Venenos en movimiento
En Andaluc¨ªa se consumen al a?o m¨¢s de 37.000 toneladas de productos fitosanitarios
A comienzos de verano, m¨¢s de 20.000 vecinos de la comarca del Condado (Ja¨¦n) se vieron privados del suministro de agua potable. El pantano del Da?ador, del que se abastecen los municipios de esta zona, presentaba elevados ¨ªndices de contaminaci¨®n por terbutilazina, un herbicida de uso agr¨ªcola, por lo que hubo que interrumpir el suministro hasta que se pudo neutralizar el agente nocivo.
El suceso no es infrecuente, ya que en varias ocasiones se han vivido situaciones similares en distintas comarcas, en la mayor¨ªa de los casos debido a la contaminaci¨®n de las aguas por nitratos procedentes de la fertilizaci¨®n artificial de los cultivos. Los agentes qu¨ªmicos que se usan en la agricultura no permanecen inm¨®viles en las tierras de labor, sino que, con frecuencia, se embarcan en un viaje de destino impredecible y en el que el agua casi siempre juega un papel fundamental.
Despu¨¦s de un dilatado periodo de sequ¨ªa, cuando las lluvias regresan con cierta intensidad, los episodios de contaminaci¨®n por nitratos se multiplican. El fen¨®meno no es demasiado complejo. Si la cantidad de nitr¨®geno que se aporta en forma de abono excede a lo que las plantas pueden asimilar, esta sustancia qu¨ªmica se acumular¨¢, en forma de residuo, en el suelo, desde donde ir¨¢ viajando hasta los acu¨ªferos o bien ser¨¢ arrastrada por la lluvia hacia los cauces, lagunas o embalses. Cuando la concentraci¨®n de nitratos excede de 50 miligramos/litro el agua se convierte en no potable, aunque puede seguir utiliz¨¢ndose en regad¨ªos, lo que supone un nuevo aporte adicional de esta sustancia a los cultivos, algo que suelen ignorar los agricultores por lo que, nuevamente, vuelven a abonar la tierra entrando en un peligroso circulo vicioso.
Simple desconocimiento
En la mayor¨ªa de los cultivos, por simple desconocimiento y tambi¨¦n por la presi¨®n interesada que ejercen algunas casas comerciales, se rebasan las cantidades de productos qu¨ªmicos recomendadas. En el caso de los nitratos, se considera que aplicaciones de 200 kilos de fertilizantes nitrogenados por hect¨¢rea y a?o son m¨¢s que suficientes para la mayor¨ªa de los cultivos regionales y, sin embargo, la media de aplicaci¨®n se sit¨²a alrededor de los 300 kilos, lleg¨¢ndose a utilizar hasta 500 kilos.
A¨²n cuando la capacitaci¨®n de los agricultores no ha dejado de mejorar en los ¨²ltimos a?os y, al mismo tiempo, son cada vez m¨¢s frecuentes las iniciativas que tratan de reducir el consumo de productos qu¨ªmicos en los cultivos, el mercado de la mayor¨ªa de estas sustancias no deja de crecer en Andaluc¨ªa, comunidad que ocupa, desde hace a?os, la primera posici¨®n en el consumo nacional de este tipo de productos.
En t¨¦rminos globales, sumando todas las familias de fitosanitarios que se destinan a la agricultura, la regi¨®n consumi¨® en 2002 un total de 37.404 toneladas, cifra que casi duplica la registrada en la comunidad valenciana (19.047 toneladas), que ocupa la segunda plaza en esta clasificaci¨®n. Y a¨²n se puede establecer otra llamativa comparaci¨®n: el volumen de fitosanitarios que se usa en Andaluc¨ªa equivale a la suma de lo consumido en Arag¨®n, Canarias, Castilla-La Mancha, Catalu?a, Extremadura y Murcia.
Las cr¨ªticas al abuso en la aplicaci¨®n de estas sustancias no s¨®lo se centran en las tareas agr¨ªcolas. Desde Ecologistas en Acci¨®n se insiste, un verano m¨¢s, en las "nefastas fumigaciones con herbicidas que se llevan a cabo en algunas carreteras", pr¨¢cticas que acaban con los setos que crecen en las m¨¢rgenes de estas v¨ªas y afectan, de manera negativa, a la fauna silvestre.
Los argumentos de los ecologistas son compartidos, incluso, por los cazadores que, a trav¨¦s de su federaci¨®n regional, se han opuesto a estos manejos ya que, en la mayor¨ªa de los casos, se llevan a cabo en primavera, cuando numerosas aves aprovechan estas manchas de vegetaci¨®n para nidificar.
Algunas especies son particularmente sensibles a este problema, como la perdiz, la codorniz o el cern¨ªcalo primilla, ya que dependen, en gran medida, de la despensa que le brindan estos peque?os oasis vegetales, cada vez m¨¢s escasos en los tecnificados campos de cultivo. Censos llevados a cabo en olivares que se cultivan de forma tradicional, sin recurrir a consumos desmesurados de sustancias qu¨ªmicas, revelan la existencia en los mismos de hasta 120 especies de plantas, unas 70 de animales vertebrados y 160 de invertebrados, lo que supone una llamativa tasa de biodiversidad.
En aquellas zonas de gran valor, como son las incluidas en espacios protegidos, los ecologistas proponen que el desbroce de las cunetas, cuando sea imprescindible por razones de seguridad vial, se haga de manera mec¨¢nica o manual, y no recurriendo a agentes qu¨ªmicos.
sandoval@arrakis.es
La vida en la cuneta
A juicio de Ecologistas en Acci¨®n, el impacto que la fumigaci¨®n de cunetas origina en numerosos puntos no se corresponde con los supuestos beneficios de estas pr¨¢cticas. "Teniendo en cuenta que la vegetaci¨®n que crece en los m¨¢rgenes de las carreteras se seca de manera natural cuando llega el verano, no tiene mucho sentido hacerla desaparecer con agentes qu¨ªmicos", se?ala un informe de este colectivo. "No ganamos seguridad contra incendios, ya que los restos atacados siguen siendo combustibles y quedan all¨ª, y tampoco ganamos en est¨¦tica pues se trata de una falsa limpieza que convierte lo verde en pardo", a?ade el documento.
Lo cierto es que estas peque?as manchas de vegetaci¨®n, como ocurre con los setos que se mantienen en determinadas zonas agr¨ªcolas o los bosques-isla que salpican algunas campi?as, se han convertido, a pesar de su reducido tama?o y aparente pobreza, en enclaves de un gran valor puesto que son frecuentadas por numerosas especies animales.
La Consejer¨ªa de Medio Ambiente, en cooperaci¨®n con los ecologistas, ha desarrollado campa?as en defensa de estas humildes parcelas del patrimonio natural.
La supervivencia de especies valiosas depende tanto de la protecci¨®n de aquellas grandes ¨¢reas en las que habitan o de los enclaves en los que nidifican como del mantenimiento de estos peque?os oasis.
De poco sirve, por ejemplo, preservar las zonas de nidificaci¨®n de los cern¨ªcalos primilla, situadas en edificios hist¨®ricos de numerosas ciudades, si en el entorno de estas urbes desaparecen las zonas de vegetaci¨®n silvestre asociadas a cultivos, cauces o carreteras, que es a donde los cern¨ªcalos se trasladan en busca de alimento.
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