Grandeza e infamia en los Alpes
El equipo de Basso aborta un gran ataque lejano de Ullrich y trabaja para Armstrong, ganador de la etapa y nuevo l¨ªder
Lance Armstrong tiene una teor¨ªa que aplica con ¨¦xito cuando quiere saber, llegado el punto caliente de la etapa, qui¨¦n de sus pocos acompa?antes en el grupo selecto marcha por encima de sus posibilidades, presto a desfallecer. Es la teor¨ªa de las moscas. Lance no se traga las m¨¢scaras de quienes quieren disimular. ?l se fija en las moscas. Las moscas siempre van a molestar al ciclista que peor va. Seg¨²n unos, es porque el cuerpo de quien teme -y quien est¨¢ mal tiene miedo- libera feromonas con el sudor, una sustancia hormonal que atrae a los d¨ªpteros; seg¨²n otros, se hacen atractivos por las vibraciones que emiten.
Tour 2004 15? Etapa
Valr¨¦as-Villard de Lans, de 180,5 kms.
ETAPA
1. Lance Armstrong (US Postal) 4h 40.30m
2. Ivan Basso (CSC) m. t.
3. Jan Ullrich (T-Mobile) a 3s
10. Carlos Sastre (CSC) a 1.24m
GENERAL
1. Lance Armstrong (US Postal) 67h 13.43m
2. Ivan Basso (CSC) a 1.25m
3. Andreas Kl?den (T-Mobile) a 3.22m
4. F. Mancebo (Illes Balears) a 5.39m
ETAPA DE HOY
B. d'Oisans-Alpe d'Huez, crono de 15.5 kms.
El CSC fren¨® a Voigt, que iba fugado, y ayud¨® al US Postal cuando a su l¨ªder le quedaban dos gregarios
Merckx: "Si el equipo de Riis sigue corriendo as¨ª, Armstrong no desfallecer¨¢ hasta el pr¨®ximo a?o"
Lance Armstrong tiene una teor¨ªa que aplica con ¨¦xito cuando quiere saber, llegado el punto caliente de la etapa, qui¨¦n de sus pocos acompa?antes en el grupo selecto marcha por encima de sus posibilidades, presto a desfallecer. Es la teor¨ªa de las moscas. Lance no se traga las m¨¢scaras de quienes quieren disimular. ?l se fija en las moscas. Las moscas siempre van a molestar al ciclista que peor va. Seg¨²n unos, es porque el cuerpo de quien teme -y quien est¨¢ mal tiene miedo- libera feromonas con el sudor, una sustancia hormonal que atrae a los d¨ªpteros; seg¨²n otros, se hacen atractivos por las vibraciones que emiten. Seg¨²n Armstrong, a quien lleve encima la mosca, ca?a. As¨ª hizo con Ullrich en los Pirineos. As¨ª pensaba hacer ayer en los Alpes antes de que, demudado, descubriera que esta vez las moscas no estaban con el alem¨¢n, sino con algunos de sus mejores gregarios.
Tan pronto como en el kil¨®metro 118, reci¨¦n comenzado el puerto de primera que asciende hacia la meseta del Vercors, -el in¨¦dito Echarasson- Ullrich vio que la habitual mancha azul de carteros al frente del grupo era menos densa que lo habitual. Armstrong, al que s¨®lo acompa?aban Landis y Azevedo, se pod¨ªa quedar sin equipo. Quedaban m¨¢s de 60 kil¨®metros hasta meta. Kil¨®metros duros. Calor. Carreteras sin una sola recta. Subidas de 12 kil¨®metros. M¨ªnimos descensos. Hab¨ªa llegado el momento. Ullrich no dud¨®. Desnudar¨ªa a Armstrong. Le dejar¨ªa solo ante sus rivales, sin equipo. Podr¨ªa ganar la etapa, podr¨ªa redimirse de la miseria pirenaica, podr¨ªa dar un giro al Tour, podr¨ªa hacer algo grande. A falta de 60 kil¨®metros para la meta, Ullrich atac¨®. Fue un gesto de grandeza. Dur¨® 30 kil¨®metros. La infamia le derrot¨®.
