El Gobierno se orient¨® hacia la guerra en 2002 y 'cocin¨®' la informaci¨®n despu¨¦s
El informe de lord Butler es transparente. Ni siquiera es necesario interpretar lo que dice. Despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre de 2001, recuerda el documento, George W. Bush decide ir a por el r¨¦gimen talib¨¢n en Afganist¨¢n, lanza la cruzada contra el eje del mal y "hay crecientes pruebas de que Estados Unidos se concentra en Irak". Seg¨²n el informe, pues, "esto lleva a un replanteamiento de la pol¨ªtica del Gobierno brit¨¢nico hacia Irak a primeros de 2002 y a la conclusi¨®n de que una acci¨®n m¨¢s fuerte (no necesariamente una acci¨®n militar) es necesaria para urgir al desarme iraqu¨ª".
?Se debi¨® este cambio a algunos datos o informaci¨®n de inteligencia sobre la amenaza de Irak? El informe es tajante. "Esa conclusi¨®n -la orientaci¨®n hacia la acci¨®n militar- no se bas¨® en ning¨²n nuevo desarrollo en el panorama [que se ten¨ªa] de Irak. En esa fase, no hab¨ªa reciente [informaci¨®n] de inteligencia que por s¨ª misma hubiera llevado a la conclusi¨®n de que Irak deb¨ªa preocupar m¨¢s que algunos otros pa¨ªses".
Tony Blair, se?ala el informe, "tanto por la influencia del Gobierno de EE UU como por un contexto m¨¢s amplio e internacional, vio la necesidad de una acci¨®n inmediata en Irak por un contexto m¨¢s amplio e internacional, especialmente por lo que se percib¨ªa como el continuo desaf¨ªo de la autoridad de Naciones Unidas".
Incluso cuando el documento habla de la ONU est¨¢ claro que lo asume como un pretexto. "La violaci¨®n de las resoluciones tambi¨¦n ofrec¨ªan la base para la acci¨®n, pero si deb¨ªa asumir la forma de una acci¨®n militar se reconoc¨ªa que, primero, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas necesitar¨ªa ser convencido de que Irak violaba sus obligaciones; segundo, de que esa prueba necesitaba ser incontrovertible y de una amplia escala, y, tercero, de que la inteligencia entonces disponible era insuficientemente robusta para cumplir esos criterios. Esto ocurr¨ªa en marzo de 2002".
Blair, pues, urgi¨® a sus servicios de inteligencia a reunir esa informaci¨®n. El documento pone de relieve que la mayor parte de los datos recogidos para ilustrar la amenaza que representaba Irak a fin de llevar al Consejo de Seguridad a autorizar una invasi¨®n se revelaron, falsos, sesgados, incompletos y distorsionados hasta la exageraci¨®n. Entre las m¨¢s c¨¦lebres aportaciones: Sadam estaba en condiciones de poner en marcha en 45 minutos ataques con armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas.
Los asesores de Blair se emplearon a fondo y examinaron con los responsables de inteligencia la manera de presentar esos datos en un dossier de fecha 24 de septiembre de 2002.
Jonathan Powell, su jefe de Gabinete, por ejemplo, escribi¨® un e-mail a John Scarlett, el presidente del Comit¨¦ de Inteligencia Conjunto, solicit¨¢ndole una nueva redacci¨®n del texto de un informe "porque no hace nada por demostrar una amenaza, ya no digamos una amenaza inminente por parte de Sadam". No obstante, al igual que el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado norteamericano, no han hallado pruebas de que la distorsi¨®n de los hechos haya sido "deliberada".
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