Las escenograf¨ªas de Dal¨ª deslumbran en el montaje 'Dalidance' de Peralada

El Festival de Peralada celebra el centenario del nacimiento de Salvador Dal¨ª, su ampurdan¨¦s m¨¢s genial -el artista naci¨® en Figueres, a pocos kil¨®metros de donde se desarrolla el festival-, con un ambicioso espect¨¢culo del core¨®grafo catal¨¢n Ramon Oller para su compa?¨ªa Metros, que recupera cuatro de los telones que Dal¨ª cre¨® para los ballets Bacchanale, Labyrith y Mad Tristan, que estrenaron en Nueva York entre 1939 y 1944 los Ballets Rusos de Montecarlo con coreograf¨ªa de Le¨®nidas Massine. Oller ofrece un delirante montaje que convence y deslumbra.

El reto de Oller era poner en escena todas las pasiones y obsesiones de Dal¨ª con agilidad, imaginaci¨®n y talento. Y lo cierto es que el core¨®grafo vence a Dal¨ª en este delirante montaje, algo que no lograron en su d¨ªa las coreograf¨ªas de Massine, que quedaron eclipsadas por las inagotables ideas del artista. En Dalidance, Oller no ha querido hacer una reconstrucci¨®n de los ballets de Massine ni tampoco contar la vida de Dal¨ª, sino que los telones del artista le han inspirado un montaje provocador y surrealista.

El core¨®grafo saca en escena todos los elementos del universo daliniano, y son tantos que en ocasiones el ojo del espectador pierde algo de lo que sucede en el escenario. Entre los elementos clave del espect¨¢culo destacan las luces de Gloria Montesinos, la escenograf¨ªa de Joan Jorba y el acertado vestuario de Merc¨¨ Paloma, alejado ¨¦ste del que dise?¨® Dal¨ª para sus ballets, pero que recupera algunos de sus detalles.

Los bailarines bailan despacio y sus cuerpos expresan una seducci¨®n callada. Magn¨ªfica desde el principio toda la compa?¨ªa, que en esta ocasi¨®n ha contado con la participaci¨®n de bailarines de I. T. Dansa, si bien el elenco femenino sobresale sobre el masculino, especialmente la excelente Sandrine Rouet. Punto y aparte merece tambi¨¦n la actuaci¨®n de la actriz Rossy de Palma. Sus intervenciones recitando textos de Dal¨ª o sobre ¨¦l ponen de manifiesto sus cualidades interpretativas. Lo mejor de Rossy es que encarna a Gala sin dejar de ser ella misma, y esa dualidad la convierte en una mujer totalmente surrealista, reforzada por un extravagante vestuario.

Es dif¨ªcil enumerar todo lo que ocurre en escena: bailarines con tut¨²s en forma de huevos fritos; referencias a la obsesi¨®n que ten¨ªa Dal¨ª por El ?ngelus de Millet; la presencia del personaje de la Lidia de Cadaqu¨¦s, que interpreta Mari Carmen Garc¨ªa y que baila flamenco junto a Rub¨¦n Olmo... Flamenco, danza contempor¨¢nea y alg¨²n gui?o al neocl¨¢sico trenzan un bello y expresivo lenguaje gestual que tiene sus puntos culminantes con Wagner en la Bacchanale y Mad Tristan, y Schubert en Labyrinth. Elegir los fragmentos m¨¢s originales no es tarea f¨¢cil, pues es un montaje con un desarrollo in crescendo, pero espectaculares resultan los momentos en que baila toda la compa?¨ªa con la m¨²sica de Tanh?user y Gala permanece sentada en una especie de bid¨¦, o los brillantes pasos a dos de Trist¨¢n e Isolda. El final es apote¨®sico, con toda la compa?¨ªa en escena y Rossy de Palma vestida con una vela de barca y llevando en sus brazos dos grandes langostas. No se pierdan este Dalidance, que el 6 inicia gira con dos actuaciones en Madrid, no les dejar¨¢ indiferentes.