El valor de la religi¨®n
Las religiones son los r¨ªos que van a dar a la mar de una sola divinidad: el amor a todo ser humano. La palabra latina religio indicaba delicadeza y cuido, esas dos virtudes que, en ¨²ltimo y primer t¨¦rmino, deseamos, por necesidad, que los dem¨¢s practiquen con nosotros y que constituyen el n¨²cleo puro de toda religi¨®n. Las iglesias difieren por causas ¨¦tnicas y culturales y porque todo concepto de divinidad trascendente y de M¨¢s All¨¢ es, como producto cultural, fruto imaginativo de la mente, incapaz hoy por hoy de otra cosa. En cambio, las religiones coinciden en su prop¨®sito de renovar por el esp¨ªritu la especie humana, ayud¨¢ndola a ser libre, sabia y buena para lograr una vida digna, justa y solidaria mediante una ¨¦tica afectiva y efectiva que construya la paz y la concordia entre todos. Los creyentes, pues, no lo son s¨®lo en un ser trascendente, sino en s¨ª mismos. Su fe resulta consustancial y com¨²n a la condici¨®n humana, incluidos los agn¨®sticos y ateos, los m¨¢s religiosos de todos si, am¨¦n de ser honestos, lo son porque no creen en las versiones de la divinidad imaginadas e impuestas por el grupo dominante en su cultura o dudan razonablemente de su propia raz¨®n como ¨²nico instrumento de explicar lo inefable. Su preocupaci¨®n religiosa es a menudo m¨¢s sincera e indica m¨¢s espiritualidad que la de muchos creyentes infieles a su propia fe.
El ateo Malraux dijo que el tercer milenio ser¨ªa espiritual o no habr¨ªa tercer milenio
No ha de extra?ar, por tanto, que en el Parlamento de las Religiones del F¨®rum barcelon¨¦s se coincida en hablar m¨¢s de las personas que de los dioses respectivos y, en especial, de las que sufren en sus carnes la apostas¨ªa pr¨¢ctica capitalista, que ha sustituido el cristianismo por el culto al dios Dinero en su templo, el Mercado; es decir, los millones de seres condenados a la miseria,la enfermedad, la muerte violenta, la opresi¨®n y explotaci¨®n de su persona, y todo eso en nombre de Dios como en las cruzadas medievales, la fascista del general Franco o la democr¨¢tica del presidente Bush. Hab¨ªa que recordar que si las religiones han sido frecuentemente factor de violencia y de enajenaci¨®n ("opio del pueblo" las llam¨® Marx con cierta raz¨®n hist¨®rica) esto se debe a la manipulaci¨®n c¨ªnica de quienes las utilizan para sus fines de poder pol¨ªtico o econ¨®mico a trav¨¦s de la ideolog¨ªa o del fanatismo. Por ejemplo, el mal llamado "terrorismo isl¨¢mico" no es m¨¢s, en lo que afecta a Bin Laden y los suyos, que una estrategia violenta de cierto capitalismo internacional de origen ¨¢rabe contra el norteamericano, como demuestra el libro reciente de la economista Loretta Napoleoni. El islam no es terrorista, pero el capitalismo, cristiano o isl¨¢mico, s¨ª lo es. Por eso, las religiones, al denunciar los males concretos que sufren los humanos por culpa de una minor¨ªa prepotente, realizan una acci¨®n subversiva contra el desorden establecido en el mundo; acci¨®n que es de verdadera y alta Pol¨ªtica (con may¨²scula), como la que hacen Amnist¨ªa Internacional respecto a los derechos humanos o Greenpeace a favor de una naturaleza com¨²n. Los poderosos occidentales quisieran que la religi¨®n fuera un asunto privado, ya que lo privatizan todo, comenzando por sus propiedades y sus poderes, pero la religi¨®n, en cuanto ¨¦tica universal al servicio de la dignidad inviolable de las personas, consideradas como un fin y no como un medio, implica la acci¨®n p¨²blica, colectiva y solidaria frente a las violaciones de tal dignidad. Luchar por la democracia real, por la igualdad de la mujer,contra las guerras, el racismo o la homofobia, etc¨¦tera, son actos religiosos porque lo son de fe y de amor hacia el ser humano. En la biblia jud¨ªa, Jahv¨¦ interpela a Ca¨ªn con un ?qu¨¦ has hecho de tu hermano? En el evangelio de Cristo se asegura que "quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve". Y, en fin, en el Cor¨¢n se insta: "Haced el bien. Dios ama a quienes hacen el bien".
M¨¢s all¨¢ de una percepci¨®n superficial, provocada por los medios de comunicaci¨®n de una sociedad materialista, la religiosidad crece en el mundo y aumenta el n¨²mero de los solidarios y part¨ªcipes en los crecientes movimientos sociales contra el sistema imperante. En su alma brilla el fuego del esp¨ªritu, propio del g¨¦nero humano, pues creer en ¨¦ste y amarlo es un acto gratuito, desinteresado, que al tiempo reconoce y hace honor a la propia dignidad trascendente de cada ser, tantas veces negada por los creyentes en la mera raz¨®n instrumental; esa raz¨®n que a¨²n se pregunta ?por qu¨¦ tendr¨ªa yo que preocuparme por el sida que mata a millones de negros? Uno de los frutos del auge de la religiosidad aut¨¦ntica, de la que no s¨®lo cree, sino que act¨²a, es la crisis de las iglesias y estructuras religiosas politizadas (en el mal sentido de compartir o imitar a los poderosos), burocr¨¢ticas y de dogm¨¢tica cerrada y excluyente. Su destino irreversible es la decadencia y el abandono de su antigua grey si no se convierten a la religi¨®n que dicen profesar y renuncian a un lenguaje que oculta o adultera su aut¨¦ntico mensaje. En ese sentido,poco importa saber cu¨¢l sea la religi¨®n verdadera, sino en qu¨¦ consiste la verdadera religi¨®n: la del esp¨ªritu que mueve a cuidar de todo ser humano con la m¨¢xima delicadeza y que ve la verdad trascendente y humana que anida en las religiones de todas las culturas. El ateo Andr¨¦ Malraux dijo que el tercer milenio ser¨ªa espiritual o no habr¨ªa tercer milenio, y el secretario general de la ONU y premio Nobel de la Paz Dag Hammarskj?ld, lo vio muy claro: "Si el mundo no experimenta un renacimiento espiritual, la civilizaci¨®n se extinguir¨¢".
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