El otro equipo de Sastre y Hamilton
Los dos ciclistas se han unido para crear en ?vila un conjunto aficionado
Seis ciclistas aficionados se quedaron sin equipo y llamaron a la puerta de Carlos Sastre. "Ver¨¦ qu¨¦ puedo hacer", les respondi¨®. Sastre se sent¨ªa obligado a echarles una mano no s¨®lo por su natural solidario, no s¨®lo porque fueran chicos del Barraco (?vila), su tierra, que entrenaban con ¨¦l por las carreteras de Gredos. "Por ayudarles y seguir el trabajo de mi padre".
Hace m¨¢s de 10 a?os, el padre de Carlos Sastre, V¨ªctor, empez¨® a encandilar a los chavales del pueblo. Con la ayuda de otros adultos, preocupados por la mala formaci¨®n de los ni?os, puso en marcha una escuela ciclista. Excursiones dominicales y sabatinas. Charlas. Equipo juvenil. Algunos nombres importantes: San Rom¨¢n, Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez... De la escuela, casi todos los de valor pasaron al Banesto amateur, bajo la vigilancia de Ech¨¢varri y bajo los mismos presupuestos, los mismos valores, antes que rendimiento, sacrificio, antes que rivalidad, respeto. En las siguientes camadas, ciclistas muy buenos, Navas, Lastras, Mancebo, Sastre... Pero la cadena empez¨® a romperse cuando el Banesto cerr¨® el equipo. Y amenaz¨® con hacerlo definitivamente cuando su patrocinador, Unitec, cerr¨® el quiosco.
"Se enteraron en noviembre de que no segu¨ªa su equipo y el 26 me llamaron", dice Sastre. "Pero enseguida ocurri¨® lo de mi cu?ado y no pude hacer nada". El cu?ado de Carlos Sastre, el hermano de su mujer, su vecino en El Barraco, era Jim¨¦nez, el Chava, y muri¨® de sobredosis de coca¨ªna el s¨¢bado 6 de diciembre. Fue un hecho terrible. Una realidad muy diferente a la idealizada apareci¨®. Un preludio a la muerte de otro idolatrado, Marco Pantani, a las descarnadas revelaciones de Jes¨²s Manzano. Y en ese contexto, vive Carlos Sastre sus sue?os para mejorar el mundo.
"Y no s¨®lo yo", dice. "A finales de enero me puse en marcha. Llam¨¦ a mis patrocinadores y se enrollaron. Cerv¨¦lo pone las bicicletas, Speed Play, los pedales... Todos se mostraron dispuestos a colaborar, pero todav¨ªa faltaba mucho".
Cuando en 2002 fich¨® por el CSC, Sastre se hizo amigo de Tyler Hamilton, que llegaba del US Postal, donde hab¨ªa trabajado como lugarteniente de Armstrong. A Hamilton, que vive en Girona medio a?o, le encant¨® el humor de Sastre, su seriedad en el oficio. Hamilton tiene tambi¨¦n preocupaciones sociales. A finales de 2003 puso en marcha la Fundaci¨®n Tyler Hamilton. Dedica los fondos que recauda a la lucha contra la esclerosis m¨²ltiple. Por eso no lo dud¨®. "Tyler ya hab¨ªa montado un proyecto similar en EE UU y se mostr¨® entusiasmado", dice Sastre. "De hecho, la Fundaci¨®n Tyler Hamilton es la que corre con la parte m¨¢s importante del presupuesto. Tambi¨¦n estamos proyectando un intercambio de corredores".
Con lo de Hamilton, las empresas contactadas por Sastre y la ayuda de alg¨²n amigo - Mancebo, que aport¨® un coche-, un nuevo equipo amateur ech¨® a andar. Maillot blanco y rojo, culotte negro, 'Tyler Hamilton Foundation bien visible y tambi¨¦n tres palabras que recuerdan cu¨¢l es el sentido del equipo, el sentido de la vida: "Esfuerzo, respeto, sacrificio". El director es San Rom¨¢n, el primer alumno de la escuela de V¨ªctor Sastre que lleg¨® a profesional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.