadores pobres", que, a pesar de tener un puesto de trabajo, incluso estable y seguro, no consiguen alcanzar el nivel de rentas preciso para superar el umbral de la pobreza. El proceso de desigualdad social se agudiza y se incuban tensiones que pueden provocar conflictos sociales importantes a medio y largo plazo.
Cuando, por el contrario, como sucede por regla general en Europa, las tendencias del mercado encuentran m¨¢s cortapisas, el deterioro de las condiciones del trabajo no cualificado es menos pronunciado, pero aumenta el desempleo de los trabajadores sin cualificaci¨®n, se alimenta el proceso de deslocalizaci¨®n y, para las actividades fijadas al territorio (agrarias, ciertos servicios personales), acude la mano de obra inmigrante, que trabaja en muchas ocasiones en condiciones de ilegalidad y por debajo del nivel de mercado.
Nos encontramos, de esta manera, con un sector de la poblaci¨®n laboral, el de menos cualificaci¨®n y experiencia, cuyas condiciones de trabajo se deterioran, con mayor o menor intensidad seg¨²n las circunstancias, y cuyas oportunidades de empleo disminuyen. Ello se traduce en precariedad, en siniestralidad laboral, en la trampa del desempleo y de la pobreza.
Ante ello, el marco normativo de las relaciones laborales tiene que cambiar. Quienes m¨¢s necesitados est¨¢n de protecci¨®n en el mercado de trabajo son quienes menos protecci¨®n reciben, tanto de las normas legales como de la negociaci¨®n colectiva. Es preciso un nuevo marco regulador que tenga en cuenta la nueva realidad del mundo productivo y del mercado de trabajo. Y ese marco regulador tiene que atender por igual a las necesidades de flexibilidad y adaptabilidad de las empresas y de seguridad y calidad del empleo de los trabajadores. S¨®lo en el marco de la flexibilidad podr¨¢n protegerse adecuadamente, en las nuevas condiciones econ¨®micas y empresariales, los derechos de los trabajadores.
Por otra parte, el elemento m¨¢s importante para la mejora de la condici¨®n laboral es sin duda el de la formaci¨®n. S¨®lo una elevada formaci¨®n, un alto nivel de cualificaci¨®n y una capacidad de aprendizaje a lo largo de toda la vida laboral garantizan la empleabilidad de los trabajadores y el disfrute de unas condiciones de trabajo de suficiente calidad. En un mundo globalizado, y en una Europa integrada, la ¨²nica garant¨ªa de ¨¦xito, individual y colectivo, es la apuesta por la investigaci¨®n, por la educaci¨®n, por la formaci¨®n profesional y la adaptaci¨®n a las nuevas tecnolog¨ªas.
Y, por ¨²ltimo, en relaci¨®n con los trabajadores de baja cualificaci¨®n, es preciso instrumentar pol¨ªticas salariales, fiscales y de seguridad social que favorezcan las posibilidades de empleo de los mismos y su decisi¨®n de trabajar, estableciendo al mismo tiempo mecanismos de protecci¨®n social y de solidaridad que garanticen a todos los que trabajen unos niveles m¨ªnimos de ingresos. La protecci¨®n social debe articularse m¨¢s sobre el trabajo que sobre la inactividad, garantizando a todos los que trabajen unos niveles m¨ªnimos de renta.
En definitiva, la nueva econom¨ªa exige una nueva visi¨®n del trabajo. Si seguimos con la vieja visi¨®n del trabajo, la inoperancia de los mecanismos tradicionales de tutela del mismo fomentar¨¢n la desigualdad social creciente y la aparici¨®n de un nuevo proletariado, que estar¨¢n en el origen de conflictos sociales de muy dif¨ªcil gesti¨®n.
Federico Dur¨¢n L¨®pez es catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo y director del Departamento Laboral de Garrigues Abogados.
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