Un coloso con limitaciones din¨¢micas
Grande, llamativo y con una est¨¦tica poderosa y diferente. El Chrysler 300C es la respuesta de la marca americana a las berlinas europeas de prestigio que triunfan en el mercado estadounidense. Se trata de un coche moderno que ofrece la amplitud y el confort habituales siempre en los grandes modelos norteamericanos. Pero, a pesar de haber recibido algunas modificaciones mec¨¢nicas para adaptarlo al gusto europeo, sigue presentando carencias din¨¢micas que le sit¨²an por detr¨¢s de sus rivales de aqu¨ª. Y aunque es algo m¨¢s asequible, viene menos equipado de serie y no aporta ventajas econ¨®micas importantes que refuercen sus argumentos.
Imagen impactante
El 300C sustituye al 300M y tiene esas medidas generosas tan habituales al otro lado del Atl¨¢ntico: cinco metros de largo. Sin embargo, m¨¢s que el tama?o lo que llama la atenci¨®n en este coche es el dise?o exterior, que se inspira y actualiza el de las berlinas americanas de los a?os cincuenta en un intento por evocar el poder¨ªo de una industria que en aquel tiempo marcaba la pauta en el mundo.
Impactan sobre todo su enorme parrilla, con cuatro faros circulares envueltos en un cap¨® alto y alargado. Destacan tambi¨¦n los resaltes de las aletas y, sobre todo, la cintura alta de las puertas, que deja el espacio justo para unas ventanillas peque?as. Y todo esto junto a las formas cuadradas y recortadas de la zaga y las grandes llantas crea una imagen robusta y poderosa que le hace parecer incluso m¨¢s grande de lo que es y le distingue de todos los modelos de su tama?o. Por lo dem¨¢s, la aerodin¨¢mica es s¨®lo correcta (CX: 0,34).
Amplitud interior
Esta visi¨®n norteamericana de la elegancia se completa con un interior amplio, original y llamativo, aunque sin los refinamientos de los mejores modelos europeos de su tama?o. El salpicadero tiene una presentaci¨®n atractiva, con una instrumentaci¨®n elegante
y detalles metalizados y de madera que realzan el conjunto. Combina pl¨¢sticos en dos tonos, m¨¢s oscuros en la zona superior y m¨¢s claros en la inferior, para aumentar la sensaci¨®n de amplitud. As¨ª, ofrece unas buenas butacas delante y unas plazas traseras que permiten llevar las piernas sin agobios. Y como la posici¨®n de los asientos es alta, la escasa superficie acristalada no hace sentirse enclaustrado. Pero los pl¨¢sticos son de calidad media y no tiene los acabados de sus rivales europeos.
Por lo dem¨¢s, el maletero es grande, y la dotaci¨®n de huecos, correcta: dos posavasos delante y dos atr¨¢s, repisas en la zona del cambio, guantera con dos alturas, apoyabrazos central con un buen cofre interior, portagafas y bolsas peque?as en las cuatro puertas. Adem¨¢s, incluye detalles curiosos, como los pedales regulables.
Tres motores y propulsi¨®n trasera
El 300C ha recibido mejoras de suspensiones, direcci¨®n y frenos para adaptarse a las exigencias europeas. Mantiene la propulsi¨®n trasera como argumento de prestigio y se vende con tres motores de gasolina. La versi¨®n b¨¢sica es un 2.7 V6 de 193 CV (37.649 euros) que se queda muy justo. Le siguen el 3.5 V6 de 253 CV (44.489) y un imponente 5.7 V8 EMI de 345 CV (53.464). Los dos primeros llevan un cambio manual de cuatro marchas muy superado. Y el V8 monta un secuencial de cinco y un sistema que desconecta cuatro cilindros cuando se acelera poco y reduce el consumo hasta un 20%. El equipo de serie incluye siempre cuatro airbags, ABS, ESP, climatizador, tapicer¨ªa de cuero y todo lo habitual. En octubre llegar¨¢ la carrocer¨ªa familiar o Touring, y a final del a?o 2005 se a?adir¨¢ un nuevo turbodi¨¦sel desarrollado por Mercedes, con unos 190 CV.
Conclusi¨®n
El 300C es una berlina grande que destaca por la fuerza y originalidad de su l¨ªnea. Ofrece un interior amplio y moderno, buenos motores y un maletero generoso. Pero el cambio de cuatro marchas penaliza las prestaciones, y tanto el equipo de serie como la calidad del conjunto est¨¢n un paso por detr¨¢s de sus rivales europeos.
BUENA IMAGEN Y CALIDAD MEDIA
El dise?o interior del 300C combina clasicismo y modernidad. El salpicadero tiene unas formas voluminosas e incluye detalles cuidados, como la instrumentaci¨®n en fondo blanco, una consola metalizada muy llamativa o los adornos de carey (concha de tortuga) en el volante, cambio y puertas. Pero los pl¨¢sticos son algo pobres y no tienen el empaque y calidad que distinguen a los modelos europeos de prestigio.
La habitabilidad interior es generosa, aunque no tanto como se podr¨ªa esperar de un coche tan grande. Sin embargo, cuenta con unas plazas traseras desahogadas que ofrecen suficiente espacio para las piernas e incluyen un apoyabrazos desplegable con dos posavasos. La dotaci¨®n de huecos tambi¨¦n es correcta, y aprovecha bien la zona de la palanca de cambios para integrar dos repisas y otros dos posavasos.
El 300C aporta un buen maletero de 504 litros que se puede ampliar abatiendo por partes los respaldos traseros, e incluye una red muy pr¨¢ctica para sujetar el equipaje. Y la zaga mantiene el estilo del resto de la carrocer¨ªa, con mucha chapa y poco cristal, para dar sensaci¨®n de poder¨ªo. La altura del parachoques, la tapa del maletero sin adornos y los pilotos peque?os en vertical son sus notas distintivas.
MENOS SOFISTICADO
El 300C no es tan caro como las berlinas europeas de prestigio, pero a cambio incluye un equipo de serie inferior, tanto en seguridad (s¨®lo cuatro airbags) como en detalles tecnol¨®gicos (sistema de comunicaci¨®n...). En cambio, viene con tapicer¨ªa de cuero, pero tiene una calidad de conjunto inferior, con soluciones mec¨¢nicas, materiales y acabados menos sofisticados, y con peores prestaciones.
El modelo de Chrysler cuesta 3.500 euros menos que el Volvo S80 2.5 turbo y 6.500 menos que los Mercedes E 320 y Audi 3.2 FSi. Pero los dos primeros llevan cambio autom¨¢tico de cinco marchas, y el Audi incluye tambi¨¦n la tracci¨®n Quattro y ocho airbags, adem¨¢s de otros detalles. La diferencia sube a 8.000 euros con el Jaguar S-Type, que tambi¨¦n incluye un equipamiento y prestaciones superiores al Chrysler, sobre todo en aceleraci¨®n.
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