El Parlamento de las Religiones intentar¨¢ minimizar los conflictos entre creencias
Medio millar de l¨ªderes buscan desde hoy en Montserrat respuestas a los retos de la humanidad
Medio millar de l¨ªderes religiosos y espirituales escriben desde hoy el pr¨®logo del IV Parlamento de las Religiones del Mundo, convocado para los pr¨®ximos d¨ªas 7 a 13 y uno de los acontecimientos estelares del F¨®rum de Barcelona 2004. Los organizadores esperan reunir en esta magna demostraci¨®n de concordia interreligiosa a cientos de confesiones -entre ellas, las mayoritarias: cristianismo, islamismo, budismo, hinduismo y juda¨ªsmo, en casi todas sus m¨²ltiples variantes-, y a no menos de 5.000 personas. Ser¨¢ el cuarto Parlamento que se celebra desde 1893, el primero con sede en un pa¨ªs europeo.
En tiempos de globalizaci¨®n, reci¨¦n estrenado el siglo XXI con nuevas guerras y dramas humanitarios, las religiones quieren dar ejemplo de di¨¢logo y convivencia mezcl¨¢ndose durante una semana -del 7 al 13 de este mes-y poniendo sobre la mesa el peso de la dimensi¨®n espiritual del ser humano. Adem¨¢s, el Parlamento de las Religiones quiere erigirse en uno de los acontecimientos m¨¢s multitudinarios del F¨®rum Universal de las Culturas. Los organizadores empezaron hablando de cerca de 8.000 asistentes de todas las tradiciones religiosas, aunque en las ¨²ltimas semanas han rebajado las cifras. En todo caso, acudir¨¢n varios miles de representantes oficiales de otras tantas religiones, adem¨¢s de expertos y gentes de la base.
La Iglesia cat¨®lica romana, poco amiga de mezclarse en acontecimientos de este tipo, estar¨¢ representada oficialmente por un arzobispo de la Comisi¨®n Pontificia para el Di¨¢logo Religioso, Michael Louis Fitzgerald, responsable en el Vaticano de las relaciones con los musulmanes. Tambi¨¦n participar¨¢ el nuevo arzobispo de Barcelona, Llu¨ªs Mart¨ªnez Sistach.
El lema que presidir¨¢ este IV Parlamento es Senderos de paz: el arte de saber escuchar, el poder del compromiso. Ser¨¢ m¨¢s de una semana de trabajo intenso en la que se combinar¨¢ la actividad en peque?os grupos con sesiones multitudinarias. El director gerente del Parlamento de las Religiones, Dirk Ficca, dijo ayer que la reuni¨®n "se celebra en un mundo donde, despu¨¦s del 11-S, la religi¨®n tiene un papel m¨¢s destacado, para bien o para mal". "Existen tres motivos para asistir al Parlamento. En primer lugar, porque los distintos participantes vienen para compartir su identidad religiosa; porque dialogar¨¢n y buscar¨¢n entenderse mutuamente y contrastar tradiciones mediante la palabra, y, finalmente, para reflexionar sobre las religiones y su contribuci¨®n al objetivo de conseguir un mundo mejor", dijo Ficca.
El Parlamento de las Religiones del Mundo no finalizar¨¢ con una declaraci¨®n o un manifiesto unitario. La decisi¨®n la anunci¨® ayer Dirk Ficca y resultar¨¢ pol¨¦mica: son muchos los l¨ªderes espirituales que hab¨ªan expresado ya grandes esperanzas en un previsible manifiesto final, como mensaje de concordia religiosa ante una humanidad necesitada de ejemplos y en consonancia con el repensado lema del propio Parlamento, que alude al "arte de saber escuchar" y al "poder del compromiso".
El problema de las cifras
?Cu¨¢ntas religiones hay en el mundo? ?Cu¨¢ntas estar¨¢n representadas en este Parlamento de Barcelona? La primera pregunta no tiene respuesta. Algunos especialistas se atreven a manejar la cifra de 10.000 confesiones o Iglesias, pero Mary Pat Fisher, la autora de Religiones del siglo XXI, eleva a 21.000 s¨®lo las variantes contempor¨¢neas del cristianismo, la m¨¢s numerosa de todas -2.000 millones de fieles sumando los catolicismos ortodoxos, la multitud de Iglesias evang¨¦licas o protestantes y la Iglesia anglicana. Fisher tambi¨¦n suma innumerables denominaciones en las diferentes variantes del islam (1.190 millones de seguidores en total), del hinduismo (774 millones), el budismo (359 millones), la religi¨®n tradicional china (225 millones), los sijs (18 millones), el juda¨ªsmo (15 millones) o la Fe Baha'i (6 millones).
