El Eje de la Prosperidad

Un buen t¨ªtulo period¨ªstico obvia a menudo la calidad de una noticia del mismo modo que el acierto de un eslogan publicitario disimula la inanidad del producto que anuncia. El discurso pol¨ªtico, como es sabido, no es ajeno a estas argucias persuasivas y trata a todo trance de ser una condensaci¨®n de ambas para garantizarse su proyecci¨®n medi¨¢tica y propagand¨ªstica. A ello responde, y no sin tino, el "Eje de la Prosperidad" que promueven ahora los presidentes de las comunidades de Madrid, Valencia y Baleares para acentuar, como dicen, las sinergias que decante la colaboraci¨®n m¨¢s estrecha entre estas tres comunidades gobernadas por el PP. Que Murcia haya quedado descolgada quiz¨¢ haya que atribuirlo a que no encaja en la geometr¨ªa del trazado axial.

Un espacio geogr¨¢fico y administrativo el descrito que suma el 26% de la poblaci¨®n espa?ola y el 30% de su PIB, como han subrayado sus promotores. En otras palabras, un interlocutor insoslayable a la hora de plantear sus problemas u objetivos comunes al Gobierno central. Por el momento, s¨®lo se han suscrito protocolos en torno a las comunicaciones y a sanidad, pero no se descarta que ampl¨ªen sus requerimientos. Eso s¨ª, se han apresurado a puntualizar que no constituyen un grupo de presi¨®n ni se les debe confundir con otras plataformas, como el Plan Maragall, pongamos por caso, que a juicio del consejero y portavoz de Consell, Alejandro Font de Mora, era un "ataque" e "invasi¨®n" de nuestra autonom¨ªa valenciana.

El Eje no es sospechoso en este sentido y as¨ª nos lo parece tambi¨¦n a nosotros. Mucho menos cabe esperar que jaquee a la Constituci¨®n o anude entre sus componentes pactos que cuarteen la integridad roque?a del Estado. En definitiva consiste en un tr¨ªo de gobernantes bien avenidos entre los que el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, se constituye en la bisagra de sus colegas, lo que le otorga alguna preeminencia, no obstante ser el titular de la autonom¨ªa menos evolucionada econ¨®micamente. Celebremos, pues, este vial hacia la prosperidad, que si alguna reticencia nos inspira es ¨²nicamente su escasa ambici¨®n, digamos que su vuelo gallin¨¢ceo en comparaci¨®n con los nexos regionales que cuajan o apuntan en otras ¨¢reas de Europa que se preparan para ser vectores del crecimiento futuro.

Por ejemplo, la eurorregi¨®n econ¨®mica propuesta por Pasqual Maragall y que tantas necedades inspir¨® al macizo conservador -que no empresarial- de Valencia, o el Arco Mediterr¨¢neo, no s¨®lo recomendado -en punto a la racionalizaci¨®n de sus infraestructuras- por prestigiosos gabinetes de estudios, sino que tambi¨¦n fue bandera agitada otrora por el ex presidente Eduardo Zaplana. Qui¨¦rase o no, cualquier ejercicio de prospectiva perfila el marco econ¨®mico del Pa¨ªs Valenciano. Con Arag¨®n, Baleares y Catalu?a, con Murcia o sin ella, y con Languedoc-Rosell¨®n, o sin ¨¦l. La inercia est¨¢ clara y pronto har¨¢ 50 a?os que el ge¨®grafo Pierre Deffontaines describi¨® la Espa?a del Este como un ¨¢mbito humano y f¨ªsico coherente a la espera de los l¨ªderes pol¨ªticos que lo engarcen econ¨®micamente a su horizonte natural y vocacional: Europa. Mientras, podemos engrasar los ejes de otras carretas y hacerle quites a la historia ineluctable, que es la eurorregi¨®n, cuya poblaci¨®n y PIB s¨ª nos pondr¨¢ en la ¨®rbita de la prosperidad.