El socialismo navarro acude a su congreso dividido por la pugna entre Lizarbe y Chivite
Un acuerdo de ¨²ltima hora sobre los delegados excluidos salva su celebraci¨®n
Dividido a partes iguales. As¨ª est¨¢ el PSN-PSOE ante el trascendental VIII congreso del socialismo navarro, que hoy y ma?ana debe decidir en Pamplona si profundiza desde la izquierda una l¨ªnea de tajante oposici¨®n a UPN o si apuesta por un giro centrista para arrebatar electorado moderado a la derecha navarrista representada por Miguel Sanz. Ambas estrategias tienen rostro: Juan Jos¨¦ Lizarbe (Olite, 1962), secretario general y candidato a la reelecci¨®n, y Carlos Chivite (Cintru¨¦nigo, 1956), senador y secretario de Organizaci¨®n, que se presenta como candidato alternativo.
La resoluci¨®n, ayer mismo, de los recursos presentados por once delegados pertenecientes a ocho agrupaciones locales, que hab¨ªan sido inicialmente excluidos invocando defectos de forma, va a permitir que el congreso se inicie "con normalidad". Su celebraci¨®n lleg¨® a peligrar, seg¨²n fuentes socialistas, por las discrepancias entre los dos sectores sobre esos delegados, que pueden ser cruciales, dada la igualdad de fuerzas de los dos contendientes. El acuerdo final fue posible gracias a la mediaci¨®n de dos comisionados de la ejecutiva federal del PSOE, ?scar L¨®pez y Rodolfo Ares, con ambos candidatos. Finalmente se ha acordado admitir los recursos que afectan a ocho delegados y rechazar tres. Todos ellos son afines a Chivite, que en el congresillo celebrado en junio para designar a los representantes navarros en el Congreso Federal del PSOE obtuvo 93 votos, frente a los 101 del actual secretario general.
"He perdido la primera etapa", reconoci¨® entonces Chivite. "Ha sido un aval pol¨ªtico a la l¨ªnea del partido, no personal", interpret¨® Lizarbe, que conserva el control del aparato del PSN. Ambos l¨ªderes, compa?eros de ejecutiva en los ¨²ltimos siete a?os, insisten en que no les separan divergencias ideol¨®gicas sino estrat¨¦gicas, pero se adivinan posturas muy distantes respecto a la actuaci¨®n del PSN en el futuro.
Veinte de los 31 alcaldes del PSN, doce portavoces municipales, cuatro de los once parlamentarios forales, una treintena de ex consejeros socialistas del Gobierno navarro y ex dirigentes del partido, miembros de UGT y alg¨²n integrante de la ejecutiva provincial socialista han puesto en marcha una calculada campa?a de apoyo a Chivite como recambio a un l¨ªder que consideran fracasado tras varias citas electorales en las que la derecha de UPN ha arrasado en las urnas. Opinan que Lizarbe se ha escorado demasiado a la izquierda, rompiendo todo di¨¢logo con los conservadores y colaborando peligrosamente en el Parlamento navarro con IU y los partidos nacionalistas vascos.
Diferencias estrat¨¦gicas
Frente a la apuesta de Chivite de moderar las pol¨ªticas del PSN y¨¦ndose hacia el centro para ganar el Gobierno foral, Lizarbe apuesta por apuntalar ahora su n¨ªtida oposici¨®n al Ejecutivo foral de UPN, muy acuciado por esc¨¢ndalos urban¨ªsticos, irregularidades en la gesti¨®n municipal de algunos de sus alcaldes y casos de presunto tr¨¢fico de influencias. El candidato a la reelecci¨®n cree que el cambio de Gobierno en Navarra puede producirse en 2007. "No podemos traicionar a la sociedad navarra, que nos exige un alternativa de progreso a un Gobierno caduco, sin ideas, y no quiere conchabeos con la derecha".
Chivite reitera que no desea acercarse a UPN para reactivar las pol¨ªticas de coalici¨®n desplegadas en los a?os de transici¨®n, pero el sector de Lizarbe, que la pasada legislatura firm¨® dos pactos presupuestarios con la derecha, desconf¨ªa de esas intenciones. "Ahora no podemos aflojar el derecho democr¨¢tico del partido a ejercer una oposici¨®n eficaz sobre la p¨¦sima gesti¨®n de gobierno que ha hecho UPN", aduce el aparato del PSN. Lizarbe considera que "de una pol¨ªtica frontal y torpemente antinacionalista", el PSN ha pasado a "una defensa inteligente del socialismo", sin descartar el entendimiento con el nacionalismo democr¨¢tico desde el respeto absoluto a la identidad propia de Navarra.
Sin embargo, algunos de los alcaldes que fueron elegidos gracias al apoyo expl¨ªcito o la abstenci¨®n de partidos nacionalistas, como los de Tafalla o Burlada, apoyan a Chivite para secretario general. Otros, como la alcaldesa de Estella, Mar¨ªa Jos¨¦ Fern¨¢ndez, presidenta del PSN, o los de Sang¨¹esa, Olite y Bara?ain, respaldan a Lizarbe.
Los cr¨ªticos insisten en que la estrategia de Lizarbe de hostilidad hacia UPN no ha aumentado la base electoral socialista. Los once esca?os del PSN de 1999 (61.587 votos) se quedaron en esa cifra en 2003 (con 64.618 votantes) mientras la ostensible diferencia de UPN (22 esca?os con 120.911 votos) aumentaba el pasado a?o hasta los 23 parlamentarios y 126.432 votos.
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