Megawati, el crudo despertar de un sue?o
Los expertos vaticinan el fin de la carrera pol¨ªtica de la presidenta de Indonesia en la segunda vuelta de las elecciones
Los indonesios descubrieron durante la campa?a electoral para las primeras elecciones presidenciales directas una desconocida Mega -como popularmente se conoce a Megawati Sukarnoputri-. La presidenta, 57 a?os, abandon¨® su habitual encierro y sali¨® a la calle, visit¨® mercados, estaciones de autobuses, escribi¨® columnas en los peri¨®dicos e incluso dio alguna conferencia de prensa y alguna entrevista. Demasiado tarde. Despu¨¦s de tres a?os de Gobierno, se hab¨ªa esfumado la tremenda popularidad de esta mujer que lleg¨® al poder aupada por el carisma de su padre, el general que arranc¨® a Indonesia de la dominaci¨®n colonial holandesa, en 1949.
La Comisi¨®n General Electoral (KPU) inform¨® ayer que los resultados definitivos de las elecciones los har¨¢ p¨²blicos el 20 de julio, pero con dos tercios de los votos escrutados el gran triunfador de las elecciones es Susilo Bambang Yudhoyono, con un 33,5% de los votos. El segundo candidato m¨¢s votado es Megawati, con un 26,5%, por lo que ambos ser¨¢n los que se disputen la segunda vuelta electoral el pr¨®ximo 20 de septiembre. Pero los analistas coinciden en que la suerte est¨¢ echada. "Es el fin pol¨ªtico de Megawati", afirma Sofjan Wanandi, presidente de la C¨¢mara de Comercio de Indonesia.
El golpe de Estado del general Suharto, en 1965, puso en dificultades a la familia Sukarno. Megawati, que con frecuencia acompa?aba a su padre en viajes oficiales, se limit¨®, durante casi las dos primeras d¨¦cadas de la dictadura, a ser un ama de casa dedicada al cuidado de sus tres hijos. Dos del primer matrimonio, del que qued¨® viuda en 1970, para volver a casarse a?os despu¨¦s con Taufiq Kiemas. "Lleg¨® al poder por su padre y lo pierde por su marido", afirma un antiguo compa?ero de estudios de Megawati.
Seg¨²n el semanario pol¨ªtico Tempo, los asesores de la presidenta recomendaron a Kiemas que se mantuviera "callado" y "alejado lo m¨¢s posible" de Megawati durante la campa?a electoral para facilitarle el camino de la reelecci¨®n. Tambi¨¦n fue tarde. Desde Yakarta hasta Bali, la isla de mayor¨ªa hind¨² que sigue fiel a Megawati, el dedo acusador apunta a Kiemas de estar involucrado en la rampante corrupci¨®n que se extiende por el pa¨ªs.
Megawati salt¨® a la arena pol¨ªtica en 1993, cuando se convirti¨® en presidenta del Partido Democr¨¢tico de Indonesia (PDI). Fueron a?os dif¨ªciles para sobrevivir pol¨ªticamente en un r¨¦gimen que hac¨ªa aguas y coincidiendo con el final de la dictadura de Suharto, en 1998, Megawati se hizo cargo de una facci¨®n del PDI que denomin¨® Lucha (PDI-P). Para entonces, millones de indonesios hab¨ªan volcado su esperanza en esta mujer.
En las elecciones de 1999, el PDI-P obtuvo el 33,7% de los votos. Pero con el 85% de la poblaci¨®n de religi¨®n musulmana, el Parlamento consider¨® que no pod¨ªa elegir a una mujer como presidenta del pa¨ªs y nombr¨® en su puesto a Abdurraman Wahid. Megawati fue nombrada vicepresidenta, pero el Gobierno de Wahid fue tan err¨¢tico que pronto le destituyeron por un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n y eligieron presidenta a Megawati.
Apenas han pasado tres a?os desde entonces, pero casi como su predecesor, Mega se ha aislado y ha convertido su popularidad en desencanto. La corrupci¨®n rampante, el tremendo desempleo, la falta de decisi¨®n y las tensiones separatistas han llevado a sus antiguos seguidores a darle la espalda.
En las elecciones generales de abril pasado, el PDI-P se qued¨® en segundo lugar. El fin pol¨ªtico de la presidenta qued¨® patente entonces. A pesar de ello, Megawati trat¨® en la reciente campa?a electoral de remontar su popularidad. Pero de nuevo, fue demasiado tarde.
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