Amor y Roma son c¨®mplices
Ya a los romanos antiguos les gustaba que el nombre de su ciudad fuese anagrama y pal¨ªndromo del Amor. En Fragmentos del romano Antonio S¨¢nchez Zamarre?o explora desde un lenguaje contempor¨¢neo esa otra romanidad: "Venus es dos en la ciudad de Roma". El poeta es portavoz de aquellos que prefieren la intimidad al imperio: "M¨¢s all¨¢ de tus senos extendidos / no hay nada que no sea tierra de b¨¢rbaros". Ense?a a valorar los peque?os triunfos de nuestra vida privada, algo que nunca entender¨¢n los ambiciosos de cualquier signo. Venus y Marte son dioses de plena actualidad cultural, incluso geopol¨ªtica. Hay que elegir uno de ellos. Nuestro poeta lo ha hecho ya: "En todo labio Venus vence a Marte". El protagonista de este arte de amar se llama Publio Antonio: como Ovidio y como el autor real. Prefiere la plenitud er¨®tica a la del poder: "No tuvo C¨¦sar un instante as¨ª". Y transforma las peripecias de la antigua urbe en aventura personal y transferible: "C¨®mo no arder¨¢ Roma en tu desnudo".
FRAGMENTOS DEL ROMANO
Antonio S¨¢nchez Zamarre?o
Diputaci¨®n de Salamanca Salamanca, 2004
174 p¨¢ginas. 8 euros
El libro en su conjunto deja
ver una bella alegor¨ªa (la gran ciudad, todo un imperio, como trasunto del amor). No obstante, sus textos son tan cortos como las inscripciones o los graffiti que el azar nos ha conservado. Estos fragmentos parecen de edificios o de papiros: "?Se salvar¨¢ cuanto en amor fue escombro?". Al final, los poemas tienden al epitafio, que es la forma m¨¢s alta del epigrama: "si amante, te ser¨¢ la tierra leve /
... si romano, m¨¢s leve todav¨ªa". Nieve, cicatrices, ceguera y monedas anticipan el ¨²ltimo viaje. El desenga?o amoroso viene acompa?ado del desenga?o de la escritura: "Anoche a tu salud hice un hex¨¢metro. / Cu¨¢ntos elogios. Pero hubiera sido / mejor andar sin gloria y dormir juntos".
La sintaxis antigua contribuye a fraguar un idioma contempor¨¢neo: "Cuando se va de m¨ª soy muchedumbre". En la l¨ªnea de Horacio, Zamarre?o sabe que la vulgaridad es peor que la soledad. Por eso al amar adopta puntos de vista ins¨®litos: "Su pie poroso filtra el universo: / si entra en el bosque, dejar¨¢ burbujas, / hojas ca¨ªdas y sabor a sal". Y a pesar de la seriedad de su lenguaje, siempre est¨¢ alerta: "cre¨ª ver en el ojo / de la perdiz un punto de iron¨ªa". Por cl¨¢sico, este libro de amor lleva la perfecci¨®n formal a un proyecto ¨¦tico. As¨ª hay que entender, por ejemplo, su celebraci¨®n de lo humilde: "Ojal¨¢ una mujer tan ¨¢urea tenga / labios de barro para amarme a m¨ª". Fragmentos del romano suma la contundencia de la madurez a la osad¨ªa feliz de un primer libro.
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