El Gobierno franc¨¦s impone a la izquierda la ley de descentralizaci¨®n del pa¨ªs
La oposici¨®n cree que el Ejecutivo s¨®lo busca la revancha de su ¨²ltima derrota electoral
La Asamblea Nacional francesa sufri¨® ayer un ¨®rdago parlamentario. El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, se retir¨® de la tramitaci¨®n de la ley de descentralizaci¨®n y orden¨® la adopci¨®n de esa norma sin debate, a cambio de comprometer la responsabilidad pol¨ªtica del Gabinete de centro-derecha. La oposici¨®n de izquierda respondi¨® presentando inmediatamente una moci¨®n de censura contra el Gobierno. El fracaso probable de esa iniciativa har¨¢ que la controvertida ley de descentralizaci¨®n sea adoptada sin debate, tal y como est¨¢.
"Este golpe de fuerza es una confesi¨®n de debilidad del primer ministro y constituye un grave atentado al respeto debido a la representaci¨®n nacional", se lee en la moci¨®n de censura, que se votar¨¢ el martes. No tiene posibilidades de prosperar, porque el partido gubernamental Uni¨®n por un Movimiento Popular cuenta con mayor¨ªa absoluta. Sin embargo, la agenda del primer ministro, comunicada ayer como todos los viernes, termina el lunes: puede ser una se?al de respeto formal por parte de quien, te¨®ricamente, puede verse derribado el martes por el Parlamento, aunque algunos especulan con que puede dejar el cargo una vez derrotada la moci¨®n de la izquierda.
Raffarin justifica el recurso a un procedimiento excepcional por la "estrategia de obstrucci¨®n de la oposici¨®n", lo cual alude a las 4.688 enmiendas acumuladas contra un proyecto de 150 art¨ªculos.
?Y qu¨¦ es lo que est¨¢ en juego? Hay que decir en seguida que la descentralizaci¨®n francesa no tiene nada que ver con la construcci¨®n de la Espa?a de las autonom¨ªas: ni se incrementa el poder pol¨ªtico de las regiones, ni se les dota de Gobiernos aut¨®nomos, ni se les permite la cooficialidad de lenguas propias. Simplemente se transfiere a los ¨®rganos actuales (unas asambleas sin poder legislativo) una serie de competencias administrativas.
Integrismo descentralizador
Lo primero que hubo de hacerse fue reformar la Constituci¨®n, para que dijera que Francia es una Rep¨²blica de organizaci¨®n "descentralizada". El Consejo de Estado se opuso a ello y hasta el presidente de la Asamblea, Jean-Louis Debr¨¦ -muy pr¨®ximo a Jacques Chirac- lanz¨® advertencias contra el "integrismo descentralizador". Pero Raffarin, al fin y al cabo ex presidente de regi¨®n, vio en la descentralizaci¨®n un instrumento pol¨ªtico para emprender la reforma del Estado. Y por eso convirti¨® este tema en un asunto central.
La crisis de Irak le ayud¨® a pasar la p¨ªldora de la reforma constitucional: ¨¦sta fue aprobada en marzo de 2003, cuando los franceses estaban distra¨ªdos con el enfrentamiento con Estados Unidos y preocupados por reformas internas que les importan m¨¢s, como la de las pensiones. A ra¨ªz de esa reforma se elabor¨® el proyecto de ley para la descentralizaci¨®n. Tras la victoria de la izquierda en las elecciones regionales de marzo, los cargos electos pidieron la suspensi¨®n del proyecto, con la intenci¨®n de definir un modo propio, que convierta a las regiones en la alternativa al poder de la derecha instalada en el Estado. Pero Raffarin no les ha permitido tomarse ese margen: ha forzado la aprobaci¨®n de la ley antes de las vacaciones y, como no lo lograba, ha recurrido a la adopci¨®n de la ley sin debate.
Regiones de la izquierda
La izquierda, responsable de 23 de las 26 regiones de Francia (comprendidas las de ultramar), teme las competencias que se le vienen encima: concesi¨®n de ayudas econ¨®micas a las empresas, inversiones hospitalarias, programas de formaci¨®n, de salud p¨²blica y de protecci¨®n del patrimonio cultural. Los departamentos (provincias), la mitad dominados por la izquierda, reciben regalos tales como las carreteras nacionales o las prestaciones de beneficencia.
?Y con qu¨¦ dinero?, preguntan los cargos regionales y departamentales. La parte financiera es ambigua: el Gobierno ha programado la reducci¨®n de algunas de las tasas actuales y la ley dice que las entidades locales deben cumplir con sus competencias con "ingresos fiscales y otros recursos propios". Es decir, les coloca en la alternativa de subir impuestos o reducir servicios.
"La transferencia de los d¨¦ficits del Estado hacia el ¨¢mbito local pretende traspasar la impopularidad del Ejecutivo hacia los cargos electos socialistas", afirma el ex primer ministro Laurent Fabius, n¨²mero dos de la direcci¨®n del Partido Socialista.
Para Alain Rousset, presidente de la Asociaci¨®n de Regiones de Francia, la ley de descentralizaci¨®n es "la revancha del Gobierno" por haberse visto anegado en la marea roja de marzo pasado.
La l¨ªrica elocuencia del ministro
Dominique de Villepin, actual ministro del Interior, ha pasado por el proyecto de descentralizaci¨®n sin romperlo ni mancharlo, pese a que te¨®ricamente es una ley promovida por su departamento.
La tribuna del Parlamento franc¨¦s no es la de la ONU pero al ex ministro de Exteriores le tocaba abrir el debate de la descentralizaci¨®n, el jueves pasado, y, a la vista de la tensi¨®n reinante en las enfebrecidas bancadas parlamentarias, opt¨® por los recursos l¨ªricos:
"Estamos a jueves 22 de julio, el sol est¨¢ en su apogeo, Francia vela y quiz¨¢ nos observa. He ah¨ª al Tour de Francia aproxim¨¢ndose hacia su final en los Campos El¨ªseos, un norteamericano quiz¨¢ va a ganarlo y, en la serenidad de este hemiciclo, nosotros, Gobierno y Parlamento, naturalmente estamos en plena tarea; convencidos de que nuestra pena no es vana; convencidos de que, m¨¢s all¨¢ de las circunstancias, la historia de nuestro pa¨ªs est¨¢ en marcha; convencidos de que se trata de la organizaci¨®n de nuestra naci¨®n, al servicio de nuestros compatriotas. (...) As¨ª que con audacia, con imaginaci¨®n, con decisi¨®n, vamos a entrar en el centro del asunto si a ustedes les parece bien".
Y entraron. S¨®lo que Raffarin decidi¨® que ya estaba bien de templar gaitas.
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