Cerveza
Frente al vino, la cerveza ha padecido siempre una irremediable inferioridad literaria: el uno tiene algo de aristocr¨¢tico, de intelectual, de filos¨®fico, mientras la otra s¨®lo recuerda melopeas estruendosas y tabernas. El g¨¦nero del canto al vino est¨¢ ampliamente documentado a lo largo de la historia de la poes¨ªa, la cerveza apenas cuenta con versos adeptos: Anacreonte, el terso l¨ªrico chino Li Tai Po y hasta el mism¨ªsimo Borges, que probablemente no pas¨® de la limonada en toda su vida, han dejado estrofas celebrando el poder del caldo, su capacidad para hermanar a los hombres y para convertir en despreocupaci¨®n y aun en dicha los avatares m¨¢s amargos de la existencia. El vino cuenta con establecimientos propios, las enotecas, cuyo s¨®lo nombre nos sugiere conocimiento, finura y algo de esa cenicienta nobleza que se asocia al mundo de antes de la guerra, de antes de las guerras. Saber de vinos se considera atributo de distinci¨®n, pero saber de cerveza raya en la groser¨ªa. El bebedor de cerveza se presenta como un individuo basto, soez, que se expresa con palabrotas y prefiere, a las delicias del esp¨ªritu, los placeres m¨¢s adocenados y pedestres; en vez de recintos donde las botellas reposan en estantes entre la penumbra y el aroma a vejez, la cerveza se consume en locales llenos de ruido, poblados por hombre rubicundos que golpean los culos de las camareras: para m¨¢s inri, la cervecer¨ªa cuenta en su curr¨ªculo con el dudoso honor de servir, adem¨¢s del cuartel, de vivero de golpes de estado, como testimonia el fallido putsch de Hitler en los a?os veinte.
El caso es que le doy vueltas a todo esto al caer en la cuenta del abandono y como indiferencia con que el Ayuntamiento de Sevilla contempla un acontecimiento tan crucial como el primer centenario de la Cruzcampo, etiqueta que, a buen seguro, ha hecho publicitariamente por esta ciudad mucho m¨¢s que la Sevillana de Electricidad y otras firmas de distintos ramos. No s¨®lo me consterna descubrir que el cabildo no ha preparado ning¨²n acto conmemorativo, con un masivo reparto de cerveza al ciudadano por las calles como hubiera sido de rigor, sino que el alma se me viene a las chanclas cuando contemplo la racaner¨ªa y el descuido con que la propia empresa Cruzcampo est¨¢ tom¨¢ndose su cumplea?os: todo se limita a regalar un par de vasitos de cer¨¢mica a quien sobrepase el monto de no s¨¦ cu¨¢ntos litros en los dispensadores de la franquicia y a ese aterrador anuncio de televisi¨®n donde, m¨¢s revueltos que juntos, pululan y se retuercen Sara Baras, el insigne Paco de Luc¨ªa y un rapero con la barba te?ida. Los sevillanos esperan una rememoraci¨®n a lo grande, porque nada hay m¨¢s sevillano que la Cruzcampo: se la recuerda en cada calle, en el frigor¨ªfico de cada cocina, en la bolsa de la compra de cada ama de casa. Si el Ayuntamiento viviera dedicado a compartir alegr¨ªas y desvelos con sus vecinos, entonces deber¨ªa emprender una romer¨ªa multitudinaria con revuelo de campanas en la Giralda y jornada de puertas abiertas en todos los bares de la ciudad: al fin y al cabo, Col¨®n era de G¨¦nova y pusieron toda la Cartuja bocabajo para ¨¦l. Esperemos que las autoridades recapaciten y reconozcan que esta capital cervecera se merece una fiesta, aunque en el interior lamenten tener que prescindir de ese toque de elegancia indudable que aportan la botella de vino y el mantel blanco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.