La noche madrile?a se colma de establecimientos latinoamericanos
Kabokla, en Brasil, es la mezcla del pueblo ind¨ªgena con otras razas. En Colombia la expresi¨®n h¨¢gale mijo se utiliza para animar a alguien a hacer algo. ?stos son s¨®lo dos de los nombres tras los que se esconde la nueva realidad de la marcha madrile?a. La movida de la capital se alimenta cada vez m¨¢s de los aires que soplan desde el otro lado del Atl¨¢ntico, que son fruto de la fuerte presencia latinoamericana.
Pero el fen¨®meno no es nuevo. De hecho, tras el incremento de los movimientos migratorios en Espa?a a partir de 1998 se empez¨® a notar una nueva faceta de la noche donde la salsa era la reina. Por eso ya hay sitios emblem¨¢ticos donde los ciudadanos latinoamericanos se re¨²nen para bailar sus ritmos favoritos. Distritos como Usera, Carabanchel o Tetu¨¢n est¨¢n colmados de establecimientos donde se impone el ritmo latino.
Un s¨¢bado en la calle de los Artistas, en 1a zona de Cuatro Caminos, es como estar en la Rep¨²blica Dominicana. El Dorado Caribe?o, el Mes¨®n de los Artistas, y el bar restaurante Islas Gal¨¢pagos son s¨®lo algunos de los lugares que frecuentan los residentes latinoamericanos de ese sector. All¨ª los cuerpos se entrelazan a1 son del merengue y la bachata, ritmos que desatan aut¨¦nticas pasiones. Y en La Esquina Caribe?a, no muy lejos de all¨ª, en la calle de Almansa, es casi imposible entrar esta noche. La m¨²sica suena en elevadas dosis y llegar a la barra es tarea casi imposible. "Esto est¨¢ siempre as¨ª. La gente espera con ganas este d¨ªa para venir a bailar", comenta una joven dominicana.
Para comer y beber
En algunos sitios se combinan las copas con la comida de la tierra. El tradicional picapollo (pollo con pl¨¢tano), el sancocho de carne (sopa con mucha guarnici¨®n) y las empanadas tienen especial cabida en estos lugares. "Los chicharrones de cerdo tienen mucha aceptaci¨®n tambi¨¦n", comenta Tony, un dominicano propietario del Montana Bar, en la calle de Buenavista, en el barrio de Lavapi¨¦s.
Tony cuenta que la movida dominicana tiene su punto neur¨¢lgico en Cuatro Caminos, pero que ya empieza a florecer tambi¨¦n en la zona de Embajadores. ?l, sin embargo, tiene clientes suficientes para permanecer en Lavapi¨¦s. "Llevo este local desde hace cuatro a?os. Los s¨¢bados son los mejores d¨ªas. Toda mi familia trabaja conmigo y vivimos de esto", se?ala.
Es l¨®gico pensar que los barrios donde se concentran los ciudadanos de otros pa¨ªses son m¨¢s atractivos para que sus compatriotas instalen all¨ª bares y restaurantes. Pero algo est¨¢ cambiando: cada vez son m¨¢s los espa?oles que frecuentan estos espacios. Es lo que cree Nelly Oliveira, la propietaria del Kabokla, en el n¨²mero 55 de la calle de San Vicente Ferrer, en el barrio de Malasa?a.
Lo dice tambi¨¦n Viviana Monz¨®n, una colombiana due?a de una parte del H¨¢gale Mijo, en el n¨²mero 38 de la calle de Santa Isabel, en Lavapi¨¦s. Carolina M¨¦ndez, due?a de un bar colombiano en el n¨²mero 25 de la calle de Mart¨ªn de los Heros, y Carlos Blanco, un cubano encargado del bar Puras Mentiras, en el n¨²mero 29 de la calle de Torrecilla del Leal, en Lavapi¨¦s, corroboran la idea de que la nueva corriente de bares de copas latinoamericanos buscan, sobre todo, penetrar en el p¨²blico espa?ol.
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