Los desolados bueyes de siempre
Contrariamente al r¨ªo de Her¨¢clito, los mismos bueyes de Miura pasan todos los a?os por Pamplona. Salvo el tercer toro, que no parec¨ªa en nada de esa ganader¨ªa, porque era cornicorto y astigordo, que cumpli¨® en varas y sirvi¨® para la muleta, las restantes reses fueron la cr¨®nica de un fiasco anunciado. Basta que se anuncie el nombre de Miura para que est¨¦ garantizado el aburrimiento de los aburrimientos.
Todo estuvo tan fiel al gui¨®n que cada vez que uno de los toreros tomaba la muleta, todo el mundo -ese peque?o y bullicioso mundo que conforma una plaza de toros- se daba cuenta de que las faenas que se iban a realizar iban dirigidas hacia la nada.
Debemos repetir la idea de que por la tarde pamplonesa saltaron a la arena desolados bueyes hom¨¦ricos, excepto lo ya dicho y alguna faceta del sexto. El resto entraba en la leyenda del mayor de los petardos.
Miura / Padilla, Chaves, Vilches
Toros de Eduardo Miura: excepto el 3?, poco servibles. Juan Jos¨¦ Padilla: dos pinchazos, casi entera -aviso- y cuatro descabellos (silencio); pinchazo, media estocada perpendicular y descabello (silencio). L¨®pez Chaves: seis pinchazos, media delantera y dos descabellos (silencio); estocada perpendicular y dos descabellos (aplausos). Luis Vilches: pinchazo, media estocada desprendida y tres descabellos (silencio); pinchazo, estocada ca¨ªda -aviso- y dos descabellos (silencio). Plaza de toros de Pamplona, 11 de julio, s¨¦ptima de feria. Lleno.
Con este panorama, no era extra?o que los toreros se sumaran al carro de la nada metaf¨ªsica. Se junt¨® de golpe tal insulsez que todo argumento estaba fuera del lenguaje.
Juan Jos¨¦ Padilla sali¨® con un vestido que presagiaba la tarde que vendr¨ªa. Parec¨ªa el hombre de los refrescos en d¨ªa de carnaval o, para cin¨¦filos de viejo cu?o, iba al estilo de Carmen Miranda en Copacabana. A su primer toro lo tore¨® o hizo que lo tore¨® con muchas precauciones. Y en su segundo volvi¨® a estar en la ¨®rbita de la nada inm¨®vil.
El salmantino L¨®pez Chaves fue superado por su primero, al que mulete¨® con la mano demasiado alta. Luego result¨® que ¨¦se es un defecto que "atesora" como peculiar. Por lo visto, no sabe salir de ah¨ª, ya que en su segundo toro tambi¨¦n se le fue la mano demasiado arriba. Cierto que el torero sabe que si baja la mano hay m¨¢s peligro. Por eso lleva los toros a media altura: para que el animal no se sienta inc¨®modo. Pero tambi¨¦n debe saber muy bien que si no se baja la mano no hay posibilidad de triunfo. ?sa es una parte de la ley del toreo de hoy y de siempre.
Luis Vilches pareci¨® apuntar alg¨²n detalle. Pero no pas¨® de ir m¨¢s all¨¢ de bocetos. En un quite que hizo al primer toro de L¨®pez Chaves dibuj¨® dos lances de bella factura. Sin embargo, s¨®lo qued¨® en su soplo fugaz. Del resto de su actuaci¨®n s¨®lo se anota algunos muletazos a su primero y poco m¨¢s. En el sexto, segundo de su lote, dej¨® en evidencia muy poco dominio y much¨ªsimas dudas... Las dudas que le sobran a este torero son las que le faltan a los de La Misericordia de Pamplona, entidad que gestiona las corridas, a la hora de contratar los toros de Miura. ?De verdad que nunca han dudado si hacen bien repitiendo incesantamente, a?o tras a?o, la contrataci¨®n de este hierro? ?Quiz¨¢ deber¨ªan estar atentos a las explicaciones que da el presocr¨¢tico Her¨¢clito a la hora de hablar de su famoso r¨ªo?
Por otro lado, lo m¨¢s destacable de la corrida de ayer en Las Ventas fue una buena faena de Rafael Gonz¨¢lez, malograda con la espada, informa Efe. Con toros de Alonso Moreno, el cuarto como sobrero, justos de presencia, con poca fuerza y escaso juego pero algunos con peligro, actuaron Jos¨¦ Ignacio Ramos (ovaci¨®n y palmas); Rodolfo N¨²?ez (silencio y palmas), y el citado Rafael Gonz¨¢lez (aviso con gran ovaci¨®n tras petici¨®n; ovaci¨®n). La plaza registr¨® un cuarto de entrada en tarde agradable, aunque con viento que molest¨® mucho la lidia.
Mientras en Barcelona se suspendi¨® la corrida por la lluvia, en Marbella, Javier Conde, Rivera Ord¨®?ez y El Fandi salieron a hombros. Hubo media entrada y toros de Gerardo Ortega, desiguales de presentaci¨®n y de buen juego en general. Javier Conde (dos orejas; aviso y ovaci¨®n); Rivera Ordo?ez (ovaci¨®n y dos orejas) y El Fandi (dos orejas y dos orejas y rabo) completaron la terna. Conde, seg¨²n Efe, hizo una faena primorosa al primero, y fall¨® con la espada en el cuarto. Rivera se mostr¨® valiente y sac¨® pases estimables en su lote, el mejor de la corrida. Y El Fandi entusiasm¨® con las banderillas y en las faenas, en las que prodig¨® los rodillazos.
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