Acosado Berlusconi
Silvio Berlusconi es un superviviente, pero quiz¨¢ no por mucho tiempo. Su partido, Forza Italia, sufri¨® un serio aviso en las elecciones europeas, reafirmado dos semanas despu¨¦s por los votantes milaneses. Ahora, tras una disputa con dos de sus socios de coalici¨®n, que han forzado el cese del ministro de Finanzas, Giulio Tremonti, el primer ministro ha asumido temporalmente la cartera econ¨®mica y ha acudido a Bruselas para evitar la censura de sus colegas de la UE sobre el disparado d¨¦ficit presupuestario de su pa¨ªs. Lo ha conseguido tras prometer recortar el gasto en 7.500 millones de euros.
La debilidad pol¨ªtica acumulada por Berlusconi en los comicios europeos y locales -a diferencia de sus aliados gubernamentales- puede resultar fatal para el fr¨¢gil enganche de una coalici¨®n en la que cada partido tiene objetivos diferentes. El sacrificio de Tremonti se ha producido porque los posfascistas de la Alianza Nacional y los democristianos de la UDC, dos de los aliados de Berlusconi, consideran que la pol¨ªtica econ¨®mica italiana debe enfocarse hacia un mayor gasto en lugar de las rebajas impositivas que pretende el primer ministro. Mientras la UDC amenaza con sacar a sus dos ministros del Gabinete si Il Cavaliere no se pliega a sus puntos de vista, a los populistas regionales de la Liga Norte, el tercer socio en el Gobierno, no les ha gustado el despido de Tremonti. Y Umberto Bossi advierte de que ser¨¢ ¨¦l quien rompa la baraja si, como consecuencia de esta crisis, se pone en peligro la reforma federalista.
Berlusconi apaga fuegos prometiendo que s¨®lo se ocupar¨¢ de las finanzas por unos d¨ªas, y que ser¨¢ el nuevo ministro del ramo -una vez que el comisario europeo Mario Monti ha rechazado el puesto- el que ponga orden en una econom¨ªa en la que crece exponencialmente la deuda, sigue sin reformarse a fondo un sistema de pensiones devorador y las promesas de recortes fiscales nunca se concretan. Italia gasta como si, en vez de ser el pa¨ªs m¨¢s endeudado de Europa, fuera uno de los m¨¢s boyantes del planeta. La calidad de su deuda p¨²blica fue degradada ayer, en un gesto inusual, por una de las m¨¢s relevantes agencias de riesgos.
Parece poco probable en este contexto de varapalos que el primer ministro m¨¢s duradero en medio siglo pueda cumplir su vaticinio de llegar al final de la legislatura, en 2006. Es cierto que las presiones de sus socios no son nuevas y que el sistema bipolar italiano hace dif¨ªcil para ellos encontrar acomodo si deciden romper su alianza. Pero la batalla en curso en Italia obedece mucho menos a discrepancias econ¨®micas que al hecho de que los aliados de Berlusconi presienten que se acaba el largo reinado de Il Cavaliere sobre la derecha del pa¨ªs transalpino. Y unos y otros buscan posiciones en un hipot¨¦tico nuevo escenario.
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