Las moscas estaban con Mancebo. Nunca hab¨ªa sido tan importante en el Tour. Nunca se hab¨ªa o¨ªdo tanto su nombre en boca de todos los comentaristas. Precisamente el d¨ªa en que desfallece. "Lo hacemos por Mancebo", dec¨ªa Riis, director del CSC de Basso. "Lo hacen por Mancebo", repet¨ªa Johan Bruyneel, director del US Postal de Armstrong. ?Qu¨¦ hab¨ªa hecho Mancebo? Sucedi¨® que el ataque de Ullrich en busca de su honor, en busca del Tour, en busca de Armstrong, lleg¨® cuando Mancebo ya hab¨ªa sobrepasado su l¨ªnea roja, estaba a tope para aguantar y no pod¨ªa m¨¢s. Desfalleci¨®. Se qued¨®. Y sucedi¨® que Riis decidi¨® que su Basso deb¨ªa luchar para defender su segunda plaza en la general -a poco m¨¢s de un minuto de Armstrong- de Mancebo, quien iba quinto y a quien le gustar¨ªa defender, si la alcanzara, la tercera plaza en el podio. O eso explic¨®, si explicable pudiera ser tal formulaci¨®n, Riis.
Armstrong controla todos los flecos. Armstrong sabe hacerse amigos. Armstrong sabe conseguir que la lucha de todos sus rivales vaya siempre a su favor. Aparentemente ni se inmut¨® viendo al Ullrich de los grandes d¨ªas, poderoso, inm¨®vil sobre la bicicleta, sentado, trag¨¢ndose un puerto del 8% como si fuese una contrarreloj llana-perderse tras las curvas. Landis, uno de los gregarios favoritos del tejano, puso un ritmo de aguante, y Armstrong esper¨® el movimiento del CSC. Ahora toca, ahora lanzar¨¢ Riis a Sastre, Landis reventar¨¢, Armstrong tendr¨¢ que tirar de Azevedo, se va a quedar sin equipo y el final es terrible. As¨ª pensaba el aficionado de coraz¨®n grande, tan grande como el de Ullrich, tan deseoso de que el Tour recobrara la magia. Ahora muevo a Voigt, pens¨® Riis. ?C¨®mo! S¨ª, Voigt, mi gigante alem¨¢n, el m¨¢s fuerte de todos los rodadores. Riis movi¨® a Voigt, perd¨®n, par¨® a Voigt, quien, como de costumbre, marchaba fugado. Lo par¨®, le dijo que esperara a que llegara el grupo de Armstrong y Basso y que empezara a tirar, que Mancebo se hab¨ªa quedado y que hab¨ªa que aprovecharlo, que pod¨ªan ganar por equipos, que Armstrong era bueno, que Basso ser¨ªa segundo, un gran triunfo. Lo dijo Riis, el hombre que gan¨® el sexto Tour que no gan¨® Indurain. Voigt no fall¨®. Acelerado tras su impulso el grupo de Armstrong alcanz¨® a Ullrich, quien hab¨ªa legado a tener 1.09m de ventaja. Voigt no par¨®. Despu¨¦s de un m¨ªnimo descanso, volvi¨® a tirar del grupo, a aniquilar a todos los que quisieran resistir. No par¨® hasta reventar a Sastre, su compa?ero de equipo. No par¨® hasta 500 metros antes de la meta, desde donde, ya, por fin, sin aire, pudo observar el sprint de Armstrong. La decisi¨®n el¨¦ctrica del americano, su rabia, la furia con la que levant¨® el pu?o por delante de Basso -siempre segundo- y Ullrich, derrotado con grandeza. No humillado.
Y dijo Merckx, que ha ganado cinco Tours: "Riis dice que atacar¨¢ a Armstrong cuando ¨¦ste desfallezca, pero si siguen corriendo as¨ª no desfallecer¨¢ hasta el pr¨®ximo a?o".
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