Entre dos matas...
La p¨¦rdida del sentido del humor nos hace m¨¢s vulnerables de lo que creemos. No sabemos c¨®mo resistir ni c¨®mo observar desde la autocr¨ªtica benevolente nuestras limitaciones. Tras la visita de Egibar, la princesa Ana de Inglaterra y del submarino Tireless al Pe?¨®n, Moratinos no puede hacer otra cosa que apuntar las dos ¨²ltimas como un agravio, demostrando que no tenemos con qu¨¦ reaccionar. Ya no tenemos la revista humor¨ªstica La Codorniz para que le declare la guerra a Gran Breta?a, como hizo con mucha guasa a principios de los a?os sesenta. A falta de otra cosa, combatamos con humor, como en la pel¨ªcula Romanof y Julieta, en la que el presidente de un pa¨ªs, encarnado magistralmente por Peter Ustinov, no ten¨ªa otra arma para hacer frente a rusos y americanos. Bono ser¨ªa un buen director de La Codorniz, pero hoy no podr¨ªamos tener esta revista, de la misma forma que perdimos a su v¨¢stago Hermano Lobo o El Papus, como perdimos la chaqueta de pana y nuestro cuello descorbatado. Nuestro sentido del humor ha sido sustituido por psicodramas televisivos en los que unas personas recluidas en un estrecho espacio se insultan y maltratan en un espect¨¢culo deleznable.
"Entre dos matas, seguido de perros, no dir¨¦ corr¨ªa, volaba un conejo". La f¨¢bula cuenta c¨®mo otro conejo le detiene para discutir si los perros que le persiguen son galgos o podencos y, enfrascados en tan enjundiosa discusi¨®n, llegan los perros y los cazan. Pav¨ªa entr¨® con su caballo al Congreso mientras su se?or¨ªas discut¨ªan sobre los aranceles a la importaci¨®n de farolillos de papel de las Filipinas, y ahora, si es Titadyne o Goma-2 Eco, a qu¨¦ hora se inspeccion¨® la furgoneta, si hubo o no en la autopsia alg¨²n cad¨¢ver de terrorista suicida, cu¨¢ndo aparece, hora y minuto, la pista islamista, si un jefe de polic¨ªa pas¨® por Gobelas, etc. Se ha llamado a declarar al agente que con su perro hizo la primera inspecci¨®n de la furgoneta y nos tememos que a su perro se le acabar¨¢ llamando tambi¨¦n.
Y mientras, los errores de verdad ni se investigan. Lo que interesa son las responsabilidades pol¨ªticas de los dos grandes partidos, de las cadenas de medios, y no se acabar¨¢ sabiendo si el atentado fue producto de muchas tentativas chapuceras, de la que una les result¨® a los terroristas, o de algo perfectamente premeditado y llevado a cabo con una amplia infraestructura. Es de temer que no se aclare si la polic¨ªa supo utilizar a los confidentes o fueron ¨¦stos los que utilizaron a la polic¨ªa; si el atentado fue producto de una cuadrilla aislada o resultado de un amplio caldo de cultivo creado tiempo atr¨¢s entre mezquitas y lonjas. Y tampoco, qu¨¦ falla en el control de los explosivos, c¨²al es la dimensi¨®n del terrorismo islamista y qu¨¦ conclusiones deben sacarse para poderle hacer frente en el futuro y qu¨¦ recursos necesitar¨¢n las fuerzas de seguridad y el Ej¨¦rcito para desactivar la amenaza que se materializ¨® con casi doscientos muertos. Porque, si ya se estaba de acuerdo en aumentar las plantillas de polic¨ªa, existe un programa electoral que reduce los recursos del Ej¨¦rcito, y quiz¨¢s no sea lo adecuado ante estas circunstancias.
Creen su se?or¨ªas hacer una gran labor en la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el 11-M y, en vez de centrarse en el acto terrorista m¨¢s grave que hayamos padecido, s¨®lo buscan el culpabilizarse entre ellos, posibilitando que la onda expansiva del atentado tenga un alcance mucho m¨¢s destructivo que el que tuvo. Al final va salir que fue Acebes y el PP los culpables de lo sucedido, o el PSOE el culpable de manipular en sentido contrario el atentado. Pero conclusiones para prevenir de cara al futuro lo que es una seria amenaza ni se van a vislumbrar. Las dos grandes opciones pol¨ªticas se reparten los titulares de los medios en sentido contrario, en un espect¨¢culo muy poco responsable, sacando unos y otros conclusiones antag¨®nicas y perdi¨¦ndose en el enfrentamiento. Sustituida La casa de tu vida por La Comisi¨®n de Investigaci¨®n, sigamos el espect¨¢culo esperando que lleguen los galgos, los podencos y hasta los pequineses.
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