La solvencia de Morenito de Aranda
Tan manso en varas como alegre en la muleta fue el primero de la tarde. Novillo de contrastes. Tambi¨¦n novillo para poderle. Una mezcla de genio y raza. Manso en el primer tercio, tuvo ¨ªmpetu comprometedor en banderillas. En la muleta se abri¨® con alegr¨ªa desde el primer muletazo, pero falt¨® confianza en Roque Garijo para dominar la situaci¨®n. Crecido el novillo, dir¨ªase que hasta violentado, prendi¨® a Garijo sin consecuencias.
Su segundo apunt¨® m¨¢s peligro. La cosa qued¨® entre listos. Listo el novillo, que midi¨® siempre mucho, y listo y habilidoso el novillero, que guard¨® prudente distancia sin comprometerse. En este caso hab¨ªa motivos para aliviarse y Garijo no lo dud¨®.
Una peque?a joya la faena de Morenito de Aranda al segundo. M¨¢s que faena ligada, labor de dejarse querer. Tras un par de gui?os de intentar irse de la muleta, el novillo qued¨® definitivamente instalado en ella. Sin tirones, imponiendo un trato exquisito, la faena se desgran¨® con muy buen gusto. El novillo acab¨® enga?ado con sutileza. Pareci¨® incluso mejor de lo que en realidad era. Obra y gracia de Morenito de Aranda, que impuso la fuerza de la raz¨®n.
Arranz, Joselito / Garijo, Aranda, Cerezos
Cinco novillos de Joselito y uno, el 1?, de Mart¨ªn Arranz; correctos de presentaci¨®n y complicados, excepto el 6?, que result¨® bueno. Roque Garijo: saludos, aviso y silencio. Morenito de Aranda: oreja; aviso y palmas. Sergio Cerezos: ovaci¨®n; aviso y palmas. Plaza de Valencia, 19 de julio. 3? de feria. Casi media entrada.
El quinto quiso complicarle la vida. No lo consigui¨®. Siempre con la cara alta, tuvo casi de todo lo que un torero no desea: top¨®n, enterado, violento y cobarde. Morenito no se dej¨® intimidar. Muy solvente, la faena fue una demostraci¨®n de querer y poder. No hubo muletazos brillantes, el novillo no lo admit¨ªa, pero s¨ª una impresi¨®n de ser torero maduro. Impuso su voluntad al novillo, que no aceptaba una lidia al estilo moderno, por eso, quiz¨¢, la gente no lo apreci¨®.
El tercero de la tarde acab¨® por desarrollar sentido. Un remate violento al final de cada muletazo y una clara vocaci¨®n de estar m¨¢s pendiente del torero que de la muleta. Una lucha de Sergio Cerezos entre su falta de oficio y su l¨®gica inseguridad. Lo cogi¨® de forma dram¨¢tica al entrar a matar, sin consecuencias. El sexto fue novillo que en la muleta descubri¨® buenas intenciones. Meti¨® la cabeza con claridad y compens¨® a Cerezos del mal trago que pas¨® en el tercero. La respuesta del novillero fue sincera, pero la falta de oficio desequilibr¨® el conjunto.
La novillada de Joselito no fue f¨¢cil. Pobre de cara, alguno de ellos fue desigual en varas. Mansearon algunos, como el primero, pero se emplearon con cierto estilo otros, como el segundo y el sexto. Enterados y complicados en la muleta, s¨®lo el sexto, que acab¨® descolgado, sac¨® buen son y hasta cierta calidad.
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