Viejas heridas
EL ?REA de Tel Aviv donde se encuentran la mayor parte de los edificios preservados por la Unesco, la ciudad blanca, empez¨® a ser construida en 1930 por un grupo de 17 a 20 arquitectos jud¨ªos, que previamente hab¨ªa realizado sus estudios en la Escuela de Arte Bauhaus en Dessau, Alemania, que hab¨ªa fundado en 1919 Walter Gropius, y en la que recibieron los conocimientos esenciales de esta nueva orientaci¨®n, que hizo de la simplicidad una de sus l¨ªneas generales.
Los alumnos jud¨ªos de la Bauhaus, entre los que se encontraban arquitectos como Arieh Sharon, Dov Carmi, Zeev Rechter, Richad Kauffaman o Erich Mendelson, trabajaron de manera incansable durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en Tel Aviv, entonces una ciudad joven, que apenas hab¨ªa cumplido veinte a?os y que hab¨ªa sido dise?ada a principios de siglo por el arquitecto brit¨¢nico sir Patrick Gades, en una franja costera de unos 50 kil¨®metros cuadrados, donde se amontonan hoy unos 400.000 habitantes, que constituyen por s¨ª solos el 50% de las fuerzas laborales, intelectuales, industriales y financieras del pa¨ªs.
Aquel grupo selecto de arquitectos aport¨® al nuevo Tel Aviv una manera diferente de construir a como lo hab¨ªan estado haciendo hasta entonces las comunidades aut¨®ctonas palestinas, y m¨¢s de acuerdo con esa nueva sociedad simple, severa y espartana, entonces estrechamente enraizada con la utop¨ªa sionista y la formaci¨®n de un hombre y una sociedad nueva. Con este estilo, convenientemente adaptado a la climatolog¨ªa y caracter¨ªsticas del terreno, se levantaron edificios p¨²blicos, hospitales, escuelas, pero tambi¨¦n bloques de apartamentos para trabajadores o residencias privadas.
La ciudad blanca de Tel Aviv se convert¨ªa as¨ª, poco a poco, en la imagen y en la ense?a arquitect¨®nica de una nueva sociedad, la de Israel, en contraposici¨®n de la ciudad negra, la configurada por la sociedad palestina, que poco a poco fue siendo obligada a refugiarse en las callejuelas del viejo puerto de Yaffo y de otras zonas marginales del sur de la ciudad, donde vive hoy d¨ªa, junto con los inmigrantes ilegales, medio recluida, atrinchera en los antiguos y se?oriales edificios ¨¢rabes.
La nominaci¨®n de la ciudad blanca de Tel Aviv como Patrimonio de la Humanidad no s¨®lo ha reabierto las viejas heridas entre la sociedad palestina y la jud¨ªa, sino tambi¨¦n ha enconado el enfrentamiento entre los intelectuales ilustrados y las ¨¢vidas empresas urbanistas, para los que la preservaci¨®n y protecci¨®n de los viejos edificios del estilo Bauhaus supone unas p¨¦rdidas financieras importantes y un freno de sus ansias de especulaci¨®n urban¨ªstica.
En medio de la pol¨¦mica, el ayuntamiento, tradicionalmente laborista de Tel Aviv, carece de energ¨ªa, autoridad y sobre todo de dinero para imponer un proyecto que permita garantizar la salvaguarda de un conjunto de edificios hist¨®ricos, muchos de los cuales est¨¢n en estado ruinoso. Una buena prueba de esta incapacidad es que el plan de actuaci¨®n municipal se encuentra bloqueado e impugnado por las inmobiliarias ante los tribunales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.