Prisiones y rehabilitaci¨®n
Hace un par de meses se vivi¨® un violento mot¨ªn en el centro penitenciario de Quatre Camins. Un centenar de internos hicieron suyo el m¨®dulo 1, hirieron gravemente a un subdirector y retuvieron por la fuerza a un funcionario durante cinco horas.
Pasados unos d¨ªas se vio claramente que aquello no fue un mot¨ªn, fue un grav¨ªsimo incidente criminal provocado por unos pocos internos muy conflictivos.
Las razones que motivaron el grave incidente a¨²n hoy no est¨¢n claras, y desde entonces los responsables de Justicia intentan desviar la atenci¨®n, ya sea hablando de la masificaci¨®n en los centros, o de la falta de preparaci¨®n de los funcionarios, o de los supuestos malos tratos a algunos presos. Esto ha dado una imagen sesgada de la realidad penitenciaria. Algunos han opinado sobre el asunto a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n y han puesto en tela de juicio la actuaci¨®n de unos funcionarios a los que, por cierto, ni se ha tomado declaraci¨®n. Todos queremos salvaguardar los derechos humanos, pero que sean los tribunales quienes instruyan y resuelvan, no los responsables pol¨ªticos. ?Y la presunci¨®n de inocencia?, ?y el principio de contradicci¨®n?
En mi opini¨®n, las causas del incidente de Quatre Camins son otras y tienen largo alcance. Yo me remontar¨ªa a la aprobaci¨®n del C¨®digo Penal de 1995, cuando el PSOE gobernaba, que si bien tuvo aspectos positivos, como el nacimiento de las medidas penales alternativas a la prisi¨®n o la aparici¨®n de nuevos tipos delictivos m¨¢s en consonancia con el siglo que vivimos, tuvo otros que influyeron negativamente en la vida penitenciaria, endureciendo y limitando la salida en libertad.
Se elevaron las penas por los delitos m¨¢s corrientes en nuestra sociedad: los delitos contra la propiedad y contra la salud p¨²blica. Estos delitos alcanzan en nuestras prisiones al 75% de la poblaci¨®n reclusa.
Y lo m¨¢s importante: desaparecieron los beneficios penitenciarios. No se redujeron a la mitad o a un tercio. Desaparecieron de un plumazo, y esa medida, al cabo de los a?os repercute en la vida de las prisiones. Es lo que en lenguaje penitenciario decimos "se pierde la esperanza"; toda persona, para seguir viviendo, necesita esperanza, y los internos de los centros penitenciarios, tambi¨¦n. El C¨®digo Penal endureci¨® las penas, suprimi¨® los beneficios y puso en marcha las largas condenas.
Esta situaci¨®n nos ha llevado a un incremento muy importante de poblaci¨®n reclusa. Hoy en las prisiones catalanas hay 7.900 internos. En el a?o 2000, eran 6.100 internos. Esta situaci¨®n tambi¨¦n nos ha llevado a reunir m¨¢s presos peligrosos. Los que antes no llegaban a 50 y eran f¨¢cilmente controlables, ahora superan los 250. Son personas inadaptadas, con condenas largas, que no tienen nada que perder y para las que el r¨¦gimen ordinario del centro s¨®lo sirve para crear conflicto.
Por eso, desde hace un a?o se est¨¢ construyendo un segundo centro de alta seguridad en Quatre Camins, en el que, junto con el de Ponent, estos presos m¨¢s conflictivos estar¨ªan bajo control. El resto, que son presos ordinarios, tienen que seguir gozando de les medidas de reinserci¨®n.
Por ¨²ltimo, y no por ello es menos importante, hablemos un momento de la doble funci¨®n que ejercen las prisiones: seguridad y rehabilitaci¨®n. El Gobierno anterior, el de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), trabaj¨® arduamente para conseguir un equilibrio entre ambas funciones, y trabaj¨® codo a codo con sus funcionarios. En algunos de nuestros centros las paredes son viejas, pero los profesionales que trabajan en su interior lo han hecho y lo hacen creyendo realmente en las pol¨ªticas de rehabilitaci¨®n.
El estudio sobre reincidencia que se present¨® hace un par de meses lo confirma. Las medidas penales alternativas que se aplican, tambi¨¦n. Los recursos humanos dedicados a la educaci¨®n, a la reinserci¨®n, a la salud de los internos y al trabajo productivo son un hecho indiscutible.
Espero que ese trabajo y sus resultados se mantengan y si es posible se incrementen los recursos en los pr¨®ximos presupuestos.
Quiero recordar aqu¨ª que cuando el tripartito se repart¨ªa los departamentos, ninguno hizo votos a favor del de Justicia; las prisiones no interesaban a nadie... Ahora su inter¨¦s es dar una imagen negativa del sistema penitenciario y de sus funcionarios. No se puede hacer del incidente criminal de Quatre Camins ninguna bandera y no se puede tener a los funcionarios en situaci¨®n permanente de sospecha. Los hechos tienen que aclararse, pero asuntos tan graves como este deben llevarse con prudencia y discreci¨®n y hay que dejar trabajar a los jueces con plena libertad. Si hay culpables, los tribunales lo dir¨¢n, pero es muy importante seguir confiando en los profesionales de prisiones. Su trabajo y el ¨¢mbito donde lo ejercen es duro.
Y un consejo, que los nuevos responsables penitenciarios se pongan las pilas y hagan suyo el mundo penitenciario. Las prisiones catalanas y sus funcionarios lo merecen. Los internos que cumplen su condena, tambi¨¦n.
N¨²ria de Gispert i Catal¨¤ es diputada por CiU en el Parlament de Catalunya.
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