Discrepancias sobre Iban
Dirigentes del Euskaltel dicen que Mayo no soporta la presi¨®n y el corredor alude a problemas f¨ªsicos
Un brillo de emoci¨®n ilumin¨® los peque?os ojos de Iban Mayo antes de tomar la salida de la etapa de ayer en Carcassonne. "!Gu beti zurekin!" (siempre estaremos contigo), lo vitoreaban, junto al autob¨²s del Euskaltel, un grupo de aficionados vascos entre los que descollaba el entusiasmo de su hermana. Iban se qued¨® mirando a su hinchada con una media sonrisa y con el agradecimiento tatuado en la mirada. Tras la debacle del d¨ªa anterior en los Pirineos, la tensi¨®n revoloteaba sobre la chapa naranja del autocar del equipo vasco. La pregunta era obvia: ?qu¨¦ le ha pasado a Iban?. Y la respuesta variaba seg¨²n se consultase al interesado o a los responsables del equipo.
Con su aire afable y campechano, Miguel Madariaga, manager general del Euskaltel, fue directamente al grano: "Todos sabemos que una carrera como el Tour no se puede hacer si no controlas bien el 'bolo'. O dicho de una manera menos castiza: "Es un problema claramente psicol¨®gico. Sobre Iban se hab¨ªan levantado muchas expectativas. Contribuimos todos: los medios, los aficionados... Pero, sobre todo, las expectativas las levant¨® la carretera misma, por todo lo que hizo antes del Tour. El problema es que ¨¦l no admite la presi¨®n, se la pone ¨¦l mismo. Y no aguanta el acoso informativo".
Sentado el diagn¨®stico, Madariaga reclam¨® a Mayo para que atendiese a los medios. Y el corredor, cordial pero con el ¨¢nimo a¨²n apagado, ofreci¨® una versi¨®n casi contrapuesta: "No es nada psicol¨®gico, sino f¨ªsico. Desde que me ca¨ª en la tercera etapa, empec¨¦ a notar el cuerpo un poco raro y ya no volv¨ª a encontrarme bien. No era capaz ni de pedalear y en la cabeza me empezaron a dar vueltas muchas cosas. No pod¨ªa, no pod¨ªa... Ahora no s¨¦ si pensar que fue consecuencia de la ca¨ªda o simplemente que no estoy bien".
Hubo un tercer an¨¢lisis, que provino de un equipo rival, ni m¨¢s ni menos que el US Postal de Armstrong. "Iban se quem¨® en el mes de mayo", sentenci¨® Johan Bruyneel, director de la escuadra estadounidense. "Esas exhibiciones antes del Tour siempre se pagan". Bruyneel se refer¨ªa a las semanas esplendorosas que encaden¨® el corredor vasco en su preparaci¨®n para el gran desaf¨ªo del a?o. En esos d¨ªas se vio al mejor Mayo, al monta?ero intr¨¦pido que fue encadenando triunfos con una voracidad desatada: la cl¨¢sica de Alcobendas, la Vuelta a Asturias, la Subida al Naranco y, sobre todo, la Dauphin¨¦ Liber¨¦, la tradicional antesala del Tour, donde hizo la subida m¨¢s r¨¢pida de la historia al Mont Ventoux, en una cronoescalada asombrosa en la que sac¨® casi dos minutos de diferencia a Armstrong. Y lo hizo "con ese estilo agresivo, siempre atacante, que tanto le gusta a la gente", apunta Madariaga. En el camino del tejano hacia su sexto Tour se hab¨ªa interpuesto un vasco joven, enjuto y audaz.
A partir de ese momento, todo result¨® incontenible. Se inflamaron los titulares de prensa, se multiplicaron las solicitudes de entrevistas y se desat¨® la euforia por el Pa¨ªs Vasco adelante, por caser¨ªos en los que fue parando el autob¨²s del Euskaltel en su pintoresco peregrinaje hacia el Tour con el prop¨®sito de que los chicos percibiesen que ten¨ªan detr¨¢s el aliento de todo un pueblo. Para entonces, Mayo empezaba a dar s¨ªntomas de agobio. Un d¨ªa tuvo que salir por piernas de un supermercado ante el asedio de la gente. Cuando iba a entrenarse con su cuadrilla de la comarca de Durango, se separaba del grupo antes de alcanzar un pueblo para ocultarse de las muestras de idolatr¨ªa popular.
Las entrevistas se amontonaban, siempre con la misma pregunta en el centro de la conversaci¨®n: ?Se siente favorito para ganar el Tour?. "!Si lo m¨¢ximo que he hecho es quedar sexto!", protestaba ¨¦l. Los responsables del Euskaltel no fueron capaces de frenar la euforia anticipada. Ellos mismos aseguraban que su objetivo era ganar el Tour en un plazo de tres a?os. Y Mayo empez¨® a sentirse incomprendido en ese entorno. Desde la direcci¨®n del equipo incluso recurrieron a otras escuadras m¨¢s experimentadas en busca de consejos para manejar una situaci¨®n desconocida para ellos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.