Se trata de datos que facilitan los dirigentes de cada religi¨®n. M¨¢s dif¨ªcil es saber el n¨²mero de los creyentes mormones, por ejemplo, o los del tao¨ªsmo, el confucionismo, el jainismo, el rastafarianismo, el zoroastrismo, la religi¨®n humanista o la de Bhagma Kumaris, por citar algunas de las otras confesiones presentes tambi¨¦n en Barcelona durante estas dos pr¨®ximas semanas. La ¨²nica confesi¨®n que se ha excluido expresamente es la de los testigos de Jehov¨¢.
La mezcolanza de creencias, a tono con la globalizaci¨®n de pr¨¢cticas religiosas que est¨¢n provocando los movimientos migratorios, se dejar¨¢n notar en este Parlamento como en ninguno anterior a trav¨¦s de un programa con 500 actividades y con decenas de asambleas generales y simposios espec¨ªficos. Entre las asambleas tem¨¢ticas hay cuatro candentes: la cuesti¨®n de los refugiados, la deuda externa de los pa¨ªses del sur, el acceso al agua potable y la violencia religiosa.
Los simposios programados, una quincena, atraen a especialistas y religiosos de toda clase y tendencia, incluido alg¨²n l¨ªder isl¨¢mico radical con problemas de pasaporte en alg¨²n pa¨ªs europeo. En todo caso, los t¨ªtulos de los debates no dejan lugar a dudas sobre las buenas intenciones de cada participante. Hay un simposio sobre Habilidades interreligiosas para construir la paz, otro de la llamada Cumbre de la nueva conciencia, y un tercero titulado El di¨¢logo de civilizaciones: islam y occidente en la b¨²squeda de un mundo justo y en paz. Tambi¨¦n hay un d¨ªa para discutir sobre Religi¨®n y derechos humanos: hacia una declaraci¨®n universal de los derechos humanos para las religiones del mundo. El simposio sobre Religi¨®n y resoluci¨®n de conflictos contar¨¢ con la presencia de la surafricana Ela Gandhi, nieta del libertador de India.
Paso a los te¨®logos de la liberaci¨®n
"No es posible un nuevo orden mundial sin una ¨¦tica mundial", proclam¨® el II Parlamento de las Religiones del Mundo, reunido en Chicago en 1993, cien a?os despu¨¦s de primero. El te¨®logo Hans K¨¹ng, que viene a Barcelona estos d¨ªas, enunci¨® el paradigma que debe iluminar las relaciones entre los hombres, los grupos, las etnias, las naciones y los Estados, con esta regla de oro de la reciprocidad: "No hagas a los dem¨¢s lo que no quieras que te hagan a ti".
Cientos de millones de personas padecen el desempleo, la pobreza y el hambre. Los ni?os mueren, asesinan y son asesinados. Los pol¨ªticos mienten para justificar guerras, matanzas y torturas. Los Estados viven sacudidos por corrupciones pol¨ªticas y econ¨®micas. La vida en las ciudades se hace dif¨ªcil por los conflictos sociales, raciales y ¨¦tnicos, por el abuso de la droga y por el crimen organizado. Y persisten dirigentes de religiones que incitan a la agresi¨®n, al fanatismo y a la xenofobia, e incluso inspiran enfrentamientos sangrientos. Es literalmente el panorama al que se enfrentan las religiones que se han dado cita en Barcelona en esta quincena de julio para hablar y escuchar.
Tres cuartas partes de la humanidad dice estar vinculada a alguna de las religiones que predican en alto la justicia, la bondad y la caridad. Pero el mundo parece acercarse "al final de la historia en un retrete", como ha escrito el pensador franc¨¦s Andr¨¦ Gluksmann a prop¨®sito de todo. Esta semana lo subrayar¨¢n en el IV Parlamento de las Religiones del Mundo los te¨®logos cat¨®licos de la liberaci¨®n (perseguidos tantas veces por la jerarqu¨ªa romana) y varios pensadores del islam, el budismo, el juda¨ªsmo y el hinduismo, convocados a un simposio especial por Juan Jos¨¦ Tamayo, director de la C¨¢tedra de Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacur¨ªa, de la Universidad Carlos III de Madrid.
"Las religiones operan con frecuencia como factor de violencia y de alienaci¨®n de las conciencias, y como elemento retardatario de los pueblos. Pero esto no pertenece al n¨²cleo de las religiones. Constituye, m¨¢s bien, una perversi¨®n del propio fen¨®meno religioso", sostiene Tamayo como aperitivo de los debates. Teolog¨ªa de la liberaci¨®n y di¨¢logo entre religiones se encuentran por primera vez tras haber caminado en paralelo.
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