Santana se rodea de amigos y pone su guitarra al servicio de la paz y la libertad

Cuando Santana present¨® el jueves a sus invitados -Chick Corea, Herbie Hancock, John McLaughlin, Angelique Kidjo o Steve Winwood- resultaba dif¨ªcil creer que todos ellos pudieran estar juntos sobre un escenario. Con una poderosa banda que inclu¨ªa tres percusionistas, tres pianistas (Corea, Hancock y Chester Thompson), dos saxofonistas (Wayne Shorter y Ravi Coltrane) y su viejo colega Mahavishnu John McLaughlin a la otra guitarra, la noche comenz¨® con una versi¨®n de Redemption song, de Bob Marley. El concierto cerraba las tres actuaciones de Santana, que empezaron el martes, y en los que recre¨® temas cl¨¢sicos de Marley, Dylan o Lennon bajo el lema La paz y la libertad.

Una selecci¨®n de cl¨¢sicos del maestro jamaicano cantados por la diva de Benin Angelique Kidjo dio lugar a una bella versi¨®n de Just like a woman, de Bob Dylan, interpretada por Barbara Morrison y Andy Vargas. Un auditorio Stravinski abarrotado provoc¨® que varios cientos de personas siguieran el espect¨¢culo desde fuera de la sala gracias un excelente sistema de v¨ªdeo.

Si la primera parte del concierto fue m¨¢s popular, gracias a los temas de Marley, Dylan y Lennon, la segunda estuvo marcada por el signo del jazz. Un Steve Winwood inspirado interpret¨® el cl¨¢sico de Timmy Thomas Why can't we live together para dar paso luego a uno de los momentos m¨¢s memorables de la velada con un bello tema interpretado a d¨²o por Santana con su hijo, el solvente pianista Salvador, y al incandescente d¨²o de guitarras que uni¨® a John McLaughlin con el artista chicano.

Tras versiones reggae de What a wonderful world, de Armstrong, y Over the rainbow se lleg¨® a la gran final con una banda desatada dando rienda suelta al fuego del rock latino con intervenciones magistrales de Hancock y Shorter. La gran sorpresa llegar¨ªa cuando Santana invit¨® al Coro de la Rivera de Montreux a unirse a los m¨²sicos para una conmovedora versi¨®n del Himno a la Alegr¨ªa de la Novena sinfon¨ªa de Beethoven. Un momento emotivo acompa?ado por mecheros y brazos en alto para poner un broche de oro al festival.

Al tiempo que Carlos Santana realizaba su maratoniana retrospectiva de tres jornadas en el auditorio Stravinski el martes, mi¨¦rcoles y jueves, el p¨²blico del m¨¢s intimista Casino de Montreux descubr¨ªa al joven fen¨®meno llegado de Londres: Jamie Cullum, el pianista y crooner que ha pasado de tocar en pizzer¨ªas y pubs a firmar el contrato m¨¢s caro en la historia del jazz europeo por un mill¨®n de libras con la Universal. Cullum ven¨ªa a Montreux a presentar su disco de lanzamiento internacional, Twentysomething, en el cual revisita cl¨¢sicos del jazz de una manera fresca y elegante adem¨¢s de presentar algunas composiciones propias y de su hermano Ben.

Cullum no dio respiro al p¨²blico. Comenz¨® su concierto con una versi¨®n a capella de What a difference a day makes para luego dedicarse a saltar por el escenario, subirse al piano y bromear con la audiencia que, entregada, le premi¨® con enormes aplausos. Acompa?ado del formato cl¨¢sico de contrabajo y bater¨ªa, Cullum logr¨® un momento especialmente intenso con una sorprendente versi¨®n jazzy del tema de Radiohead High and dry.